Política
«Conspiranoico» vicepresidente
Quién iba a decir que, habiendo conquistado Iglesias «los cielos» en un santiamén, y reconvertido en «casta» dominante como vicepresidente todopoderoso –pues sin él no habría Gobierno, ¡no se olvide!– iba a ver conspiradores de poderes por todas partes, diversos y adversos, nuevos y «viejos»; confabulándose contra él y los suyos.
Si los primeros que conjuraron para vetarles la conquista alcanzada fueron «las cloacas del Estado» en conciliábulo con medios de comunicación y poderes financieros, ahora los conchabados son otros poderes innominados pero «viejos», en represalia por su actuación contra la Monarquía y en favor de la República. A juzgar por lo que vemos y leemos, el tronco común que conjura en su contra estaría formado por los medios de comunicación, que –cual pistola humeante– estuvieron entonces y estarían ahora junto a la justicia.
Otra posibilidad sería que no fuera así, y que lo sucedido fuera más prosaico y menos poético, tratándose simplemente del cumplimiento del deber establecido para una y otros: la justicia, de juzgar conforme a la ley; y los medios, de informar de lo que sucede. Quizás sería más sencillo mirarse en el espejo y comprobar los cristales rotos por el impacto del enorme salto que va de Vallecas a Galapagar. Es imposible vivir instalado en la contradicción cuando ésta se encuentra a la vista de todos, y son precisamente ellos, los votantes, los que deben permitir seguir viviendo así: «Alea jacta est». Mientras convenga a Sánchez.
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