Juramento

El collar que une a la Princesa Leonor y la Virgen de Atocha

Patrimonio custodia una de las 25 distinciones de la Orden de Carlos III que fue de Isabel II, quien se la regaló a la Patrona de Madrid. LA RAZÓN accede a la reliquia

Tras jurar la Constitución en la casa de la soberanía popular, la Princesa de Asturias se trasladará mañana hasta el Palacio Real, donde se le impondrá el collar de la Orden de Carlos III. Será la segunda condecoración que reciba tras el Toisón de Oro. En una ceremonia en el Palacio Real su padre le impondrá esta distinción que recibe a propuesta del Ejecutivo, al igual que la obtuvo en su día el Rey Felipe VI.

Con motivo de este histórico acto que protagonizará la Princesa de Asturias, LA RAZÓN se adentra en el Palacio Real para conocer los detalles del único collar de la Orden de Carlos III que conserva Patrimonio Real en su colección y que perteneció a la Reina Isabel II, quien se lo regaló a la Virgen de Atocha, la más antigua Patrona de la ciudad de Madrid, que desde el siglo XVI es considerada como la protectora de los Reyes de España y Patrona de la Monarquía.

Amelia Randa Huete, conservadora de Patrimonio Nacional, es la encargada de guiarnos por la Historia y contarnos los detalles menos conocidos de esta joya, que unirá para siempre a Leonor con la Virgen de la Atocha. Lo primero que nos explica es que la pieza que tenemos enfrente sobre un tapete azul –color que desde el Barroco se atribuye a la Virgen– es similar al que recibirá la Princesa de Asturias. «Este es el collar que la Reina Isabel II tenía en su guardajoyas. Está inventariado cuando ella accede al trono. En un primer momento se lo cede a su esposo, el Rey Francisco de Asís, pero en 1864 decide imponérselo a la imagen de la nuestra señora Virgen de Atocha», explica a LA RAZÓN. Su devoción por la Virgen era mayúscula, de ahí, que encargarse su restauración para entregárselo.

Esta unidad que nos enseñan es la única condecoración de la Orden que tutela Patrimonio Nacional y ha sido exclusivamente extraída de la cámara acorazada del Palacio Real para mostrárselo a un grupo reducido de periodistas. La conservadora de Patrimonio Nacional señala que se custodia en un estuche y que su conservación es sencilla ya que se trata de una pieza elaborada de oro y esmalte. «Se limpia con un pañito de algodón, a diferencia de la plata no se sulfura», dice. Añade, además, que «el collar está compuesto por 41 piezas, de ellas 40 son eslabones que reproducen cuatro modelos diferentes». El principal lleva la cifra tres en número romanos y hace referencia a Carlos III. Está rodeado por una palma y por una rama de laurel esmaltadaen verde. El siguiente eslabón es un león rampante con la cabeza y la mirada girada hacia la cifra. A continuación, está la torre de un castillo, que representa Castilla y León. El último elemento es un trofeo militar: un casco de caballero y dos banderas cruzadas, una de color rojo y otra color verde. La pieza más importante es la venera, que consiste en una cruz de cuatro brazos iguales, simétricos dos a dos, que están rematados en un globo de oro. Cada brazo está esmaltado en el centro con azul añil y alrededor el color blanco que son los colores de la Inmaculada. En los entrebrazos lleva la flor de lis de metal de oro, que es el emblema de la casa de Borbón y en el centro, en un óvalo en vertical, la imagen de la Inmaculada Concepción rodeada también de un marco azul. Por el reverso está de nuevo la cifra de Carlos III flanqueada por dos palmas y el lema de la obra «Virtuti et merito».

Tan sofisticada pieza y de incalculable valor suele permanecer bajo llave. Solo en las grandes ocasiones se extrae de la cámara acorazada para vestir a la Virgen de Atocha, cuya vinculación con la Casa Real viene de lejos. Felipe II la llamaba «Patrona de Madrid y de todos los reinos», y acudía a rezar ante la imagen antes de cada batalla. Felipe II puso el templo bajo su Patronato, y Felipe IV la nombró Protectora de la Monarquía española en 1643. Felipe V bautizó allí a sus hijos, y entre sus muros tuvo lugar el matrimonio de Alfonso XII con María de las Mercedes en 1878. Muchos Reyes han presentado a la Virgen de Atocha a sus hijos, entre ellos los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía, y también los actuales Felipe VI y Doña Letizia.

La imagen es una talla de madera sin policromar de pequeñas proporciones, 64 cm de altura, colocada sobre el altar principal. La figura aparece sentada. Al lado izquierdo, y formando parte de la misma talla, tiene a su hijo, al que parece ofrecerle una manzana que sostiene en su mano derecha. Por su parte, el Niño Jesús tiene levantada su diestra en actitud de bendecir a los fieles.

Según nos cuenta la conservadora de Patrimonio Nacional, la Virgen de Atocha «no se adorna de manera periódica» con el collar de la orden de Carlos III. «Lo llevó por última vez en la presentación de la Infanta Sofía», explica.

Meses antes, los Reyes acudieron a la basílica de Nuestra Señora de Atocha para presentar ante la Virgen a su primogénita, la Princesa Leonor –que entonces tenía tan solo siete meses– y dar gracias por su nacimiento, cumpliendo así con una antigua tradición de la Familia Real.

Amelia Randa Huete, conservadora de Patrimonio Nacional, insiste en que al igual que la Virgen de Atocha, la Princesa Leonor solo llevará el collar «cuando haya una reunión importante de la Orden, al igual que el Toisón no se suele llevar», dice. Nos cuenta que una vez que se le imponga esta distinción, el collar «se guarda en Zarzuela, igual que Don Felipe custodia sus collares o condecoraciones y la Reina Letizia sus joyas».

La Heredera de la Corona empezará a formar parte de un club muy exclusivo y reducido ya que son pocas las personas vivas que están en posesión de dicha distinción, incluyendo su abuelo, Don Juan Carlos I, a quien le fue otorgada en 1962. De hecho, está limitado a 25 el número de ciudadanos a los que se le puede conceder. «Aquí solo hay un Toisón y un collar porque son de la Virgen de Atocha, los demás son privados o están en Zarzuela», añade.

La imposición del collar de la Orden de Carlos III se producirá en el Salón de Carlos III. Mario Mateos, conservador de la colección de mobiliario de Patrimonio Nacional explica a LA RAZÓN que «se trata del antiguo dormitorio del Rey, que murió en 1778. Su nieto, Fernando VII convirtió el dormitorio de su abuelo en un salón para homenajearle y perpetuar la memoria de la Orden que había creado». La creación de la orden está plasmada en la bóveda de la sala, obra del pintor Vicente López. «Representa a Carlos III dando gracias a la Virgen por el nacimiento de su primer nieto Carlos Clemente».

La estancia está dominada por la gran lámpara de flor de lis y un retrato de Carlos III con el hábito de Gran Maestre de la Orden, en color azul y blanco con bordados de castillos y leones portando, además del collar de la Orden, el del Toisón de oro. Tras la imposición del Collar, la Princesa Leonor pronunciará un discurso tras recibir este Orden de Caballería que se convirtió en civil en el año 1847.