El pueblo con la mina de plata más grande de España

España tiene una historia muy ligada a los recursos minerales: sus buenos yacimientos convirtieron la Península Ibérica en un enclave atractivo para algunos de los pueblos más destacados del mediterráneo en la Antigüedad (como los Fenicios) y, bastantes siglos más tarde, ya en plena Edad Moderna, el Reino de Castilla se embarcó en una aventura marítima que le llevó al descubrimiento de América y, de ahí, a la explotación de inmensas minas con un alto valor económico.

De hecho, una de las minas más conocidas de la historia de España es el Cerro Rico de Potosí, descubierta en 1545 en el actual Perú, a casi 5.000 metros de altura. La explotación del Cerro Rico de Potosí, que supuso un fuerte cambio para la historia de la economía (en opinión de muchos historiadores económicos) porque generó una enorme abundancia de dinero y derivó en la conocida “revolución de precios” que disparó la inflación, se ha convertido en la mina de plata más grande en la historia de España, aunque ya no se encuentra dentro de nuestras fronteras. En la actual España, la mina de plata más grande se halla en el pueblo de Hiendelaencina, un municipio de poco más de 100 habitantes de la provincia de Guadalajara.

Su alcalde, Mariano Escribano, lleva años luchando contra la despoblación tratando de darle un impulso a un pueblo que se encuentra a escasos 120 kilómetros de Madrid. Y una de las vías para reimpulsar el pueblo pasa por convertir lo que queda de la mina en un reclamo turístico. Con ese propósito, se van a invertir 2,3 millones de euros (procedentes del Gobierno, la Junta y la Diputación) para que los ciudadanos puedan acceder hasta el corazón de la mina y visitar sus entresijos. “Espero que en dos años estén las obras terminadas y se pueda acceder”, señala el alcalde a este diario.

No obstante, Escribano lleva ya más de diez años buscando la manera de reivindicar y divulgar el pasado minero del pueblo. Así, ya en 2011, levantó un monumento al minero a la entrada del pueblo y empezó los trabajos para que cinco años más tarde, en 2016, se abriera el museo: el Centro de Interpretación el País de la Plata, que consta de dos plantas y permite al visitante conocer de primera mano la historia de la minería de la plata en Hiendelaencina. Tras haber dado estos pasos, el alcalde quiere ir más allá con la habilitación de pasos subterráneos para que los visitantes puedan acceder a los entresijos de la mina, aunque eso no llegará previsiblemente hasta 2025 (se requieren también informes de cómo están las minas y del impacto medioambiental). Esta obra permitirá atraer a turistas, pero también a centros docentes y de investigación (algo que también facilitará la cercanía de Madrid).

Hiendelaencina se encontró con la plata en 1844 gracias al descubrimiento del aficionado a la geología Esteban Górriz. El impacto económico y demográfico fue brutal: el pueblo pasó de tener 200 habitantes a alcanzar los 5.000 habitantes (según el censo de 1857). Al pueblo llegaron “mineros, comerciantes, albañiles, herreros, mecánicos, farmacéuticos, médicos”. “La estructura del pueblo cambió, se extendió con un nuevo urbanismo, casas de dos plantas, una nueva iglesia, ayuntamiento o tiendas”, explican desde el centro de interpretación. Sin embargo, tras esa explosión, la decadencia empezaría a llegar entre 1916 y 1925 y, durante las siguientes décadas, el pueblo se fue viniendo a menos hasta convertirse nuevamente en un pueblo esencialmente ganadero y agrícola.

Actualmente, apenas supera los 100 habitantes, pero sigue disponiendo de buenos servicios, ya que tiene centro médico, una farmacia y varias tiendas, además de un restaurante. El cierre de la mina se debió al bajón que dio el precio de la plata hace 40 años, cayendo de 1,50 dólares el gramo a menos de 0,25 (actualmente está en torno a 0,75), lo que hizo inviable económicamente seguir explotándola. “No se ha sacado ni el 50%”, señala el alcalde, por lo que todavía podría extraerse más plata.