José Antonio Vera

Esto va para largo

Hay tanta necesidad, por parte de todos los implicados, que parece casi imposible que se pueda frustrar la operación, pero son muchas las aristas aún por pulir

BARCELONA, 01/10/2023.- Manifestación por el sexto aniversario del referéndum del 1 de octubre celebrada este domingo en Barcelona, convocada por diversas entidades independentistas, como el Consell de la República, ANC, Òmnium, Intersindical o la AMI. EFE/Enric Fontcuberta
Manifestación por el sexto aniversario del referéndum del 1 de octubreEnric FontcubertaAgencia EFE

Están pasando cosas y no todas las conocemos. Lo decía Noah Chomsky con otras palabras, pero podríamos aplicarlo a la situación del momento. Olvidemos aquello de que para el 17 tendríamos nueva sesión de investidura. Sánchez salió de Zarzuela con el encargo en la mano pero también con un nuevo pulso del independentismo. Lo primero, para empezar bien el nuevo momento, Puigdemontle dio una vuelta de tuerca más a su provocación publicando una foto con la imagen del Rey boca abajo. El secesionismo se la tiene jurada a Don Felipe y no desaprovecha ocasión para evidenciarlo. Con el agravante de que también desde las posiciones más radicales de la derecha se acusa al Monarca de no hacer lo que, según ellos, debería haber hecho. O sea, no designar candidato al actual presidente en funciones, como si el Rey pudiera vulnerar el mandato que la Constitución le encomienda.

Vamos a ver: Puigdemont y Junqueras pisotearon las leyes, las incumplieron, las retorcieron. El jefe del Estado no puede ni debe actuar como los que atentaron contra la convivencia con sus procedimientos irresponsables. Don Felipe hizo lo que debía, pues lo contrario sería incurrir en una suerte de prevaricación institucional de repercusión enorme, incluso a nivel de calle. Y Su Majestad está para unir, no para dividir. Para eso ya tenemos a Puigdemont. Ahora van a convocar una especie de votación asamblearia para saber si tienen que bloquear o no la investidura de Sánchez. Se trata de ponerlo más difícil todavía. No sólo quieren la amnistía. No sólo el verificador. No sólo la Mesa y el dinero de la deuda y el referéndum. Se trata de que quede claro que la llave está en Waterloo y allí hay que ir a reclamarla. La humillación. Por eso se han ido en avión Cerdán y Serrano a París sin billete de vuelta. Lo que hay que resolver se habrá de solventar en Waterloo.

Las condiciones las pone el huido, y el sanchismo apenas podrá corregir flecos. Claro que a Puigdemont tampoco le interesa desaprovechar esta oportunidad. Igual no hay otra. Si el frankenstein-plus no sale tampoco habrá amnistía. Y eso es en realidad lo que interesa a Junts. Evitar la detención y esquivar la cárcel. La lista de reivindicaciones hay que ponerla alta. Pero no tanto como para mantener la actual entelequia legal, con la espada de Llarena sobre el flequillo. La investidura puede frustrase (nadie lo cree) pero no por Puigdemont. Será porque al PNV le dé un subidón de cuernos con relación a Bildu o a Cataluña. Nunca más allá de la abstención, claro. O tal vez porque a unos cuantos de los socialistas herederos de la vieja guardia se les ocurra no apoyar la investidura maldita. Lo que tampoco sucederá, pero debería suceder si escuchamos la letanía del felipismo. O porque a Pablo Iglesias le dé por el aguarle la fiesta a Sumar poniendo más alto su desafío a Yolanda. O Irene o nada. O un Ministerio o nos plantamos y se acabó la investidura. Son muchas las aristas aún sin pulir. Sólo que hay tanta necesidad, por parte de todos los implicados, que parece casi imposible que se pueda frustrar la operación. Aunque no sea tan fácil como el sanchismo imaginó. De momento nos vamos a noviembre. Seguimos sin hablar de amnistía, no vaya a ser que al final haya que recular y volver a las urnas. Entonces habría que decir lo contrario que ahora. E igual ya no le creen. Después de tantas vueltas, tantos vaivenes, tanto rectificar, al personal se le queda cara de idiota. ¿Alguien imagina que Sánchez iría a las urnas diciendo que pretende amnistiar a Puigdemont?. La ecuación no es fácil pero lo demás suena a imposible. Feijóo no va a abstenerse para salvar a su contrario. Un pacto podría ser, pero con presidente distinto. Y eso no está sobre la mesa. Todavía.