Cataluña
Felipe VI apelará a la fortaleza del Estado ante la violencia
La emergencia en Cataluña condiciona el clima del primer discurso de la heredera al trono.
La emergencia en Cataluña condiciona el clima del primer discurso de la heredera al trono.
Oviedo aportó ayer al resto del país un grato contrapunto a Barcelona: si los disturbios en la capital catalana certificaban la situación de tensión social y política que vive la nación, la ciudad asturiana recibió a la Familia Real –núcleo del entramado institucional del Estado– con incontestables muestras de apoyo en un clamoroso contraste a los coches incendiados, el centenar de detenidos y la violencia que se vivió en el tercer día consecutivo de disturbios. Esta disparidad de imágenes y ambientes es si cabe más significativa cuando se considera el motivo de la presencia de los Reyes, la Princesa de Asturias y la Infanta Doña Sofía en Oviedo. Y éste no es otro que el de una edición histórica de la entrega de los premios de la fundación que lleva el nombre de la heredera al trono de España. En efecto, hoy en el Teatro Campoamor de Oviedo Doña Leonor leerá su primer discurso público como ya lo hizo su padre, Felipe de Borbón, en 1981 a la misma edad de 13 años. Para la posteridad quedará marcada la fecha en la que la Princesa se dirigió por primera vez a la nación que habrá de reinar; y lo cierto es que difícilmente puede pensarse en una situación más turbulenta que la que España vive en estos momentos.
Sea como fuere, las breves palabras de Doña Leonor serán testimoniales y será su padre el que ofrezca un discurso de profundo calado. Aunque en estos momentos, como es norma en este tipo de ocasiones, el mutismo que rodea al contenido del discurso del Monarca es completo, lo cierto es que en Oviedo se da por sentado que el Jefe de Estado entrará en materia y se producirá una apelación sin ambages a la unidad, a la confianza en las instituciones y a la fortaleza del orden constitucional. Desde este punto de vista la intervención del Monarca constituirá un eco de su decisiva y contundente intervención en plena crisis soberanista catalana el 3 de octubre de 2017, momento en el que Felipe VI vivió su personal «consagración» como Jefe de Estado en un discurso universalmente saludado como un momento análogo al que viviera su padre Don Juan Carlos el 23-F de 1981.
En cualquier caso, no parece probable a priori que el tono de sus palabras sea tan contundente como el que pronunció apenas unos días después de aquel 3 de octubre en esta misma ciudad asturiana arropado por buena parte del Gobierno. «España tiene que hacer frente a un inaceptable intento de secesión en una parte de su territorio nacional», dijo en aquella ocasión el jefe de Estado poco antes de señalar que «ningún proyecto de futuro se puede construir basándose en romper la convivencia democrática». Pocas ovaciones tan cerradas se han escuchado desde los palcos del Teatro Campoamor que la que estas palabras de Felipe VI provocaron en 2017.
Es conveniente recordar la posición sui generis que ocupa el discurso del Rey durante la ceremonia de entrega de los Premios Príncipe de Asturias.
Durante años este fue «su» discurso por antonomasia y aunque desde que asumió la Jefatura del Estado el de Navidad es más relevante, lo cierto es que el de Oviedo es el momento en el que más en profundidad y con más independencia de Moncloa se expresa el pensamiento de Zarzuela sobre los problemas de fondo que afectan a la nación. Expertos consultados consideran, no obstante, que la temperatura de las palabras del Rey hoy no llegará al nivel de 2017 a pesar de que la campaña de acoso a la que la Corona se ha visto sometida desde entonces por los sectores más intolerantes del independentismo en Cataluña (y también en País Vasco) dista mucho de haberse apaciguado.
Otro de los ejes sobre los que podría pivotar el discurso del Rey sería el de conjurar los efectos negativos del «pesimismo» que la coyuntura política puede estar provocando en amplios sectores de la sociedad. Esta ha sido una de las ideas fuerza que el Rey ha venido repitiendo en anteriores ocasiones. Por ejemplo, en 2016, Don Felipe pidió que se hicieran esfuerzos para «valorar» lo que «hemos construido juntos», no «lo que nos separa o debilita».
Pese a todo, si bien es innegable que la imagen de los coches ardiendo en Barcelona estaba en el imaginario de todos los presentes, lo cierto es que la jornada que se vivió ayer en Oviedo fue festiva. Fue en la plaza de Alfonso II el Casto (frente a la catedral ovetense) donde el presidente del gobierno regional, el socialista Adrián Barbón, dio la bienvenida al Principado a la Familia Real. Acto seguido los Reyes y sus hijas entraron en el Jardín de los Reyes, donde descansan los restos de los monarcas asturianos precursores de la Monarquía española. Doña Leonor y Doña Sofía visitaron a continuación la Cámara Santa de Oviedo, lugar en el que, desde el siglo IX, se guardan las reliquias y el tesoro catedralicio. En este lugar habitado por la Historia, la heredera al trono pudo observar la Cruz de la Victoria que aparece en el escudo y en la bandera de Asturias. La tradición afirma que en el interior de esta cruz de oro y piedras preciosas se encuentra otra de madera de roble: la misma que Don Pelayo enarboló en la batalla de Covadonga en el año 722 durante la primera derrota de los musulmanes en España que dio comienzo a una Reconquista que abría de durar otros 7 siglos. La Cámara Santa fue dinamitada por los revolucionarios en 1934 y hubo de ser restaurada –junto a las reliquias que se custodiaban en su interior– finalizada la Guerra Civil. A la salida de la Catedral el coro de la Fundación Princesa de Asturias entonó e himno del Principado y la Famila Real saludó a los centenares de vecinos de Oviedo que llenaron la plaza. El segundo y último acto de los Reyes fue el XXVIII Concierto Premios Princesa de Asturias en el Auditorio Palacio de Congresos Príncipe Felipe. El programa incluyó piezas de ópera y Zarzuela compuestas por Verdi, Giordano, Amadeo Vives y Pablo Sorozábal, entre otros.
Sin embargo, mañana será el día grande en Oviedo con la entrega de los premios, el esperado primer discurso público de Doña Leonor y las cruciales palabras de Felipe VI que a buen seguro pondrán en valor el órdago que los activistas secesionistas están llevando a cabo contra el orden constitucional en Cataluña.
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