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La investidura de Puigdemont añade división en JxCat

ERC apoya de forma simbólica el derecho del ex president a ser candidato, pero renuncia a investirlo

La Junta de Portavoces del Parlament, presidida por el president del Parlament, Roger Torrent (c), durante la reunión celebrada esta mañana.
La Junta de Portavoces del Parlament, presidida por el president del Parlament, Roger Torrent (c), durante la reunión celebrada esta mañana.larazon

ERC apoya de forma simbólica el derecho del ex president a ser candidato, pero renuncia a investirlo.

Si el último encarcelamiento de dirigentes independentistas y la detención de Carles Puigdemont podía convertirse en la combinación perfecta para que el separatismo cerrase filas y diera salida al bloqueo, lo cierto es que solo ha tensado más la cuerda entre unos partidos y otros y el escenario de repetición de elecciones vuelve a sobrevolar el paisaje político catalán ante la evidente falta de entendimiento: mientras la CUP y JxCat han aprovechado la indignación de la gente en la calle para presionar otra vez con la investidura del ex president, ERC sigue dando largas a esta opción. Los anticapitalistas volvieron a insistir en su disposición a entrar en la Mesa del Parlament para facilitar una investidura a distancia y JxCat recogió el guante, que ayer retomó con intensidad la posibilidad de investir al ex president. Sin embargo, Esquerra se mantuvo en su línea de no dar muestras de desafío a la Ley y esquivó en todo momento este planteamiento aunque concedió un guiño como mal menor: apoyar la celebración de un Pleno mañana a las 10 horas y votar dos propuestas de resolución que reconozcan los derechos políticos de Puigdemont, Jordi Turull y Jordi Sánchez para ser investidos.

Un brindis al sol, ya que sendas iniciativas no tendrían efectos jurídicos inmediatos, sino que requerirían ser desarrolladas, y ahí sería cuando ERC volvería a poner trabas, con el presidente del Parlament, Roger Torrent, como máximo dique de contención. Asimismo, y para atajar cualquier duda que puedan suscitar las resoluciones, fuentes del partido republicano matizaron a este diario que en ningún caso pretenden investir a Puigdemont. Por ahora, la fórmula que están tratando de forzar desde JxCat es dar recorrido a la reforma de la Ley de presidencia para permitir una investidura a distancia, una vía que solo alberga más riesgos judiciales para los dirigentes independentistas y Torrent. Por ello, desde la CUP vienen planteando en las últimas horas su compromiso por entrar en la Mesa de la cámara catalana, idea que no desagrada en JxCat, pero que genera todo el rechazo en ERC: «La Mesa ya tiene una mayoría independentista», aseguró el portavoz de los republicanos, Sergi Sabrià.

En todo caso, el regreso al plan A solo ha alimentado más la división que envuelve a las fuerzas separatistas. Dirigentes de Esquerra expresaron a este diario su rechazo argumentando que una investidura de Puigdemont «solo tendría un recorrido simbólico» y provocaría prolongar todavía más el 155, lo que temen que desembocaría en nuevos comicios: «Con actos simbólicos nos podemos hartar». Este temor, sin embargo, solo existe en parte de JxCat, que día tras día está más roto entre irreductibles (núcleo duro de Puigdemont) y pragmáticos. Precisamente, la reunión que celebraron ayer en el Parlament, estuvo llena de tensión y enfrentamiento, y se acabaron imponiendo las tesis de los afines al ex president, que además, según afirmaron a este diario algunos presentes, no podían articular palabra porque enseguida eran cortados: «Son unos iluminati», tildaron desde la sección más pragmática del grupo parlamentario a los «radicalizados».

También al calor de la reciente notificación del Comité de Derechos Humanos de la ONU, en la que pedía al Estado que respetara los derechos políticos de Jordi Sánchez, el ex líder de la Asamblea Nacional Catalana la tomó con optimismo y trasladó a sus abogados que ahora ya no renunciaba a ser investido, si así lo permitía Torrent. Sin embargo, desde el Gobierno se apresuraron ayer a quitarle hierro ya que la definieron como «no vinculante» y advirtieron de que ellos no pueden interferir en decisiones judiciales ni todavía han presentado todas sus alegaciones.

Mientras tanto, desde el PDeCat, se mantienen expectantes al desarrollo de los acontecimientos, aunque siguen insistiendo en la formación de un gobierno efectivo ya. Tarea a la que el presidente del Parlament también está destinando muchos esfuerzos, como la ronda de contactos que ha iniciado con los actores de la sociedad civil. Su objetivo es construir un frente amplio, que permita prescindir de la CUP y en el que ponen el foco sobre los «comunes», aunque por el momento un acuerdo con éstos «está muy verde». Desde ERC, también avanzaron su voluntad por construir un bloque transversal, que incluya a todos los partidos que rechazaron la sentencia del Estatut, entre los que estaba el PSC.