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Gobierno

Sánchez busca «la bendición» del Papa Francisco

El presidente del Gobierno intentará «conquistar» al Pontífice, vinculando su nueva encíclica a la política social de Moncloa, en su audiencia del próximo sábado 24 de octubre

El Papa Francisco la semana pasada en una audiencia del Vaticano MAURIZIO BRAMBATTIEFE

El próximo sábado 24 de octubre el Papa Francisco recibirá en audiencia al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Palacio Apostólico Vaticano. Se trata del primer encuentro que mantendrá el jefe del Ejecutivo con el Santo Padre. Y es que, desde que el líder socialista llegara a Moncloa en 2018, su gabinete no había movido ficha para activar esta cita al más alto nivel. La máxima representación que hasta la fecha se había enviado a Roma fue en octubre del año pasado, cuando la vicepresidenta Carmen Calvo –responsable de las relaciones Iglesia-Estado– acudió en son de paz al consistorio en el que se impuso el birrete cardenalicio a los españoles Miguel Ángel Ayuso, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, y Cristóbal López, arzobispo de Rabat.

Con este encuentro, Sánchez buscaría una «bendición» mediática por parte del Papa en lo que a sus políticas sociales se refiere. Una cita que lejos de perjudicar esa máxima de aplicar la laicidad del Estado, podría ser también un guiño a sus electores, teniendo en cuenta que según un sondeo de la revista «Vida Nueva», ocho de cada diez votantes del PSOE se declara católico. De hecho, desde Moncloa se analiza en estos días a conciencia la nueva encíclica «Fratelli tutti» (Hermanos todos) para que el presidente pueda llegar a la audiencia preparado y pueda respaldar al Papa en la denuncia que hace del neoliberalismo, del derecho a la propiedad privada y a la libertad de empresa llevados al extremo, o de la defensa de las tres «T» de la dignidad según Francisco: techo, tierra y trabajo. Así, Sánchez podrá mostrar ante el Papa, algunas medidas que van en línea de la Doctrina Social de la Iglesia, entre ellas, el Ingreso Mínimo o la retirada de las concertinas de las vallas de Ceuta y Melilla. Ya en su cuenta de Twitter elogió hace unos días «Fratelli tutti» y la propia Calvo la utilizó como arma arrojadiza contra Vox en el Congreso el pasado miércoles.

Sería este el punto de partida para intentar «conquistar» a su anfitrión y conversar sobre la relación cordial de la vicepresidenta con la cúpula del Episcopado español, en la persona de su presidente y cardenal Juan José Omella, así como del secretario general, Luis Argüello, coordinador de las comisiones en las que ya se abordan los temas de fricción como las inmatriculaciones, la fiscalidad o la reforma educativa.

De la misma manera, será la ocasión para agradecer personalmente al Papa la no injerencia de la Santa Sede en el proceso de exhumación de Franco, así como dejar caer su intención de mantener en pie la cruz y la sacralidad de la basílica del Valle de los Caídos, pero solicitarle su apoyo para expulsar a los benedictinos. Así quedarían orilladas otras cuestiones más espinosas como eutanasia o el reciente anuncio de la reforma del aborto anunciado por la ministra de Igualdad, una práctica que precisamente el Papa califica en «Fratelli tutti» de «abominable».

Enfrente se encontrarán a un Papa con buen humor y cercano al que no será fácil «seducir», pues conoce de primera mano los movimientos del Gobierno. No solo porque esté al tanto por los cardenales Omella y Osoro, con lo que habla asiduamente y compartió dos largos encuentros hace tres semanas, sino porque semanalmente Jorge Mario Bergoglio se informa de la actualidad española por voluntad propia por medios de su confianza.

En cualquier caso, el «tú a tú» no comienza con buen pie, ya que Moncloa se adelantó una vez más a la minuciosa diplomacia vaticana que suele manejar los tiempos en el anuncio de estas citas públicas. El Ejecutivo filtró la audiencia, no siendo el primer desliz que comenten y que genera malestar en la Santa Sede. Hasta en dos ocasiones ha tenido que salir a matizar diversas intervenciones del Ejecutivo, un proceder inédito en la Santa Sede que rara vez rectifica las manifestaciones de las autoridades de un país.

Una cita exprés con agenda imprevista

Las fechas no cuadraban. Moncloa quería aprovechar el viaje de Sánchez a Roma el próximo martes para la cumbre entre Italia y España para encajar una cita con el Papa el miércoles. Imposible atender la petición ‘exprés’ por la apretada agenda de Francisco, pero una vez realizada y ofrecida como alternativa el sábado 24 de octubre, el Gobierno no podía echarse atrás. De esta manera, el presidente viajará en menos de cinco días a la capital italiana. Paralelamente, el martes la ministra de Exteriores, Arancha González, se verá con el secretario de Estado, Pietro Parolin -o lo que es lo mismo, el primer ministro vaticano-.
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