Cataluña

Sánchez desoye al Comité Federal

El PSOE está dispuesto a negociar con Podemos, aunque no renuncien previamente a su defensa del referéndum en Cataluña

Pedro Sánchez, durante la rueda de prensa ofrecida tras la reunión con los grupos independentistas catalanes de ERC y DiL.
Pedro Sánchez, durante la rueda de prensa ofrecida tras la reunión con los grupos independentistas catalanes de ERC y DiL.larazon

El PSOE está dispuesto a sentarse a negociar con Podemos, aunque la resolución de este órgano lo prohíbe si no renuncian previamente a su defensa del referéndum en Cataluña

Se rubricó en una tensa reunión de más de cinco horas un domingo por la noche y bajo la presión acuciante de los barones territoriales que no estaban dispuestos a que Pedro Sánchez dilapidara las siglas del PSOE por sus ansias de llegar a La Moncloa para lograr su supervivencia política. La resolución que el partido aprobó en el Comité Federal del pasado 28 de diciembre fijó la hoja de ruta socialista en materia de pactos para la investidura y vetó dos vías de escape hacia el Gobierno: la que facilitara el camino al PP y la que incluyera a quienes no defienden la integridad de España. La línea roja a los populares se estableció por convicción ideológica y la del referéndum de Cataluña como traba a una negociación «a cualquier precio» con Podemos.

«La autodeterminación, el separatismo y las consultas que buscan el enfrentamiento sólo traerán mayor fractura a una sociedad ya de por sí dividida. Son innegociables para el Partido Socialista y la renuncia a esos planteamientos es una condición indispensable para que el PSOE inicie un diálogo con el resto de formaciones políticas». Así, Sánchez establecía negro sobre blanco la «condición indispensable» y previa que suponía la renuncia al referéndum para sentarse a negociar con los de Iglesias. Una condición que a día de hoy no se da, a pesar de la insistencia de Ferraz en que los equipos negociadores de ambas formaciones comiencen las conversaciones. Sánchez desoye, por tanto, la resolución del Comité Federal ante la apremiante cuenta atrás para su investidura.

Sin embargo, los barones territoriales que forzaron entonces su redacción no se muestran ahora partidarios de exigir al líder socialista su estricto cumplimiento, conscientes de lo complicado de la situación y lo fugaz de los tiempos. «Es evidente que en virtud de la resolución no podríamos siquiera sentarnos a negociar, pero en este contexto deben reunirse», comenta un dirigente territorial inductor en su día de la redacción del texto. Para esta federación, «la resolución del Comité Federal no es prioritaria» y marca la hoja de ruta de las negociaciones. «Podemos debe tener claro que no aceptaremos el referéndum», comenta con la esperanza –mantenida por la práctica totalidad del partido– de que Iglesias abandone esta premisa para pactar y el acuerdo se materialice. Pero para eso hay que sentarse a hablar y la resolución del Comité Federal se ha convertido en un escollo salvable; eso sí, «si no renuncian a él nos levantaremos de la mesa», reconocen. Este diagnóstico es compartido por otras federaciones con las que se ha puesto en contacto LA RAZÓN que argumentan que «hay que sentarse con Podemos para decirles que de lo que proponen ‘‘ni hablar’’». Algunas lo califican como «locura» o como «órdago a lo grande», pero más allá de la defensa del referéndum –que de hecho Iglesias está dispuesto a discutir–, lo que de verdad ha ofendido a algunos territorios es la presentación de un organigrama de gobierno, cuyo diseño corresponde al presidente, o el impulso de una ronda de contactos propia y paralela a la del líder socialista. «Pedro no es quien debe reunirse con Iglesias», defienden en el PSOE, frente a la insistencia de Podemos de propiciar un nuevo encuentro entre ambos para estudiar sus propuestas. Hasta ese momento es a los equipos negociadores de PSOE y Podemos a quienes corresponde estudiar los puntos de encuentro entre sus propuestas. Para los socialistas, Podemos está actuando con un perfil más propio de la campaña electoral que de las negociaciones abiertas para alcanzar un gobierno progresista y reformista. «Existe poca voluntad de entendimiento», critica un dirigente que desconfía de las verdaderas intenciones de Iglesias. Si propician unas nuevas elecciones tendrán que explicar «por qué prefieren estar en el bloque del PP», el que frena el cambio en España. En este contexto, el líder socialista se reunió ayer, en la ronda de contactos que mantiene con los distintos partidos políticos de cara a su investidura, con representantes de Esquerra Republicana y Democracia y Libertad –marca con la que se presentó Convergència a las generales–.