Madrid
El detenido, soltero, en paro y con problemas psiquiátricos
Sus vecinos niegan que haya tenido nunca ninguna empresa, ni conocen que haya puesto en marcha ningún proyecto de este tipo.
Daniel Pérez, detenido hoy por empotrar su coche cargado con bombonas de butano contra la sede del PP en Madrid, es una persona en paro, poco habladora, de rutinas diarias, que tomaba un café en el bar y se iba a cortar leña al monte, según han destacado a Efe vecinos de Bronchales, su pueblo.
En plena Sierra de Albarración, este pequeño pueblo, el cuarto más alto de España que en invierno se queda con poco más de 300 habitantes, no se explica qué ha podido pasar por la cabeza de Daniel para coger su coche, cargarlo de fertilizante y bombonas de butano y empotrarlo contra la sede del PP en Madrid.
"Tuvo problemas mentales hace diez o doce años"que se pusieron de manifiesto cuando una noche, vestido en pijama, cogió el coche de un vecino y se fue a Zaragoza, ha explicado a Efe el alcalde de este municipio, Francisco Nacher, de Chunta Aragonesista y propietario de una empresa de jamones.
Después de aquello estuvo ingresado en un centro hospitalario, cuentan los vecinos, pero desde entonces no ha tenido ningún problema, ha relatado el regidor, quien ha insistido en que su comportamiento siempre ha sido normal, no es una persona radical.
"Es poco hablador", reconoce el alcalde, quien tiene casi su misma edad, y "no tiene problemas con nadie, ni es agresivo", y tampoco ha tenido problemas conocidos de consumo de drogas.
En la casa familiar ha recibido la noticia el padre del joven, Juan Pedro Pérez, alcalde socialista de 2003 a 2007 y concejal en la siguiente legislatura.
Actualmente, estaba retirado de la política municipal y estaba centrado en su trabajo de toda la vida de pintor, al que también se dedicaba su hijo ocasionalmente.
Hasta su casa, han acudido a primera hora agentes de la policía, así como amigos de la familia para ofrecer su ayuda a un padre "muy conmocionado", según han explicado.
Poco después, el pueblo se llenaba de cámaras de televisión y periodistas que se apostaban a las puertas de la casa familiar ante la presencia policial.
Su madre, Teresa, trabaja como cocinera en Teruel, que se encuentra a unos 62 kilómetros de la localidad y donde se enteró de los hechos.
Los vecinos de Bronchales, un pueblo de montaña acostumbrado a bajas temperaturas, aún no se acaban de creer que uno de sus habitantes haya protagonizado las noticias tras empotrar su coche contra la sede nacional de los populares.
"Es una familia muy buena, no entendemos qué ha podido pasar", ha dicho una vecina a Efe y a los primeros medios de comunicación desplazados al pueblo, cuando todavía las calles estaban vacías.
Daniel Pérez Berlanga vive habitualmente en un piso cercano a la casa familiar de sus padres, a donde acudía a comer y cenar a diario.
Estaba en paro desde que hace unos tres años terminó de trabajar en una fábrica de la localidad cercana de Cella, dedicada a la transformación de tableros de madera.
Terminó el trabajo porque le echaron o se le acabó el contrato, justo cuando finalizó la legislatura y ganó el PP las elecciones, y siempre ha culpado a este partido de quedarse sin trabajo, han relatado a Efe jóvenes del pueblo que han compartido con él escuela y cafés.
Los mismos vecinos niegan que haya tenido nunca ninguna empresa, ni conocen que haya puesto en marcha ningún proyecto de este tipo. Tampoco tenía vínculos con la política.
En Bronchales, casi nadie quiere hablar con los medios de comunicación y el que accede a comentar algo no quiere revelar su nombre. Todo el pueblo, que prácticamente está vacío, cierra filas en torno a su vecino.
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