Opinión

Honestidad frente a indecencia

Polarización, trinchera, odios enfrentados. Nadie sabe de qué será capaz el caudillo Sánchez para mantener su poltrona

Carlos Cuerpo se ha ido a China con los Reyes «para olvidar el marrón»
Carlos Cuerpo se ha ido a China con los Reyes «para olvidar el marrón»Europa Press

En los corrillos del Congreso del PP de Andalucía, dónde Juanma Moreno Bonilla ha sido reelegido por una histórica mayoría que deja pequeño el estilo «a la búlgara», circulaba la convicción de que el partido debe articular un discurso moral antes que político.

El llamado «Espíritu de Sevilla» defiende los pilares de una vía moderada alejada de Vox, pero sobre todo ante la putrefacción de las Instituciones y la corrupción que cercan al Gobierno y al PSOE, es preciso denunciar la falta de ética y pudor de Pedro Sánchez. «Honestidad frente a indecencia», comentaba en los pasillos Alberto Núñez Feijóo a unos compromisarios entregados que se preparan ya para un bronco ciclo electoral. El líder del PP, quien con todo acierto convocó en Melilla a su Comité Ejecutivo para debatir un tema tan sensible como la inmigración, está altamente preocupado por las maniobras y malas artes del «sanchismo» para aguantar en el poder a toda costa. Por ello, en la cúpula del PP se quiere trasladar un mensaje de limpieza frente a suciedad.

Una noche, durante un debate televisivo, Pedro Sánchez se lo espetó a Mariano Rajoy: «Usted no es decente». Sólo con mirar el escenario en los tribunales, la advertencia honesta de Feijóo contra las impurezas de Sánchez se queda corta.

El presidente del Gobierno comparece en la Cámara Baja con los escándalos de José Luis Ábalos, Koldo García, Santos Cerdán, su señora Begoña y el «hermanísimo» David a sus espaldas. El Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, declara ante el Tribunal Supremo en un juicio sin precedentes que abochorna a sus colegas europeos. Y por si faltaba algo, la guinda la pone el juez Juan Carlos Peinado al citar a la secretaria general de Presidencia, Judit Alexandra González, como jefa directa de la asesora de la esposa del inquilino de La Moncloa.

El día prometía, desde luego. Ante tales escarnios el presidente se descuelga con una magna entrevista en su diario de cabecera en la que dinamita los poderes el Estado. Proclama sin rubor la inocencia de su fiscal y se entromete en la Sala del Tribunal Supremo que le juzga. Una falta de calidad democrática increíble, si es que alguna vez Sánchez creyó en ella.

La entrevista de marras, que se gestó en Moncloa con sus asesores al conocer la anunciada dimisión de Carlos Mazón, es un auténtico disparate y revela el carácter de un autócrata. Como tal, Pedro Sánchez advierte de que todo el poder emana de su persona y nada ni nadie osarán contradecirle. Dictadura pura y dura.

En el tren AVE de Sevilla a Madrid, la tarde del pasado domingo un grupo de empresarios importantes regresan a la capital tras haber asistido al Congreso del PP y a un Foro económico. Coinciden con algunos periodistas y varios diputados mientras ven por el móvil la anunciada entrevista periodística de Pedro Sánchez. El estupor es total al contemplar a un líder noqueado, desgastado y maquillado hasta el máximo para aparentar un victimismo al más puro cine de autor. «Solo le falta el colirio para contener el escozor de las lágrimas», comentan con ironía.

La cabeza de quien fuera el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, está en la cárcel. La de otros como Ábalos, Koldo, la señora Begoña y el hermano David van camino de la tabla del verdugo. El informe de la UCO sobre el ministro Ángel Víctor Torres en su etapa como presidente de Canarias es tremendo y anuncia nuevas sorpresas. La sangría política va en aumento pero el autócrata ni se inmuta. «Yo sigo y los míos son inocentes». Buen bofetón al Estado de Derecho.

Los dirigentes empresariales llevan días en zozobra sin Presupuestos, sin hoja de ruta económica, con un vacío en el sector industrial, bajo medidas a lo loco en el terreno laboral en una legislatura agotada. La conclusión es unánime: «Sánchez está en coma, pero él se niega verlo». El portazo de Carles Puigdemont parece no importarle y los estrategas de Moncloa trabajan en descalificaciones personales contra algunos diputados de JuntsxCat, así como contra magistrados del Tribunal Supremo que juzgan al Fiscal General del Estado.

Si sale absuelto, Sánchez se erigirá como un héroe de la libertad. Y si le condenan los ataques a los jueces y a la «fachosfera» serán terribles. La consigna está dada, el comodín de los «ultras» amenaza y el cadáver de Franco revolotea de nuevo. Lo dice muy bien el secretario general del PP, Miguel Tellado: «Sacarán a Franco ocho veces, pero ya no cuela». Polarización, trinchera, odios enfrentados. Nadie sabe de qué será capaz el caudillo Sánchez para mantener su poltrona. Palabra de Puigdemont, quien engañado tarde se ha dado cuenta.

Entre los empresarios cunde el temor de que están prestos a salir otros muchos audios comprometedores de algunos subalternos que sucumbieron a los sobornos a cambio de suculentos contratos.

La trama Ábalos-Koldo-Cerdán tiene aún mucho gas por emitir, en un aroma fétido que no tiene más salida que borrón y cuenta nueva con unas elecciones generales. Pierdan de momento toda esperanza, Sánchez se atrinchera y sus coletazos miran ahora a las elecciones autonómicas, la primera Extremadura. Aquí, algo insólito, apoyo del «sanchismo» a un imputado, Miguel Ángel Gallardo, gran favorecedor del «hermanísimo». Desde Moncloa quieren implicar en la foto al ministro de Economía, Carlos Cuerpo, nacido en Badajoz y el único miembro del Gabinete que tiene sensatez, preparación y cabeza. Dicen quienes han hablado con él estos días que no le llega «el susto al cuerpo», nunca mejor dicho. Y de momento se ha ido a China con los Reyes de España para olvidar el marrón. Por lejos no quedará.