Gobierno

Sánchez se pone en campaña con los fondos europeos 

Moncloa lanza el «comité de la Verdad» mientras da un impulso estratégico a la política pos-pandemia

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a su llegada al Congreso de los Diputados, con motivo del Homenaje a Manuel Azaña en conmemoración del 80º aniversario de su muerte.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a su llegada al Congreso de los Diputados, con motivo del Homenaje a Manuel Azaña en conmemoración del 80º aniversario de su muerte.Dani Duch/La VanguardiaPOOL

Las comunidades autónomas y el ministro de Sanidad, Salvador Illa, cargan con todo el peso de la pandemia. Éste es el coste de la estrategia de Moncloa de convertir al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el mensajero de las buenas nuevas con una gira por toda España con los fondos europeos como cartel de presentación. Esta semana será decisiva en la evolución de las restricciones, el punto de inflexión en el que se testará si se confirman los temores autonómicos y también del Gobierno sobre que habrá que ir a la vía de los confinamientos domiciliarios por la mala evolución de las cifras de contagios.

Sánchez no quiere saber nada del virus. En Moncloa tomaron cuenta de que la figura presidencial no tenía nada que ganar en la bomba infecciosa de la Covid-19 y en medio del caos de la administración territorial le han preparado una agenda de comunicación y de propaganda en positivo digna de una buena campaña electoral. El objetivo es dar la vuelta a los estudios que siguen diciendo que, pese a que el presidente del Gobierno cedió el testigo a las autonomías en verano, todavía acumula un profundo desgaste por la gestión política de la Covid.

Pero, ojo, en Moncloa para nada dan la batalla por perdida y están centrados en la política. La Legislatura se decidirá en si se imponen las negras previsiones del PP, que coinciden con el clima pesimista económico y social reinante, o si, por el contrario, tienen razón quienes susurran al oído del jefe del Ejecutivo que con los Presupuestos pactados con la mayoría de la investidura y con los fondos europeos tiene ya ganado un segundo mandato.

Unos de los «fontaneros» del presidente cuenta que, en primavera, a más tardar, estará la vacuna, y dice que «el ahorro acumulado más la inyección europea» serán el alimento de una «recuperación explosiva» que consolidará la victoria de Sánchez en las próximas elecciones. Los recortes y ajustes, las decisiones impopulares, llegarían luego, en esa segunda Legislatura que dan por hecho, pero el interlocutor de Moncloa no habla sobre las decisiones impopulares necesarias para ajustar las cuentas públicas, y que sí se incluyen en los estudios y proyecciones de las principales instituciones privadas.

Con cifras no oficiales de muertos que podrían superar las 60.000 víctimas, la acción a izquierda y a derecha está instalada en la pos-pandemia: en cómo rentabilizar mejor en las urnas la España que salga de la Covid. El «fontanero» monclovita de Sánchez explica en su análisis que Ciudadanos es una pieza fundamental para el PSOE, aunque en esta Legislatura la mayoría de investidura tenga que seguir viva para mantener a su vez la estabilidad del Gobierno. Ciudadanos es la carta baja la manga de Pedro Sánchez para «bajar el precio de los apoyos presentes y futuros». Cuanto más aguante Ciudadanos, menos engordará el PP. Pero, además, Ciudadanos también es la baza para hacer sombra a Podemos. No hay nada que dé más vértigo en Unidas Podemos que la idea de un PSOE fuerte, que pueda utilizar de muleta a los naranjas y librarse de los morados para sostenerse en Moncloa.

El interés que hay detrás del pulso de Pablo Iglesias por arrinconar a Ciudadanos no es ideológico, aunque se vista como tal, sino de supervivencia política. El líder de Podemos necesita asfixiar a Ciudadanos para cortocircuitar a su vez cualquier plan B del PSOE para mantenerse en el poder. En sí, a día de hoy no hay ninguna encuesta que plantee ese plan B como verosímil.

Éstos serán los Presupuestos de ERC, no por la mesa de partidos, sino por las concesiones económicas y en inversión que saldrán de la negociación parlamentaria. Aunque en Moncloa siguen decididos a dar aire a Ciudadanos y los de Inés Arrimadas mantendrán su política de diferenciarse del PP por su disposición a pactar y a consensuar.

En medio del «teatro» los Presupuestos están condenados a estar sometidos una vez más a la clave electoral catalana. ERC necesita utilizarlos como el ejemplo de que su pragmatismo es el que desbloquea reivindicaciones enquistadas, y lo económico pesa tanto o más que el sueño independentista porque por esa vía también se hace «país». El Gobierno les dará lo que piden para que puedan utilizarlo electoralmente, a pesar de no tener para nada garantizado que ERC vaya a desentenderse de JxCAT si gana las elecciones. Más bien, la previsión es que sería lo contrario, aunque Moncloa dice creer en que los resultados de ERC y una suma con PSC y con los comunes puede dejar a los de Carles Puigdemont completamente fuera de juego.

La política pos-pandemia es la que explica todas las decisiones nacionales que se están tomando en la gestión de la segunda oleada del virus. Y ahí entra el bautizado por la oposición como «ministerio de la verdad». ¿Quién controlará al que controla? Para las mentiras e injurias están la ley y los tribunales. La iniciativa ha puesto de nuevo en alerta a Bruselas por el control político y la falta de independencia del órgano aprobado por una orden ministerial. La sospecha está en Podemos, pero en este caso para entender el origen del proyecto hay que mirar al complejo de La Moncloa que rodea al presidente del Gobierno.

El proyecto para luchar contra la mentira ha sido ya puesto en evidencia por Bruselas, donde se estudia, antes de entrar a valorarlo. Ya antes lo había desmontado el portavoz del PP en el Parlamento Europeo, Esteban González Pons. El Plan de Acción de Democracia, en el que el Gobierno ampara la iniciativa, no está aún ni presentado, y sólo de ser aprobado incluirá obligaciones para los Estados miembros. Pero en la orden publicada en el BOE se sitúa el punto de partida del proyecto en ese plan que todavía no está terminado, y del que sólo hay una comunicación que no es de obligatorio cumplimiento y que se centraba en las elecciones al Parlamento Europeo de 2019 y en los procesos electorales en general. El proyecto del Gobierno de coalición lo deja todo muy abierto, y es lo suficientemente confuso como para que la ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España, Arancha Gómez Laya, llegara a decir en Antena 3, en el programa «Espejo Público», que también vigilará los medios de comunicación españoles.