Extremo centro

Una familia de «joseadores»

Los Sanchez-Gómez mantienen una relación extraña con la pasta

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a su mujer, Begoña Gómez, durante un acto electoral de los socialistas en Benalmádena (Málaga)
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a su mujer, Begoña Gómez, durante un acto electoral de los socialistas en Benalmádena (Málaga)Jorge ZapataAgencia EFE

Pensaba en qué momento confesarles el agradecimiento que siento hacia nuestro presidente por haberme empujado hace siete años a vivir por la senda torcida. Su ambición, sin duda grosera y molesta para una amplia mayoría social, me impidió acceder a los perímetros del poder en un momento en que me hubiera venido bastante mal. Supongo que hay algo parecido a una paradoja en que hoy yo pueda entender mejor a las personas gracias a aquella moción de 2018. Que el suceso que le llevó al poder, aunque en último término se haya demostrado desgraciado y divisivo para el país, fue la ocasión en que se nos permitió a algunos madurar a una velocidad de vértigo. Si hoy puedo observar mejor cómo crecen las cosas en el mundo, si puedo escribir y hablar en público como si no me importara nada, es gracias a la pulsión suicida de Pedro y a su ego deforme.

Cualquier persona inteligente que tenga éxito sabe que se lo debe a la suerte. Únicamente los imbéciles pueden sobrevalorar el propio esfuerzo. Sólo los timadores pueden pretender teorizar con una fórmula el billete de la lotería premiado. El protestantismo y su destino manifiesto pretende hacernos creer que lo divino escoge a unos pocos para el éxito y la gloria. En parte por eso me resulta incómoda la importación de la cultura «hustle» norteamericana, que en las católicas españitas ha tomado su propia derivación linguística en el «joseo». Donde otros ven problemas, el «joseador» ve oportunidades. Y en el plan divino no suele repararse en que la persona que asciende a una clase socioeconómica superior suele arrastrar comportamientos cutres para su nuevo entorno. Con el éxito abrupto llega siempre en la persona la ansiedad del que se sabe fuera de sitio.

A todos nos puede suceder, y el prudente puede vivir esa situación haciendo de la mesura y el silencio su aliado. La respuesta de los «joseadores» a esa incomodidad suele tratar todo lo que les rodea como situaciones de las que obtener una ventaja.

Los funcionarios culturales del Sistema Contreras siempre han sido capaces de reírse de los chicos productivos que pueblan internet con vídeos sobre madrugar a las cinco de la mañana para hacer flexiones, enviar correos y tener reuniones. Por el contrario, nadie en la izquierda cultural, ni en el humor oficial eurovisión jejé, ha encontrado lo risible de nuestra familia de parvenus. Nadie ha querido emular a la Escopeta Nacional de Berlanga, ni al Amanece que no es poco de Cuerda. Y eso que en el ruedo ibérico que entroniza a nuestro pequeño Napoleón y a su Josefina Bonaparte hay material más que de sobra. En el «late» sanchismo la caricatura es más real que el simulacro. El instructor de esquí que les cayó simpático en la residencia de vacaciones de Benasque podría llamarse Jaume Canivell y querer colocar porteros electrónicos.

No tengo pruebas ni tampoco dudas de que los Sánchez-Gómez mantienen una relación extraña con la pasta. Del uso del Falcon a las residencias privadas, se han dado muestras sobradas con sus actos de una satisfacción en embaularle al presupuesto público cualquier peseta de sus usos personales. Observar su relación compulsiva con el gasto menor te lleva a pensar en las máquinas deseantes como fuerza productiva del capitalismo mórbido. Que al inmortal advenedizo y señora les pone lo de amortizar la barra libre en la despedida de soltero, saquear el minibar y llevarse por descuido el albornoz para la casa de la playa. Se diseñó para ellos el crucero «luxury plus todo incluido» por el adriático.

Inquilinos de Moncloa con hambre de bufé libre y conductas de prosaico «middel manager» corporativo. Ese matrimonio es la experiencia total del pack turístico de pulserita, barra libre y finde en Las Vegas. Vuelo al festival de Benicasim, reservado exclusivo en Gavana, selfi con Los Planetas. Qué pensará Jota de que se ahorraron unos cientos de euros en el alquiler de una plaza para la caravana de su hermano: dejándola en público, a la vista de todos, en guardia y custodia del parking presidencial de la Moncloa. Por lejos que haya llegado la moción, y por muy arriba que vuele ese avión presidencial, por dentro todo en esas vidas de «joseadores» sigue oliendo a escasez y complejos.