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Estrategia

Pedro Sánchez activa una operación estética tras el golpe de las elecciones en Madrid

El presidente responsabiliza a Gabilondo y Tezanos para eludir la autocrítica y resistir. Alarma en el PSOE que habla de «humillación» y precipita el relevo de Díaz

Moncloa está ya en la operación de reinventarse a un nuevo Pedro Sánchez. Todas las miradas apuntan a Moncloa, como responsable de la sonora debacle del PSOE en las elecciones de Madrid. Y en Moncloa se lavan las manos con la seguridad de saber que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene un control absoluto sobre el partido. Si desde fuera señalan, principalmente, a su jefe de Gabinete, Iván Redondo, desde ese Gabinete se sacuden responsabilidades para descargarlas sobre el candidato socialista, Ángel Gabilondo, y, por supuesto, sobre el director del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), José Félix Tezanos. Son las únicas «cabezas» que la línea oficial «monclovita» ofrece en pago al batacazo, mientras en paralelo trabajan ya en una nueva «operación estética» de rescate del «sanchismo», reinventado por enésima vez para resistir a las circunstancias.

La clave de la lectura interna está en que las elecciones han evidenciado el coste de la coalición con Podemos y de los acuerdos con los independentistas. Hasta dentro del Gobierno lo reconocen: «la estabilidad en Madrid tiene un alto precio, los pactos sólo han servido para mejorar resultados en Cataluña, pero en el resto de España es una sangría. Galicia, País Vasco y, ahora, Madrid». La cosecha es dramática, y Sánchez tiene que elegir entre «salvar al Gobierno», y mantener su estabilidad parlamentaria, «o salvar al PSOE», y aparcar esas compañías tóxicas que le separan del centro.

La «operación estética» para dar entidad al nuevo «sanchismo» incluye el objetivo de estabilizar la coalición, ahora que Pablo Iglesias ya no está, reactivar al partido, acertar con la toma del poder en el PSOE andaluz y buscar un golpe de propaganda en el debate del estado de la Nación.

En Moncloa creen que no es momento de hacer mudanzas en el Gobierno, y menos sin terminar con los objetivos de vacunación. Y buscan, asimismo, cómo sellar la cuadratura, imposible, de ese círculo que une el necesario giro al centro, para salvar al PSOE, y la generación de nuevas complicidades con la izquierda de Podemos y con los socios nacionalistas e independentistas. La audacia temeraria de Sánchez hace que ni siquiera en su Gabinete se atrevan a apostar por dónde va a buscar la salida a esta crisis que le obliga a recomponer el Gobierno y las alianzas, y a ganar impulso político sin que la interferencia de Cataluña ponga sordina al «marketing» oficial.

Que Iglesias ya no esté «no implica» que Podemos vaya a dejarse domesticar por Sánchez, advierten desde la cuota morada en el Ejecutivo de coalición. El presidente gana autoridad dentro del Gobierno, pero, si los morados quieren sobrevivir como marca, no tienen más remedio que mantener la radicalización, aunque la envuelvan en formas distintas a las de Iglesias.

«El PSOE tiene una situación imposible en el Congreso, por lo que, bajo los análisis en caliente por la derrota electoral. y el juego de hipótesis sobre crisis de Gobierno o supuestos cambios de alianzas, la única salida a mano que le queda a Sánchez es resistir con estos Presupuestos, y estirar todo lo posible la goma de los fondos europeos». La ministra que se explica en estos términos, añade: el «sanchismo» buscará ganar tiempo, ahí está «su manual de resistencia».

Aunque el discurso oficial también disfrace la preocupación por Más Madrid, sí hay inquietud dentro del PSOE por la evolución de esta fuerza que dirige Íñigo Errejón. Sobre todo, entre aquellos que están más informados de lo que está ocurriendo en el resto de Europa. Más Madrid es una copia del partido de los verdes europeos, una izquierda alternativa, ecologista, feminista, moderna, alejada del leninismo carca de la pancarta con la que se ha asociado a Pablo Iglesias. Este fenómeno está en alza en países de nuestro entorno como Austria o Alemania. «Ojo a Errejón. A ver si nos vamos a perder ahora en celebrar el funeral de Iglesias y no nos damos cuenta de que nos está creciendo otro problema», sentencian desde una de las Presidencias autonómicas del PSOE.

La conclusión del 4-M es bastante parecida en Moncloa y en el PSOE, aunque planteen distintas soluciones. La colaboración del socialismo con la izquierda morada no les está dando ningún fruto, ni a ellos ni tampoco a los de Podemos. Como tampoco la compañía de Bildu o de ERC. En Cataluña, el Gobierno independentista se negocia en la cárcel, y no incluye el tripartito al que también, en su día, Moncloa fio toda su propaganda política.

Con Iglesias fuera, el refuerzo de Sánchez se confía al doble objetivo de terminar con la jaula de grillos del Consejo de Ministros y poner sordina a las subidas de impuestos con la vacunación y los fondos europeos. Bruselas reclama que España se prepare para recuperar varios puntos de su PIB, por sus obligaciones con su deuda y con su déficit, y esto sólo puedo hacerlo con impuestos o recortando gasto –pensiones. O quizás por las dos vías: primero, los impuestos, y, luego, los otros ajustes.

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