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Estrategia

Feijóo coge aire para «llenar de plomo» las alas de Sánchez

Génova ve cumplido el objetivo de mantener la movilización, pero dejará la calle hasta otoño. «Ahora vamos a otra estación»

Imagen general de la manifestación convocada por el PP en la madrileña Plaza de España Borja Sanchez-TrilloEFE

La manifestación de ayer en Madrid fue un acto de refuerzo del liderazgo de Alberto Núñez Feijóo en el centro derecha, aunque se vistiese de convocatoria sin siglas, y también de exhibición de fuerza y músculo territorial del partido.

Las expectativas se cumplieron, incluso hubo dirigentes territoriales que reconocieron que habían conseguido desbordar las mejores previsiones. Ahora bien, una cosa es cómo se presente, y otra, bastante distinta, el análisis interno que se haga de este movimiento de protesta con evidente finalidad política. No está en los objetivos estratégicos del PP, al menos a día de hoy, conseguir un adelanto electoral con las convocatorias en la calle, pero sí se ven como «una estación más para ir desgastando a Sánchez». Y todo dependerá, también, «de lo que haga Sánchez». En lo que están en el PP es en que cuando llegue ese día, «lleve ya mucho plomo en las alas».

En la tarde de ayer, ya digerido el resultado de la concentración celebrada en Madrid, entre los comentarios que se escuchaban, en ese nivel de los que tienen mando en plaza, un buen resumen es esta reflexión: «Sabemos que va a intentar [Sánchez] aguantar, pero estas cosas lo van erosionando, y, cuando convoque, llevará mucho plomo en las alas».

De momento, les basta con poder decir que son capaces de mantener la movilización en la calle, entendida como una vía para reconfortar a la militancia y a los votantes, pero también a los cargos y cuadros del partido que dieron por hecha la conquista de La Moncloa en las últimas elecciones generales y a quienes se les está haciendo larga la resistencia del sanchismo.

Por cierto, aunque de quien más se hable sea del presidente del Gobierno, entre líneas hay que leer siempre el nombre de Vox detrás de cada una de las decisiones del PP. También en el movimiento de las protestas en la calle.

Los dos marcos, al menos ayer, quedaron bien definidos. Feijóo, en esa calle, reivindicándose como una opción de centralidad, abierta a todos los desencantados con Pedro Sánchez. Mientras que ese rival por la derecha que dinamita su oferta de pluralidad siempre que puede, Vox, se retroalimentaba en un acto con el presidente argentino, Javier Milei, antes de que Santiago Abascal acudiese a una reunión de Patriots for Europe para continuar consolidando la doctrina política de un movimiento de extrema derecha que no deja de crecer en algunos de los principales países comunitarios.

«Si esto sirve para algo es en relación a Vox, para dejarles fuera de juego. Esta manifestación es contra sus dirigentes y a favor de sus votantes. Contra Sánchez, y a favor de los votantes no sectarios. La apelación de Feijóo a la centralidad se refiere a esto»: quien así habla es una de las voces más moderadas de la dirección popular al pedirle un balance del resultado de la convocatoria en Madrid.

Esta gran concentración quiso ser una censura al líder socialista en una calle que se ha convertido para él en un territorio incómodo, hostil, sobre todo después de Paiporta. Pero más allá de la habitual discusión de cifras, entre las que facilitaba el PP, cien mil personas, y las 50.000 de la delegación del Gobierno, los estrategas populares han optado por un endurecimiento de la oposición para asfixiar a Sánchez y estrechar el espacio de juego a Vox, en un reto de difícil equilibrio y en el que saben que necesitan conseguir engordar su base electoral por el centro para tener una mayoría que les permita formar un gobierno en solitario, con apoyos externos de Abascal. Un calco del modelo autonómico, después de que se rompieran los gobiernos de coalición, y donde Génova está dejando hacer a sus barones en la negociación de los acuerdos presupuestarios para que sirvan como ejemplo de lo que quiere hacer Feijóo en Moncloa.

No es un objetivo fácil ese equilibrio de buscar el centro y competir con Vox, y habrá nuevas «trampas» de los estrategas de Moncloa, como la de los pinganillos de Barcelona, pero, frente a ello, Feijóo buscará ganar la partida presentándose como aquel que promete acabar con el «régimen de Sánchez» para recuperar, en una España cada vez más polarizada, la convivencia que se sostiene en los principios de la unidad nacional, la monarquía parlamentaria y la separación de poderes. Todo se fía a la apuesta por situarse en el centro del tablero, fagocitando el espacio de Vox sin mencionarlo y marcando distancia, según el contexto, con Isabel Díaz Ayuso, pero sin romper con ella.