Política

Caso Pujol

Jordi Pujol padre, ausente

Desaparecido desde el 5 de septiembre, se cree que ha salido de España y se especula sobre si se escudará en su salud para no comparecer ante el Parlament

Ayer, mientras su hijo declaraba en Madrid, las ventanas cerradas de la residencia de Jordi Pujol en Barcelona
Ayer, mientras su hijo declaraba en Madrid, las ventanas cerradas de la residencia de Jordi Pujol en Barcelonalarazon

«Ja li avanço que compareixeré». Con esta escueta frase, fiel a su estilo sumario, el ex presidente Pujol comunicó a la presidenta del Parlament catalán, Núria de Guispert, su voluntad de acceder a la petición presentada por los grupos parlamentarios de la Cámara y dar explicaciones de la fortuna personal que, durante 34 años, ha ocultado en el extranjero; un escándalo que ha supuesto el más duro revés al que el envite soberanista del nacionalismo catalán ha tenido que hacer frente hasta el momento. Sin embargo, tras una semana de alto voltaje mediático, Pujol desapareció del mapa y las persianas de su domicilio en Barcelona continuaban ayer significativamente cerradas. Así permanecieron durante las celebraciones de la Diada y así se quedaron durante todo el día de ayer mientras, en Madrid, su hijo Jordi Pujol Ferrusola, se defendía ante el juez Pablo Ruz de los delitos de fraude fiscal y blanqueo de capitales por los que ha sido imputado junto a su ex mujer, Mercé Gironés.

«No estoy obligado»

De esta manera han tenido ya lugar dos de los tres eventos que Pujol quería dejar pasar antes de personarse en el Parlament. Resta ya sólo que se apruebe la ley de consultas y se convoque la consulta soberanista.

A día de hoy, la última aparición en la escena pública del ex presidente de la Generalitat se produjo el viernes 5 de septiembre, cuando se le vio salir de su casa en Barcelona dentro de su coche y no a pie, que era como acostumbraba a hacerlo hasta ese momento. Desde entonces –como el florín perdido de la leyenda, que nadie ha visto pero del que todo el mundo habla– Pujol sigue sin emerger a la superficie y da pábulo al temor de que se escude en su, al parecer, debilitada salud para no comparecer ante el Parlament y rendir cuentas. El día anterior, el 4 de septiembre, tildado por varios transeúntes de «chorizo» y «delincuente», Pujol habló ante los medios de comunicación que montaban guardia en su casa y repitió las ideas fundamentales de la misiva dirigida a Guispert, a saber, que «aunque no estoy obligado a la comparecencia porque el reglamento no lo exige» el ex presidente se presentaría «por el respeto que tengo al Parlament y por lo que representa desde el punto de vista de nuestro país y de la democracia». El equipo que prepara su defensa ha aconsejado repetidas veces al ex presidente que comparecer ante el Parlament es un movimiento que puede perjudicarle.