
Artillería
La artillería antiaérea española necesita más inversión: esto es lo que costará renovar los sistemas
El Ejército de Tierra prepara una inversión millonaria que transformará radicalmente su capacidad defensiva ante amenazas emergentes

Las amenazas aéreas modernas han obligado a replantear por completo las estrategias defensivas de los ejércitos occidentales. Drones de última generación, misiles hipersónicos y aeronaves no tripuladas cada vez más sofisticadas ponen en jaque los sistemas tradicionales de protección.
Conflictos recientes han demostrado que la superioridad en el espacio aéreo determina el curso de las operaciones militares. Países que creían tener capacidades suficientes han descubierto vulnerabilidades críticas en sus defensas antiaéreas cuando se han enfrentado a tecnologías de nueva generación.
España no permanece ajena a esta realidad cambiante. Nuestras Fuerzas Armadas evalúan constantemente sus capacidades operativas para adaptarse a un entorno de seguridad en constante evolución, donde la protección del espacio aéreo nacional se ha convertido en una prioridad estratégica absoluta.
Más de 7.000 millones para blindar el cielo español
Una inversión millonaria transformará completamente la capacidad defensiva antiaérea del Ejército de Tierra durante la próxima década. Estimaciones del Estado Mayor apuntan a un desembolso superior a los 7.000 millones de euros para dotar a las tropas terrestres de sistemas de protección aérea de última generación, según apuntan desde Defensa.
Actualmente, las unidades antiaéreas españolas operan con equipamiento heredado de décadas pasadas que ya no cumple los estándares requeridos. Cañones Oerlikon de 35 milímetros y misiles Roland, desarrollados en los años 80 y 90, muestran limitaciones evidentes frente a amenazas aéreas contemporáneas que incluyen drones furtivos, misiles de crucero y aeronaves de combate de quinta generación.
Durante los próximos años, esta renovación integral abarcará tres niveles de protección diferenciados. Para distancias cortas, se contemplan opciones como el Mistral 3 o el RBS 70 NG, mientras que el alcance medio estaría cubierto por sistemas NASAMS, ya probados por varios aliados de la OTAN. En cuanto a la defensa de largo alcance, las opciones incluyen el veterano Patriot estadounidense o el europeo SAMP/T.
Más allá de los misiles propiamente dichos, la inversión contempla radares de vigilancia aérea de nueva generación capaces de detectar objetivos de baja signatura radar, junto con centros de mando y control integrados que coordinen todas las capacidades defensivas en tiempo real.
Vehículos lanzadores autopropulsados completarán este arsenal renovado, proporcionando la movilidad táctica necesaria para reposicionar rápidamente las unidades según evolucionen las amenazas. Fuentes del Ministerio de Defensa confirman que esta transformación requerirá al menos una década de implementación gradual, financiada mediante programas especiales de modernización que situarán a España al nivel de sus socios europeos en capacidades de defensa aérea integrada.
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