Política

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Cospedal moviliza a sus «fieles» para resistir

Dentro del PP existe temor a que el creciente alcance de las filtraciones del ex comisario puedan repercutir en las andaluzas pero, argumentan, que «son hechos de hace diez años»

La ex secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, en el Congreso / Efe
La ex secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, en el Congreso / Efelarazon

Dentro del PP existe temor a que el creciente alcance de las filtraciones del ex comisario puedan repercutir en las andaluzas pero, argumentan, que «son hechos de hace diez años».

La ex secretaria general del PP María Dolores de Cospedal no dio ayer un paso atrás después de que se filtrara el último capítulo de las grabaciones con el ex comisario José Villarejo, en el que se habla de contratarle para investigar al ex ministro Javier Arenas por su relación con el ex tesorero Luis Bárcenas. Cospedal declaró en la Cope que «cumplía con su obligación» cuando reclamó información sobre su compañero del Comité de Dirección del PP al comisario hoy en situación de prisión preventiva por la Operación Tándem. Villarejo está acusado de encabezar una red de corrupción policial que presuntamente elaboraba informes confidenciales para extorsionar a empresarios y a políticos. «Yo conozco a Villarejo igual que lo conoce media España. No sé si tendrá a todo el mundo grabado, pero sé que ha hablado con mucha gente. Nunca voy a negar que lo conozco porque yo tenía la obligación de recabar información», explicó Cospedal. En su defensa, alegó que no se le llegó a pagar dinero y que tampoco hubo ninguna aportación de información posterior «ni hubo nada». «Esta persona tenía una agencia de investigación autorizada por la Policía».

Sus explicaciones se las trasladó también al secretario general del PP, Teodoro García Egea. Y la dirección se encuentra en la tesitura de tener que lidiar con la resistencia de Cospedal y su entorno a dar un paso atrás porque «ella siempre ha sido leal al partido y ha dado la cara por dirigentes en situación también complicada, como lo hizo, por ejemplo, con Rita Barberá o con Cristina Cifuentes». Sus «fieles» dentro del nuevo equipo de Génova se han movilizado para cortocircuitar las presiones del partido y la preocupación en el «núcleo duro» del PP por el alcance de las revelaciones, la tensión interna que están generando y el miedo a que tengan coste electoral cuando los comicios más inmediatos son las autonómicas andaluzas, donde el PP no va sobrado de fuerzas. El argumento que también esgrimen es que son hechos de hace diez años y que no se puede entregar la «cabeza» de Cospedal cuando hay «actuaciones más graves» de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, y se esperan, además, nuevas revelaciones sobre la relación de la ministra con Villarejo, que «la perjudicarán».

Pero al mismo tiempo Pablo Casado y su «núcleo duro» tienen también que administrar la tensión interna y la preocupación creciente por el alcance de las filtraciones. En el PP no hay «sorayistas», pero sí quedan dirigentes territoriales que continúan siendo de la cuerda de Javier Arenas y también hay «cospedalistas». Las revelaciones de ayer no ayudan a la paz interna, pero por encima de esas «peleas» de familia se impone el temor entre cargos autonómicos y municipales a que todo esto dañe la capacidad electoral del partido, en el funcionamiento de la maquinaria y en el resultado en las urnas.

El presidente nacional se encuentra en cierta forma entre la espada y la pared. En su entorno explican que él quiere demostrar que es un líder prudente, que no deja tirado a nadie sin motivo, pero que su posición actual sigue siendo la misma que manifestó el jueves, la de dejar claro que no tiene hipotecas por cómo se desarrolló el Congreso de julio ni por el apoyo que en ese cónclave le brindó Cospedal. Que esta situación «está en proceso», no se puede dar por cerrada, y que el desenlace dependerá de qué pasa en los próximos días, es decir, de si siguen saliendo grabaciones comprometedoras que afecten a la que fuera «número dos» del partido con Mariano Rajoy. También hay quien en el entorno del presidente nacional incide en que lo que se está conociendo pone en evidencia que la mejor opción para llevar al PP a una nueva etapa era Pablo Casado porque «las demás vías tenían demasiadas facturas detrás».

Ayer la ex ministra rompió su silencio para señalar que se siente respaldada por el líder del PP. Éste participó en un acto en Málaga, pero ayer no quiso pronunciarse sobre las nuevas revelaciones de los encuentros de Cospedal, su marido y Villarejo. Lo había hecho el jueves para marcar distancias con ella y subrayar que su único compromiso es con los afiliados que le apoyaron para dirigir la formación. En esa reunión del partido en Málaga se constató la preocupación interna por esta crisis. El secretario general del PP se remitió a sus explicaciones sobre las conversaciones con Villarejo tras hablar con la ex ministra de Defensa. García Egea prefirió «disparar» contra la ministra de Justicia, «que ha mentido claramente cuando decía que no conocía a Villarejo cuando sí le conocía». «Hay una clara diferencia entre las personas que han venido a la política a mentir y otras que han dicho siempre la verdad en ese sentido».