Estrategia

Yolanda Díaz pasa página y fija su siguiente objetivo: la subida del salario mínimo

La negociación arranca mañana al mismo tiempo que Podemos contraprograma con la reforma fiscal con un gran acto que girará en torno al lema «Impuestos para los Ricos»

Yolanda Díaz, durante el Pleno del Congreso de los Diputados en el que se convalidó la reforma laboral
Yolanda Díaz, durante el Pleno del Congreso de los Diputados en el que se convalidó la reforma laboralAlberto R. RoldánLa Razón

Yolanda Díaz no mira atrás. No puede, no tiene tiempo que perder. Han pasado sólo 48 horas desde que se convalidara la reforma laboral que evidenció la debilidad del bloque de investidura. Y este mismo lunes comenzará el que será su segundo gran reto en el ecuador de la legislatura. La vicepresidenta ha logrado el aval del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para subir el salario mínimo interprofesional para 2022.

De momento, los empresarios se inclinan por no apoyar la nueva subida, pero en el Ministerio de Trabajo confían en la capacidad negociadora de la dirigente gallega. Para ello creen que sí recabarán el apoyo de los socios de investidura, a pesar de que las relaciones se tornan hoy tensas. Es la «ministra del consenso», presumen en el ministerio, y con estos mimbres se prepara para el siguiente asalto. Díaz convocó la mesa del diálogo social con sindicatos y patronal para este lunes siete de febrero. Fue significativo el momento de su anuncio: en su visita oficial a Barcelona para reunirse con los sindicatos catalanes con el fin de elevar la presión sobre los republicanos para arrancar el voto favorable a la reforma laboral.

El resultado del futuro pacto que logre puede entenderse como un aval definitivo para impulsar el proyecto político que la vicepresidenta todavía medita si liderar. Y es que las luchas partidistas que arrojan la última negociación en el Congreso interfieren directamente en la decisión final que adopte. Un escenario que, insisten en su entorno, todavía no está definido porque no ha tomado la decisión de si presentarse o no como candidata para 2024. De hecho, debería haber iniciado ya su proyecto de escucha; sin embargo, la negociación para la reforma laboral lo cambia todo. Ahora, más aún tras la votación, seguirá tomándose su tiempo para decidir.

Y es que el «no» de los socios a la reforma laboral ha alterado el escenario. Ha sido un mes y medio de conversaciones y reuniones sin fin con los grupos parlamentarios después de que en diciembre el Ejecutivo cerrara la reforma laboral con patronal y sindicatos. Un texto del que no se podía tocar ni una coma y que provocó el rechazo de nacionalistas e independentistas. Es esa foto del «no» la que queda, tanto para la imagen del Gobierno como para la de su proyecto personal, pero no es un final, ni una derrota, según entienden en su equipo. Supone un punto de inflexión para la vicepresidenta y puede entenderse como la primera «mancha» del camino presidencialista que está elaborando para acaparar al votante de centro e izquierdas. En el ministerio ponen el énfasis en que su convalidación deja atrás «la precariedad». No esconden su enfado ante lo que fue entendido como un «no» a ella misma y no a la reforma. El propio Gabriel Rufián denunció que él «no votaba proyectos personales». En Trabajo contestan que parece que todos han tenido cálculos electoralistas menos la vicepresidenta, que recalcan que todavía no ha decidido su futuro. Pero, fuentes de ERC aseguran que desean que ese proyecto transversal salga adelante bajo su figura, algo que, tras las escenificaciones políticas, parece una ironía.

La vicepresidenta emprenderá la negociación de la subida del SMI el mismo día que Podemos ha decidido rescatar una de las medidas que ha causado la división en el seno del Gobierno de coalición. Han preparado un gran acto junto al ex líder del Partido Laborista Británico Jeremy Corbyn, que girará en torno a la justicia social y fiscal con el lema «Impuestos para los Ricos». De esta manera tratarán de presionar con cambios en política fiscal. En la parte socialista optan por esperar al informe que prepara el equipo de expertos de Hacienda y son extremadamente cuidadosos. Rechazan la propuesta morada de sustituir el impuesto sobre el patrimonio por un nuevo impuesto sobre las grandes fortunas o el incremento en el tipo impositivo de las empresas eléctricas.

La relación con Podemos

Al margen del fondo del debate entre PSOE y Unidas Podemos, se trata de un nuevo acto con el que «contraprograman» la acción de la vicepresidenta y que vuelve a demostrar la distancia y la descoordinación existente entre las ministras de Podemos y la vicepresidenta, que no tiene cargo orgánico –ni quiere– en el partido morado. Ya el pasado jueves, en el día más importante para Díaz, ni la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, ni la titular de Igualdad, Irene Montero, la arroparon. Permanecieron apenas 40 minutos durante su debate y regresaron para la votación. El motivo: habían programado un acto para explicar la ley de Familias, dependiente de Asuntos Sociales, donde aprovecharon para reclamar los titulares al anunciar un permiso retribuido para cuidar de los familiares. Algo que no pasó desapercibido en el entorno de Díaz. Tampoco el hecho de que públicamente solo la defendiera la diputada de En Comú Podem Aina Vidal, que interpeló a los socios por votar en contra, a pesar de que en el pleno también se encontraba Pablo Echenique, portavoz morado que habitualmente defiende los programas de Gobierno. Hasta en las filas republicanas causó asombro la soledad a la que expusieron a la dirigente gallega, que sí fue arropada por ministros socialistas. «Hay silencios que son muy elocuentes», precisan. Y es que en el partido creen que solo debería haber salido con el bloque de investidura. «Hay malestar por la negociación», admiten en privado.