Diplomacia

España apremia a Bruselas y Gibraltar tiene un plan B por si no hay acuerdo

El Peñón se encuentra en un limbo jurídico al no pertenecer a la UE, pero tampoco se le aplica Schengen

Una mujer con un carrito de bebé camina por las calles de Gibraltar
Una mujer con un carrito de bebé camina por las calles de GibraltarCRISTINA QUICLERAFP

El optimismo que se transmite en relación con el futuro tratado entre la Unión Europea y Gibraltar no se respira en las calles de La Línea, donde los empresarios y trabajadores muestran su «preocupación» ante la celebración de varias rondas de negociación entre Bruselas y Reino Unido que, de momento, no llevan a ningún acuerdo. La espera se está haciendo larga y el peor de los escenarios ya no es tan disparatado. De hecho, el Ejecutivo de Fabián Picardo prepara el terreno por si no hay acuerdo.

España quiere que se cierre cuanto antes el capítulo interminable que se abrió para Gibraltar tras el Brexit. El 96% de los gibraltareños votó por la permanencia en la Unión Europea en el referéndum de 2016, en parte porque sus ciudadanos temían las duras consecuencias de la salida, que a día de hoy todavía se están negociando. La frontera entre España y Gibraltar es la única terrestre, junto con la de Irlanda, que existe ahora entre el Reino Unido y la UE. A diario es cruzada por 15.000 trabajadores, de los que más de 10.000 son españoles de una zona como la del Campo de Gibraltar, donde pocas veces se baja de una tasa de paro del 30%. Por lo tanto, para España también hay mucho en juego. Más allá de la cuestión de la soberanía, el Brexit obliga ahora a Madrid y la Roca a encontrar una solución pragmática de convivencia.

En Nochevieja de 2019, España y Reino Unido alcanzaron un acuerdo en virtud del cual España dijo haber llegado a un entendimiento con el Reino Unido para suprimir las barreras terrestres y adelantó que agentes de la Agencia europea de control de Fronteras (Frontex) asumirían el control de las entradas y salidas por el aeropuerto y puerto de Gibraltar por un periodo inicial de cuatro años. Sin embargo, el visto bueno de los Veintisiete y Reino Unido no llega.

Durante su viaje a Bruselas esta semana, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, se reunió con el comisario de Relaciones Interinstitucionales, Maros Sefcovic, responsable de las relaciones con los británicos, al que reclamó que se intensifiquen los encuentros con Reino Unido y le presentó la «propuesta global española» para el Peñón y la zona del Campo de Gibraltar. Por primera vez desde hace dos años, el posible acuerdo parece más cerca que nunca, aunque para muchos vecinos llegará tarde.

Loren Periáñez, empresario linense, asegura a LA RAZÓN que ahora mismo están «muy preocupados» porque se «están agotando los plazos y esto no termina». Una situación, que según denuncia, perjudica la inversión porque no «hay un marco jurídico para las empresas». «Pedimos que se prioricen los intereses a ambos lados y que el acuerdo garantice la fluidez y libre circulación de mercancías». La situación en el paso fronterizo –describe– roza el caos, dependiendo de la hora en la que se cruce. «Hay unas colas enormes y la hostelería y el comercio de La Línea lo está notando muchísimo porque los llanitos no vienen». Periáñez no esconde su nerviosismo ante la posibilidad de que no haya un acuerdo antes de que finalice el año porque, de lo contrario, la economía local se resentiría todavía más.

Desde la Asociación de Trabajadores Españoles y Fronterizos en Gibraltar confían en que el acuerdo llegue pronto. Su portavoz, Juan Uceda, asegura que «si hay Brexit duro con Gibraltar y las relaciones entre Reino Unido y España empeoran, asistiríamos al peor escenario desde el cierre de la Verja». Se refiere al cierre total que se produjo el 8 de junio de 1969 cuando Franco decretó el cierre como medida de respuesta a la entrada en vigor en la colonia de una Constitución propia. «Hay mucha incredulidad por la demora», sentencia.

Por su parte, el alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, reclama más información sobre el contenido de la negociación. «Nosotros, el Campo de Gibraltar, no tenemos información del Gobierno de la Nación», describe. En su opinión, la ausencia de representantes de esta zona en las negociaciones hace que «se alejen las legitimas aspiraciones del Campo de Gibraltar y se tenga en cuenta solo los intereses de Estado, que muchas veces no coinciden con los de parte de la población», puntualiza.

El plan B de Gibraltar

Ante este escenario, el Peñón mueve ficha y prepara a las empresas para el posible fracaso de la negociación. En una nota técnica, Picardo presenta su plan: «Resultado no Negociado» (Non-Negotiated Outcome, NNO, en inglés). «Debemos estar preparados para abandonar la negociación». Con esta lapidaria frase, el Gobierno de Gibraltar advierte a España y a la Unión Europea de las posibles consecuencias de que no haya acuerdo. Avisa a las empresas de que los controles serán sistemáticos y exhaustivos, por lo que cabe esperar, por ello, colas de varias horas en la frontera. La demora se agravaría en horas punta. Recomiendan, en este sentido, planificar turnos para que los trabajadores españoles no tengan que cruzar la Verja en horas punta. Otro de los planes previstos está relacionado con el personal sanitario español que trabaja en Gibraltar. El Gobierno de Picardo asegura que dispone de planes para, en caso de emergencia, alojar a un número suficiente de estos operarios. «Perderíamos trabajadores que alquilan y consumen en España. Este escenario le haría un flaco favor a la economía de La Línea», indican desde la Asociación de Trabajadores Españoles y Fronterizos en Gibraltar.

Respecto al movimiento de mercancías, el Ejecutivo de Picardo señala que a diferencia del Reino Unido, «nunca formó parte de la Unión Aduanera de la UE», por lo que «Gibraltar ya era tratado como un tercer país a efectos de todo el comercio de mercancías con la UE». Esto significa que opera como si no hubiera acuerdo, por lo que no prevén ningún cambio en la legislación en caso de caos. Otro de los puntos está relacionado con los residuos ya que el Peñón exporta la mayoría para su tratamiento en instalaciones autorizadas en España. Los operadores gibraltareños están legalmente capacitados para exportar residuos, por lo que una falta de acuerdo no debería cambiar esto. Sin embargo, como es prudente, el Gobierno de Gibraltar está explorando otras opciones para la exportación de residuos. Por último, en lo que respecta tanto a los servicios financieros como al juego online, los dos sectores que más contribuyen a la economía de servicios de Gibraltar, hay que recordar que el Peñón es la única jurisdicción que se ha asegurado un acceso específico y garantizado al mercado británico tras la salida de la Unión Europea.