Política

Elecciones generales

Así llega cada partido a las elecciones del 28-A

Fotos: C. Pastrano, L.Diaz, R. Mondelo, Efe
Fotos: C. Pastrano, L.Diaz, R. Mondelo, Efelarazon

PP: Sobrevivir a la herencia

El tiempo, o mejor dicho, la falta de tiempo ha pesado sobre la capacidad de Pablo Casado para manejar esta campaña electoral. Diez meses después de haber sido elegido como presidente del PP, el nuevo equipo ha tenido que dar formar a un nuevo partido y cargar a cuestas con la herencia recibida para disputar el Gobierno al PSOE y el liderazgo de la derecha a dos competidores que fueron haciéndose grandes en la última etapa de mandato de Mariano Rajoy. Ha sido una campaña difícil, en la que la cúpula popular ha tenido que ir sorteando las dificultades externas, la debilidad de la estructura del partido que se han encontrado y la falta de experiencia. Génova optó por ir a buscar el cuerpo a cuerpo con Pedro Sánchez, con dureza, y esquivar la confrontación con sus dos potenciales socios, Ciudadanos y Vox. Y así se ha mantenido hasta esta última semana, en la que Albert Rivera les ha obligado a girar sus golpes hacia la formación naranja para recuperar protagonismo frente a sus andanadas y su decisión de saltarse todas las reglas para remontar puestos en las encuestas. En el PP hay discrepancias sobre la estrategia, sobre si es acertada o no la imagen de giro a la derecha, y sobre otras cuestiones de fondo, pero nadie puede echarle en cara al líder popular que no se haya dejado la piel para intentar movilizar al electorado del centro derecha. Ha hecho una campaña muy intensa, en la que ha ido moderando algunas posiciones, principalmente sociales, a medida que se acercaba el domingo electoral. En Génova cierran la caravana convencidos de que la presión de Vox no dejaba en estos momentos alternativa al camino elegido. Saben que este domingo el PP se juega su futuro político dentro del centro-derecha, pero en sus decisiones han intentado blindar el futuro del liderazgo de Casado. La confianza en las posibilidades de sumar una mayoría alternativa con Ciudadanos y Vox han ido a más en los últimos días, a partir del debate en Atresmedia. Pero todo está sometido al interrogante de qué pasará con Vox.

PSOE: No basta con ganar, hay que gobernar

La de Pedro Sánchez ha sido una campaña errática y por omisión. Intensa, larga, casi diría que eterna, pero por omisión. Cero acción, cero riesgos, cero errores y repetición de mensajes hasta la extenuación. En el PSOE se espera que la noche del 28-A siga la misma tónica, esto es, no aspiran a conseguir un resultado apabullante, sino que la derecha no llegue a sumar. En el entorno del presidente del Gobierno anticipan que puede haber «una sorpresa el domingo», pero no dejan claro si quien la dará será Sánchez o Vox. La gestión de las expectativas siempre ha sido una debilidad del partido y, a día de hoy, el presidente no contempla otra situación distinta a seguir en La Moncloa. Otro escenario, aún ganando las elecciones, sería un fracaso inmenso. La profunda convicción de Sánchez no es un sentir compartido por el resto del partido, donde –incluido en su núcleo duro– existe fundada preocupación por que el ascenso de Abascal pueda frustrar su consolidación en las urnas. «Ganar no es gobernar».

Sánchez ha peleado durante toda la campaña por rebatir dos de los reproches que le persiguen desde que se hiciera con el poder: su ilegitimidad y el apoyo de los independentistas. El líder socialista ha defendido que la moción de censura fue constitucional y se presentó por la corrupción del PP, al tiempo que niega pactos pasados y futuros con el soberanismo. «No quiero que descanse la gobernabilidad de este país en manos de las fuerzas independentistas», dijo ayer en una entrevista en Cadena Ser. En los planes del jefe del Ejecutivo no está repetir esta entente si tiene opciones de revalidar el mandato, pero para ello cada vez se antoja más decisivo el papel que juegue Ciudadanos. Para atraer a este votante de centro, el eje de la campaña del PSOE se ha ubicado en la moderación y en azuzar el miedo a «las tres derechas». Frenar a la «cuarta derecha», la abstención, es el frente en el que se ha enfocado el presidente en la última semana. «Con el voto no se juega», advierte, al tiempo que llama al voto útil «sin intermediarios».

Podemos:Remontar para frenar la sucesión

De salir a ganar las elecciones, a aspirar a ser socio de Gobierno del PSOE. Este es el giro de estrategia que Unidas Podemos ha dado durante la campaña electoral, conscientes de que no podrán gobernar en solitario. En la semana previa a las elecciones, el partido morado ha tratado de seducir al votante indeciso asegurando que son los únicos capaces de revertir los recortes sociales. Se han erigido como único partido competente para atar en corto al PSOE, al cual ven incapaz de cumplir su programa electoral sino se encuentra rodeado de los morados.

Esta estrategia corresponde a la prioridad del partido de Pablo Iglesias de evitar la debacle electoral que las encuestas vaticinan, las cuales les sitúan entre el 13 y el 14 por ciento del voto. Dar la vuelta al marcador para evitar que estos pronósticos les conviertan en un partido residual. Podemos necesita mantener los 71 diputados que obtuvo en 2016 para entrar en un Gobierno con el PSOE y es por ello que en la sede de la formación se aferran en estos días a dar la sorpresa en las urnas. «Los últimos días nos están sentando muy bien y estamos muy cerca de la sorpresa», aseguran. En juego está que el partido que nació del 15-M vuelva a marcar la agenda política, con el trasfondo vivo sobre el debate del liderazgo de Iglesias, unido a la posibilidad de que Vox pueda darles el «sorpasso», hecho que consumaría el debacle del partido. Unos malos resultados acelerarían el debate sucesorio en la formación que fue ya vislumbrado por Irene Montero hace un mes. A pesar de que en la formación niegan un Vistalegre 3 antes de 2020 –del que resultaría elegido un nuevo líder– lo cierto es que es notorio ya que del resultado de estas elecciones depende el futuro político de Iglesias. Así, se calibrará mañana si éste se ha logrado recuperar internamente tras los constantes conflictos a los que se ha visto sometida su formación en el último año, el pulso de Íñigo Errejón o el abandono de En Marea y Compromís para la coalición electoral. El propio Iglesias lo reconoció esta semana. «Cuando un resultado es malo, uno tiene que poner su cargo a disposición del partido».

Cs: Entre liderar los pactos o ser aliado

Ciudadanos quiere dar «la campanada» y ser decisivo en todo los escenarios constitucionalistas posibles. La formación que preside Albert Rivera tiene en juego en estas elecciones varios frentes. Por un lado podría jugarse su propia «supervivencia» como verdadera alternativa al bipartidismo. Dependerá de los resultados que le den el 28-A, pero si es «sorpassado» por Vox, como vaticinan algunas encuestas, quedaría cuestionada la hoja de ruta de los naranjas a lo largo de la campaña. Por un lado, la estrategia de mano tendida al PP –focalizada para que los electores decidan a quién prefieren liderando el cambio, si a Casado o a Rivera– y el «cordón sanitario» a Pedro Sánchez que habría bloqueado la captación del votante de la izquierda desencantada con el líder socialista para hacerlo posible.

Los naranjas quieren ganar, liderar y gobernar. Se juegan adelantar al PP, acortar distancias sumando más de los 32 escaños logrados en la pasada legislatura y quedar por delante de Podemos. El objetivo en Cs es que Rivera sea quien lleve la batuta de las negociaciones en un posible pacto de gobierno tanto a la derecha y, aunque no lo digan, también si es necesario a la izquierda para «centrarla» conviertiéndose en el «rescatador» necesario para evitar así que se reedite el acuerdo de Sánchez con independentistas, Bildu y Podemos. Cs quiere gobernar y para ello ha puesto todo el empeño en el fichaje de sus candidatos dando varios golpes de efecto, sumando ex políticos de otros partidos o eligiendo candidatos estrella que el partido ha ido presentando ya como «ministrables». Además, quieren ganar en Cataluña. Su apuesta por Ines Arrimadas como número uno de la candidatura por Barcelona es su apuesta para erigirse como el partido de la lucha contra el independentismo, del restablecimiento de la ley y la aplicación del artículo 155 que además llevan como punto 1 en su programa electoral. Ganar en esta comunidad reforzaría como líderes de la oposición contra el independentismo y el procés.

Vox: La campanada o la «vía andaluza»

El partido que lidera Santiago Abascal, Vox, se juega mañana ser necesario o arrinconado. El efecto sorpresa que ya lograron en las elecciones andaluzas, donde ningún barómetro le daba los 12 escaños obtenidos, hace que el mero hecho de conseguir entrar en el Congreso de los Diputados sea para ellos ya parte del triunfo. Vox suele decir que, sea cual sea el resultado, ellos ya son los «verdaderos ganadores» de los comicios por haber conseguido centrar gran parte de los debates de la campaña y lograr que se hablen de temas que antes no estaban en el tablero político y que gracias a ellos el resto de partidos han recogido el guante.

Su ausencia en el debate a cuatro, impuesta por la Junta Electoral Central, y aún a riesgo de quedar desdibujados del foco mediático, ha hecho que no se desgaste en la contienda electoral y Vox ha seguido llenando sus actos tanto fuera como dentro, sin cambiar el discurso y con unas encuestas favorables. La formación que lidera Santiago Abascal cuenta con una marca al alza y en el tablero de los pactos podría ser imprescindible para sacar a Pedro Sánchez de La Moncloa. Por otro lado, podría sufrir el «cordón sanitario» si no da la suma de los pactos de gobierno.

Vox tiene en juego también visualizarse como alternativa real y coger oxígeno para las elecciones municipales y autonómicas, donde aún no goza de una capilaridad y una estructura territorial tan consolidada como la de los otros cuatro partidos, o desinflarse. De ello dependerá del resultado de mañana.

La formación verde dice que no quiere entrar en gobiernos, pero sí que pujarán para que su programa electoral tenga presencia y poder sacar adelante propuestas concretas, y no parece que vayan a regalar su voto a cualquier precio.

El partido que está personado como acusación popular en el juicio contra el procès quedaría reforzado con un buen resultado en Cataluña.