PP
Rajoy se blinda con su núcleo duro ante otra ofensiva de Luis Bárcenas
Génova deja solo al ex presidente y el PP cree que el ex tesorero guarda sus «armas letales»
La primera sesión del juicio en la Audiencia Nacional que vuelve a sentar en el banquillo a Luis Bárcenas, por el presunto pago de las obras de la reforma de la sede del PP con dinero de la supuesta caja B del partido, confirmó en la puesta en escena que el ex tesorero sigue jugando al ratón y al gato con el ex presidente del Gobierno Mariano Rajoy.
La conclusión inicial de lo visto y oído fue que Bárcenas puede ir de farol en su nueva amenaza de «tirar de la manta». Pero no están más tranquilos en la dirección nacional ni tampoco lo está Mariano Rajoy, aunque los discursos oficiales apunten en otro sentido. De hecho, Rajoy negocia y tantea con máxima discreción a quienes estuvieron en el núcleo de las decisiones del partido en su etapa como presidente para levantar un escudo frente a las «armas letales» que guarda Bárcenas para desplegar en este juicio en función de sus intereses procesales. Sí que no hay trasvase de comunicación ni de información reservada con la actual dirección que preside Pablo Casado.
El escudo de Rajoy tiene como vértice superior a quien fue secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal. Pero las negociaciones abiertas se mueven en varios planos, y no sólo son las que afecta a Rajoy con dirigentes de su generación señalados en los «papeles de Bárcenas».El ex tesorero mueve sus fichas en un proceso en el que la defensa, según la lectura política, presentará sus pruebas cuando considere oportuno: primero juicio mediático, las declaraciones, y después vendrá el juicio político. De momento, sólo se ha visto la puesta en escena de la función.
El desconcierto en el PP es total. La situación de la pandemia lleva a que los presidentes autonómicos estén ahora mismo centrados y preocupados en la gestión de la crisis sanitaria.Están más unidos que nunca, sin importar ideología, salvo alguna excepción, y más solos que nunca frente al Gobierno de Sánchez.
Bárcenas es un problema para la dirección nacional, aunque las líneas internas territoriales ardiesen ayer al ver cómo el «número uno», Pablo Casado, dejaba a los pies de los caballos a Rajoy en una entrevista con Carlos Alsina, en «Más de uno», en Onda Cero. Casado abrió incluso la puerta a echar a Rajoy del partido si se probaban los hechos de los que habla Bárcenas, Aunque para quitar fuerza a estas declaraciones, con efecto de terremoto dentro del PP, Casado precisó que hasta se expulsaría a sí mimo de su formación si hubiera motivos para ello.
Casado busca levantar un muro de protección para el PP y para la dirección que representa, pero no puede entrar al bulto desprotegido ni tirándose a todos los charcos. La entrevista se leyó dentro del partido como una maniobra de autoprotección, en la que entregó la cabeza de Rajoy «antes de tiempo», sin que haya cambiado ninguna circunstancia con respecto a la situación actual. En esta entrevista con Carlos Alsina, el líder popular sostuvo, por ejemplo, que no puede hacerse responsable del PP del 86, del 96 o del 2016. El líder popular sí reivindica lo bueno de la gestión de todos esos años, pero reniega de los escándalos de corrupción que van asociados a la generación de Aznar y de Rajoy.
Él sólo responde de lo que ocurrió en el partido desde que asumió la Presidencia en 2018. A lo que desde dentro del partido puntualizan que, cuando uno llega a la Presidencia, hereda lo bueno y lo malo. «Nunca, jamás, mi equipo ha hablado con delincuentes, nunca. Ni con éste [Bárcenas] ni con los que, espero que pronto, y acabando con esta década de minas, aparezcan».
El líder popular también aseguró que las siglas del PP no son responsables de lo que pasó hace tiempo, pero, sin embargo, no descartó cambiarlas ni tampoco cambiar la sede nacional del partido. Esta pregunta la dejó sin respuesta y se limitó a señalar que su partido merece la pena y que lo demás es una cuestión estética y formal porque el proyecto político va mucho más allá de la imagen.
Una losa muy pesada
Presidentes autonómicos y alcaldes de primer nivel coinciden en sostener que el resultado de los juicios pendientes, con la losa que representa el escabroso asunto de la «operación Kitchen», que señala también a Rajoy en primera persona, pueden obligar a una refundación del partido, que afecte incluso a la sede nacional, identificada en el imaginario popular con la corrupción de los últimos años.
En la entrevista en Onda Cero, el jefe de la oposición insistió, asimismo, en el mensaje de que los militantes le eligieron para depurar a la cúpula anterior justo en un momento en el que él iba a abandonar la política. Su elección fue fruto del acuerdo al que llegó con Cospedal para bloquear la lista de la ex vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Sin ese acuerdo, Casado no habría conseguido nunca imponerse en el congreso que certificó la sucesión de Rajoy.
Por otra parte, el líder popular anticipó el discurso que prepara la dirección popular para el próximo domingo, en el caso de que se confirmen los malos pronósticos de los trackings de última hora que manejan los partidos. Estos trackings confirman que al PP le puede ir mal el 14-F, que el candidato socialista se desinfla, y que el independentismo sigue tirando al alza.
Casado culpó al Gobierno y a la fiscal general del Estado, Dolores Delgado, de que la campaña para las elecciones catalanas coincida con la confesión de Bárcenas, a pesar de que la fecha del juicio por el presunto pago de las obras de la reforma de la sede del PP con dinero de la supuesta caja B del partido no dependa del Gobierno. La fecha no depende del Gobierno. Pero el Gobierno sí tiene buena información y pese al pinchazo de la primera jornada del juicio, la euforia no la disimulan.
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