
Opinión
Justicia de pandillas
Solo nos queda (quién lo iba a decir) Carles Puigdemont como contrapeso a las tropelías de Pedro Sánchez

Debe de ser agotador gobernar rodeado de tanta gente con problemas judiciales. Que si un ministro investigado, que si un hermano imputado, que si una esposa llamada a declarar… El exgerente del PSOE, la ex secretaria de Ábalos en el Supremo, Cerdán en la cárcel y Sánchez dando explicaciones en el Senado… Solo con leerlo da dolor de cabeza y agota a cualquiera.
Normal que Bolaños pretenda aligerar la carga del Poder Judicial con la reforma de la ley de enjuiciamiento criminal. Se limita la acusación popular y la instrucción de los jueces se pasa a los fiscales que dependen del fiscal general del Estado que, con esta propuesta no estará sujeto a un cambio de gobierno y así seguirá vigilando los casos pendientes, aunque gobierne la derecha.
Se le arrebata la lupa al que debe mirar con distancia y se le da al que depende jerárquicamente del gobierno. Es lo que se dice justicia de proximidad, no al ciudadano sino al gobierno.
O justicia de y entre amigos. Unos amigos delinquen y los que deciden si hay caso son amigos de esos amigos. La justicia pasa de ser universal a ser de pandillas, pasa de representarse con una balanza a representarse con un teléfono.
Se elimina el único contrapeso real al poder político disfrazándolo de reforma técnica y modernización del sistema. Solo nos queda (quién lo iba a decir) Carles Puigdemont como contrapeso a las tropelías de Pedro Sánchez.
El destino del país está en manos de quien aborrece el país. La aprobación o no de la reforma judicial está en manos de un prófugo de la justicia con la capacidad de apagar o mantener a Sánchez en el poder. Nuestro destino se decide en Bélgica o en Suiza. ¿Qué más puede salir mal? ¡Poco nos pasa!
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