Investidura

Aragonés: mutismo ante Sánchez, ataques a Feijóo

ERC y Junts, actores necesarios para la investidura del líder del PSOE, se refugian en el «silencio total»

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y la consellera de Presidencia, Laura Vilagrà, ayer
-El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (i), y la consellera de Presidencia, Laura Vilagrà (d), a su llegada a la reunión semanal del Govern, celebrada este martes, en plenas negociaciones para una investidura de Pedro Sánchez a quien ERC y Junts exigen, para apoyarle, una ley de amnistía y avanzar hacia un referéndum de autodeterminación. Toni AlbirAgencia EFE

La callada por respuesta. Tras la intervención del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, los dos actores necesarios para su investidura se refugiaron en el «silencio total», como dijeron a LA RAZÓN fuentes de Junts o «no reaccionamos a la normalidad institucional a la que ha apelado el candidato al anunciar que se reúne con los grupos políticos», según fuentes parlamentarias de Esquerra Republicana.

Como ha venido afirmando este periódico, el verbo inflamado del independentismo iba a moderarse tras las celebraciones de la Diada del 11 de septiembre y la conmemoración del 1 de octubre. Y así ha sido. Carles Puigdemont ya puso agua al vino el mismo 1 de octubre cuando no mentó el referéndum de autodeterminación. Al día siguiente, la secretaria general de ERC, Marta Rovira, defendió que como mínimo Sánchez debería asumir el compromiso de llevar el debate sobre el referéndum a la Mesa de Diálogo pactada en 2019. Esta mesa, convocada de forma irregular estos años, ha sido el punto de fricción más importante entre ERC y Junts. Ayer la moderación del independentismo se tradujo en un silencio sepulcral.

«Pedro Sánchez ha dicho que ahora es la hora de la política y de la generosidad. Nosotros siempre hemos estado en la política y estamos encantados de que algunos se apunten ahora», dicen desde ERC en clara referencia a los junteros. «Si ahora se suman, mejor que mejor», añaden. Ambos partidos además anuncian que las negociaciones «serán discretas» porque el ruido es «un mal consejero».

Esta calma contrasta con la beligerancia del Govern contra los convocantes de la protesta del 8-O

Esta posición de calma y cautela contrasta con la beligerancia del Govern contra los convocantes de la manifestación del 8 de octubre a la que asistirá Alberto Núñez Feijóo, Santiago Abascal o Isabel Díaz Ayuso bajo el lema «No en mi nombre». La portavoz del Govern, Patricia Plaja, arremetió contra la protesta en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno: «La manifestación de este fin de semana no es a favor de nada, es en contra de los catalanes. Queda claro quién la convoca y quién ha confirmado su asistencia».

La portavoz del Ejecutivo catalán arremetió directamente contra Feijóo instándole a reflexionar «qué le está trayendo haberse convertido en una derecha extrema que va de la mano de la extrema derecha». La manifestación ha sido convocada por Sociedad Civil Catalana, que hoy tiene poco que ver con la potente organización que convocó la masiva concentración de 2017. Los ataques de la portavoz de Pere Aragonés se producían en paralelo al ataque que radicales independentistas pretendían realizar –utilizaron bombas fétidas– contra un tenderete de la organización constitucionalista S’ha Acabat. Los incidentes no fueron a más porque los Mossos lo impidieron con un cordón policial entre ambos grupos.

Carles Puigdemont tampoco reaccionó ante el discurso de Sánchez pero sí lanzó un tuit a primera hora de la mañana recordando la huelga general del 3 de octubrey arremetiendo contra el Rey Felipe VI que ese mismo día realizó un discurso institucional. «Felipe VI decidió poner a la Corona a la cabeza de la represión y envió en directo un mensaje claro a la población catalana: que iría a por ellos». El mensaje en la red social X iba ilustrada con una foto de Felipe VI boca abajo. Sobre Sánchez, silencio.

Sin embargo, esta actitud de Puigdemont no le libró de las duras críticas del independentismo más radical. La CUP se siente utilizada porque la resolución que aprobó el Parlament se ha convertido en papel mojado en apenas cuatro días. «Deben cumplir la resolución», decía el portavoz de los anticapitalistas, en referencia a Junts y ERC. La CUP fue la única organización independentista que reaccionó a las palabras del candidato Sánchez. El portavoz de la izquierda radical exigía «una pregunta y una fecha» de votación. No quedaba claro si la exigencia se dirigía a los partidos independentistas mayoritarios o a PSOE y Sumar.

Puigdemont tampoco reacciona ante Sánchez pero sí arremete contra Felipe VI

Pero la nota más sonada de la jornada es el divorcio patente entre Carles Puigdemont y la eurodiputada y compañera de fatigas del expresidente fugado, Clara Ponsatí, que volvió a cargar contra ERC, contra Junts y contra el propio Puigdemont. En una entrevista en el digital Vilaweb, Ponsatí arremetió contra los contactos para investir a Sánchez: «Cualquier negociación que se haga ahora será una negociación para volvernos a capturar dentro de la política española, y eso no hace avanzar al independentismo». Y no solo eso, reivindicó que el movimiento independentista necesita «un liderazgo político dispuesto» a poner en práctica los resultados del referéndum ilegal del 1-O de 2017. O sea, Ponsatí cada día se perfila como la líder de una candidatura auspiciada por la ANC contra los partidos tradicionales, lo que se denomina «el cuarto espacio» en el argot independentista.

Hoy empezarán formalmente las negociaciones. Junts y ERC dispuestos a entrar en el debate, con su silencio ensordecedor, al tiempo que focalizan la tensión contra PP y Vox en un intento de evitar el protagonismo del independentismo más radical.