Política

Declaración de la Infanta

La investigación sobre la grabación del vídeo se centra en dos abogados

En la zona bajo sospecha se sentaban también varios funcionarios del juzgado de Castro

Uno de los letrados atraviesa la sala porque llegó dos minutos más tarde, pero al estar invertida la imagen, la sensación es que el abogado sale de la sala, en lugar de entrar. Estos «errores» indican que ha sido manipulada para dificultar la investigación.
Uno de los letrados atraviesa la sala porque llegó dos minutos más tarde, pero al estar invertida la imagen, la sensación es que el abogado sale de la sala, en lugar de entrar. Estos «errores» indican que ha sido manipulada para dificultar la investigación.larazon

La Policía centra sus investigaciones sobre los posibles autores del vídeo de cinco minutos de la declaración de la Infanta Cristina del pasado sábado en dos abogados que acudieron en sustitución de un compañero a la comparecencia. Tras el análisis de las imágenes, los agentes se han percatado de que la grabación «se ha manipulado con un efecto espejo para que no se sepa de dónde se ha realizado la toma». De manera que, aunque la pantalla en la que se exhibían los documentos estaba a la derecha del juez José Castro, en la grabación de 5:19 minutos figura en el lado contrario. Con esa misma intención, añaden fuentes de la investigación, «se ha alterado la secuencia de voces».

Pero hay un detalle que permite situar con bastante exactitud el momento en que se grabó la secuencia: los gritos que llegan desde la calle de los manifestantes antimonárquicos que se concentraron a las puertas de los juzgados, que se prolongaron durante los primeros veinte minutos de declaración. Por si fuera poco, una imagen ha sido clave para cerrar el círculo sobre los posibles autores: en el minuto 1:27 pasa por delante de la cámara un abogado que «llegó un par de minutos tarde a la declaración». En las imágenes, parece que sale de la estancia (se desplaza de izquierda a derecha, hacia la puerta), aunque en realidad entra. «Lleva una chaqueta puesta que se quitó al sentarse y que no se volvió a poner en todo el día, por eso está claro que entra», apuntan las fuentes consultadas. De hecho, el autor de la grabación se percata de que ese detalle puede contribuir a identificar su situación en la sala y, en apenas un segundo, enfoca bruscamente hacia el techo.

Gracias a esa imagen fugaz, la investigación se ha centrado en las personas situadas en la bancada situada a la derecha de la sala (a la izquierda del juez), en la zona más cercana a la puerta. En las dos primeras filas se acomodaban «cinco o seis funcionarios del juzgado de Castro y, detrás de ellos, dos abogados que no habían venido antes. Al final de esos seis bancos se sentaba el abogado de Iñaki Urdangarín, Mario Pascual Vives, «pero desde donde estaba no era posible realizar la grabación».

La investigación, por tanto, se centra prioritariamente en esos dos letrados, Francisco Carvajal y María del Carmen Jiménez, que acudieron a la comparecencia en sustitución de Javier Saavedra, abogado de Robert Cockx, supuesto testaferro de Iñaki Urdangarín, por encontrarse el letrado fuera de España. El propio Saavedra comunicó al juez esta sustitución y Castro dio el visto bueno el pasado 28 de enero en una providencia. LA RAZÓN se puso ayer en contacto con Jiménez, quien negó que ella o su compañero grabasen las imágenes. «Yo pasé todos los controles y me quitaron hasta el bolígrafo y el reloj». Y recordó que se limitó a acudir a la comparecencia «en sustitución de mi jefe, que estaba fuera de España». La letrada lamentó que se les señale como posibles autores de una grabación que, insiste, no realizaron. «Esto me está viniendo demasiado grande», aseguró.

Castro «cerca» a los sospechosos

José Castro, el juez instructor del «caso Nóos», declaró ayer ante los medios de comunicación que las grabaciones realizadas en el interior del juzgado durante la declaración de la Infanta Doña Cristina el pasado sábado le parece «algo incalificable» por parte de alguno de los presentes. El magistrado aseguró también tener «sospechas» sobre el autor de la grabación, pero afirmó que no las iba a desvelar.