Política

Bruselas

La teoría de Moncloa sobre el pacto del PSOE

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ayer durante su intervención en la clausura del Círculo de Economía en Sitges acompañado de Josep Piqué
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ayer durante su intervención en la clausura del Círculo de Economía en Sitges acompañado de Josep Piquélarazon

Si al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se le pregunta por los pactos con el PSOE, su respuesta no cambia apenas con respecto a la que semanas atrás dio cuando el líder socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, jugó la carta del gran acuerdo económico para desenfocar la crisis interna dentro del PSOE que tanto le apretaba en el cuello. Entonces Rajoy dijo aquello de que los pactos tienen que ser con contenido y no para volver a las políticas del pasado. Esta semana ha trascendido el acercamiento entre el Ejecutivo y los socialistas en relación a la postura de España ante la próxima cumbre europea, una posición común en Bruselas, algo que, por otra parte, ha sido hasta ahora bastante habitual hasta en los momentos de máxima tensión política doméstica. También se han entendido en la Estrategia Nacional de Defensa y en la Ley de Transparencia.

Y en este clima de aparente mayor entendimiento, si se le pregunta a Rajoy si ve margen para nuevos grandes consensos, la respuesta del presidente estará marcada por el escepticismo. En Moncloa creen que «hay espacio, pero estrecho», para que Gobierno y socialistas acerquen posturas en las demás cuestiones que están en la agenda política o económica. Aunque ninguna de las dos partes, ni Gobierno ni PSOE, vayan a ser los que rompan la baraja porque saben que la opinión pública demanda acuerdos en estos momentos y castiga a quien aparezca como el responsable de que no se produzcan.

Entre las cuestiones pendientes figura la reforma local, que está en el Consejo de Estado y que tiene que aprobarse en este mes de junio. En los últimos contactos dentro de la Federación Española de Municipios (FEMP), los alcaldes socialistas han visto con muy buenos ojos las modificaciones que se han introducido en el proyecto, pero por ahora no hay cambio en la decisión política de Ferraz de desmarcarse de esta iniciativa. En cuanto a la reforma de la Administración Pública, la posición del PSOE se conocerá a finales de junio, cuando la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, presente su informe. La negociación se abrirá entonces y hay tantos intereses cruzados por sus efectos territoriales que es «muy difícil aventurar si el PSOE será capaz de imponer una posición nacional sobre las demandas de sus federaciones», advierten en Moncloa. La propuesta de reforma del modelo de Estado en la que trabajan los socialistas, el Gobierno ni la valora. «No podemos fijar posición cuando ni ellos están de acuerdo sobre qué significa el federalismo y qué tenemos que cambiar», señalan.

La reforma de las pensiones, otro de los grandes retos que tiene por delante el Gobierno, también entrará en la negociación con el principal partido de la oposición. Es una medida costosa en términos de opinión pública y esto pesará en la decisión del PSOE, como lo hizo en la que adoptó el PP ante los ajustes introducidos ya en la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero. Los populares votaron entonces en contra.

En el Gobierno dicen que la nueva disposición del PSOE a los acuerdos se debe a que «se están dando cuenta de que cambia el viento y la crisis empieza a quedarse atrás, y quieren recolocarse». También intuyen que hay una razón puramente partidista. Es decir, que explican su reivindicación de los acuerdos en su crisis interna. «Tienen que distraer el foco de atención y además han visto que esta nueva posición es más rentable para su imagen ante la ciudadanía. La gente quiere una oposición útil, y la ausencia de alternativa la suplen colocándose bajo la bandera del pacto», añaden en Moncloa.

Segundos niveles

Resulta significativa la primacía técnica, sobre los niveles políticos, en los acercamientos que se han producido hasta ahora. Hay conversaciones entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, pero donde de verdad se han tejido los acuerdos ha sido en segundos niveles menos políticos y mucho más técnicos. Así ha ocurrido con la Ley de Transparencia, en una negociación tutelada en primera persona por la vicepresidenta. Y lo mismo puede decirse de la nueva Estrategia Nacional de Defensa, consensuada por los «fontaneros» de Moncloa con ex altos cargos del PSOE, ahora en otras responsabilidades de segundo nivel. Los interlocutores del PSOE han sido José Enrique Serrano, Antonio Camacho o Diego López Garrido.

En el contexto actual no hay que pasar por alto la preocupación por la crisis institucional en todas sus variantes. Ni tampoco «la relevancia» de que haya entrado en escena el ex presidente Felipe González. A la entrevista de Rajoy con González se le ha dado dentro del PP una relevancia «máxima».