Campaña

El PSOE se centra en el «votante moderado» para dar el vuelco el 13-F

Sánchez aumenta su implicación en campaña con un acto fuera de agenda y Moncloa traslada el mensaje de que «hay partido», movilizando más allá de la izquierda, ante el auge de Vox

Del «Somos la izquierda» al somos el «centroizquierda». El PSOE intenta el enésimo giro a la centralidad en la recta final antes de las elecciones en Castilla y León. Una estrategia que no es nueva y que tiene vocación de «ensanchar mayorías» para conseguir ampliar su base electoral. Sin embargo, hasta el momento no se puede decir que haya sido un movimiento efectivo. Pedro Sánchez ya lo intentó en 2019, renegando de su relación con los independentistas y fue entonces cuando aseguró que no concedería los indultos o que traería de vuelta al fugado Carles Puigdemont. También se lo propuso Ángel Gabilondo en la primera parte de la campaña del 4-M, rechazando un futuro entendimiento con Pablo Iglesias. Ahora la historia se repite. No es baladí que la reforma laboral, negociada con Ciudadanos para «preservar» lo acordado con la patronal, se aprobara en plena campaña. Ambos actores marcan su impronta en la ley estrella del Gobierno y buscan centrar la posición de Sánchez en vísperas del 13 de febrero. No es el único dato que apunta en esa dirección.

En el PSOE ven que sus encuestas reflejan un PP «desinflado» que acusa ya el desgaste de una campaña que se le está haciendo «demasiado larga» para unas elecciones que fueron convocadas con «excusas peregrinas». En Castilla y León el Ejecutivo mantiene vivo el argumento del «cambio de ciclo» después de 35 años de gobierno del PP y ha reactivado su tradicional apuesta de azuzar el miedo a la «extrema derecha». «Cuatro años más de PP son malos, pero cuatro años más de PP y Vox son peores», aseguran desde Moncloa, donde hablan de «simbiosis total» entre las dos fuerzas políticas, «como pudo verse en la celebración en el Parlamento cuando pensaron que la reforma laboral había decaído». Las declaraciones de Isabel Díaz Ayuso y María Dolores de Cospedal esta misma semana, allanando la entrada de la formación de Santiago Abascal en un futuro ejecutivo, se entienden en el cuartel general socialista como un «regalo» que están dispuestos a aprovechar en esta recta final de la campaña, ya se pudo observar en el último debate electoral, donde se han fijado como objetivo movilizar a los suyos, pero también al votante «moderado».

Fuentes socialistas aseguran que la tendencia que perciben en sus encuestas es que «el PSOE está recuperando espacio» y exhiben la apuesta por la recuperación de derechos que está haciendo el Gobierno de coalición, en contraposición al modelo del PP, como mejor ejemplo de su estilo de gestión. Este despliegue legislativo, con hasta 60 leyes, es el cebo transversal para lograr seducir al centro. «Nos presentaremos con la hoja de servicios», señalan, asegurando que lo que arrojan las encuestas –que, salvo el CIS, no les ubica en primera posición– es «solo una tendencia». «Somos el centroizquierda», se redefinen ahora en el PSOE, asegurando que es posible crecer en ambos espectros el 13-F ante la amenaza de un futuro gobierno del PP con Vox.

«Lo vemos cerca»

La campaña de los socialistas ha ido de más a menos. En sus albores se daba por sentado que sería difícil reeditar la gesta de ser primera fuerza y se aspiraba a lograr una mayoría de izquierdas lo suficientemente representativa como para obligar al PP a retratarse con Vox. De este modo, los populares tendrían que definir su relación con un socio incómodo, lo que condicionaría las futuras convocatorias electorales. Sin embargo, la sensación que se percibe en las filas socialistas es ahora bien distinta. Diferentes interlocutores trasladan que «hay partido» y están dispuestos a salir a jugarlo. Empezando por el propio presidente del Gobierno.

Pedro Sánchez había medido al milímetro su implicación en la campaña del 13-F para evitar que una derrota socialista se personificase en su figura y fuera un elemento de desgaste añadido. Las percepciones han cambiado tanto que el jefe del Ejecutivo decidió a última hora del miércoles participar ayer en un acto extra, fuera de la agenda de intervenciones prevista y que se cerraba el viernes con el broche final en Valladolid. Sin embargo, las expectativas han mejorado –«lo vemos cerca», dicen fuentes socialistas– y esto empujó a Sánchez a acompañar ayer en Burgos al candidato Luis Tudanca, que jugaba en casa, y al ex presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. No es el único desembarco, hasta cuatro ministros participaron ayer en actos de campaña.