España cambia de rumbo
El mercado no siempre detecta los tumores
Recientemente, numerosos políticos y expertos han proclamado que lo peor de la crisis del euro ha pasado porque la rentabilidad de los bonos de los diferentes países europeos está cayendo. Esto es especialmente cierto en el caso de España, un país que no podía financiarse en los mercados a niveles sostenibles, normalmente estimados en un 7% en el caso del bono a diez años, sólo unos meses atrás. Ahora, parece que el país va un paso por delante de la petición de rescate a sus socios europeos. Hoy, el riesgo de impago ha caído y los inversores están de vuelta, hambrientos de bonos soberanos españoles como demostró la subasta del jueves, en la que los costes de financiación de España descendieron a niveles de hace diez meses.
¿Qué ha disparado el cambio de percepción, como demuestra la rentabilidad de los bonos, del riesgo de impago de España? Primero, Mario Draghi, presidente del BCE, que ha dejado claro que hará «lo que sea necesario» para salvar el euro y, por extensión, para mantener a España en niveles de financiación sostenibles invocando el Sistema de Transacciones Monetarias (OMT) si es necesario. Segundo, la propia España, que está demostrando últimamente signos de recuperación. Por ejemplo, su balanza de pagos, que era negativa desde la introducción del euro, ha registrado superávit en julio y octubre. En cualquier caso, el optimismo general, que raya en la complacencia política, puede esconder numerosos peligros tanto para España como para la eurozona en su conjunto. Como ya señaló Kevin O'Rourke, Europa puede haberse distanciado del riesgo de sufrir un ataque al corazón provocado por la cambiante percepción del mercado, pero el riesgo de desarrollar una variante letal del cáncer sigue más alta que nunca.
¿Por qué es preocupante la situación de España? Como era de esperar, la alta deuda y el elevado déficit, el impresionante desempleo, el creciente nivel de pobreza y la continua recesión económica son factores que están lejos de ser resueltos. Parece que España no cumplirá el objetivo de déficit del 6,3% en 2012, la deuda pública se está acercando al 97% del PIB y la tasa de paro, la más alta de la Unión Europea, acaba de tocar un nuevo récord en el 26,6%, con sus peores consecuencias en la población joven. No hay mucha esperanza en que la recuperación económica sea rápida y el FMI prevé que España seguirá en recesión durante la mayor parte de este año. Parece que el optimismo cortoplacista que hay hoy en el mercado sobre España enmascara la urgencia de más acciones políticas, tanto a nivel nacional como europeo, para lograr que la unión monetaria funcione mejor. Después de todo, el termómetro del sentimiento del mercado puede no ser siempre el mejor instrumento para detectar un tumor creciente. Cuando finalmente lo hace, puede ser demasiado tarde.
Investigadora económica del «think tank» Notre Europe - Instituto Jacques Delors
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