PP

Los barones presionan para que el PP lidere nuevos debates sociales

La maternidad subrogada, la custodia compartida o los cuidados paliativos, entre los retos

Fernando Martínez-Maillo, Javier Maroto y Pablo Casado, ayer en el exterior del Congreso de los Diputados
Fernando Martínez-Maillo, Javier Maroto y Pablo Casado, ayer en el exterior del Congreso de los Diputadoslarazon

La maternidad subrogada, la custodia compartida o los cuidados paliativos, entre los retos.

El Congreso del PP del próximo viernes no oculta sobresaltos para Mariano Rajoy. Es, previsiblemente, el más tranquilo al que se ha enfrentado desde que asumió la Presidencia nacional de su partido en 2004, con aquella decisión de José María Aznar de elegirle como su sucesor. Y si hay alguna «sorpresa, será porque él, intencionadamente, así lo ha querido. De hecho, sus colaboradores más estrechos no trabajan con esa hipótesis, aunque no sería la primera vez que Rajoy les pilla con el pie cambiado.

Toda la atención interna y externa está puesta en la Secretaría General y en si María Dolores de Cospedal conseguirá imponerse en su objetivo de mantener ese cargo, pese a las opiniones contrarias dentro de su partido. Andalucía, Galicia, País Vasco o Castilla y León, por señalar algunos territorios, no ven bien que la ministra de Defensa mantenga su puesto como «número dos» del PP. Argumentan, entre otros motivos, que ese puesto exige dedicación exclusiva, y no un titular puramente nominal para que haya otra persona por debajo, un coordinador general o como se le llame, que se ocupe del día a día del PP. Esto es lo que Cospedal desea. En la práctica Rajoy despacha con Cospedal, pero los encargos se los hace al vicesecretario de Organización, Fernando Martínez-Maillo, y puntualmente también a otros miembros del Comité de Dirección. Es un hecho que Cospedal se siente fuerte, pero la decisión será de Rajoy. Ahora bien, más allá de esta incógnita, en el PP no hay inquietud en lo que afecta al equipo del presidente. Antes se habló sobre la portavocía en el Congreso, pero ese debate se ha apaciguado e internamente dan por hecho que el modelo por el que apostó Rajoy tras las últimas elecciones autonómicas y municipales se mantendrá en su esencia. Sin discusión tampoco sobre el liderazgo de Rajoy, la novedad en este Congreso es que la dirección del PP está teniendo que lidiar en estos días previos al cónclave con la presión de los barones para conseguir que el partido entre en algunos debates sociales que responden a los cambios y nuevos retos que plantea la evolución de la propia sociedad. Para que esta vez la izquierda no pueda volver a decir que sólo cuando ella gobierna se dan soluciones a esas realidades, argumentan. Las enmiendas de los compromisarios confirman por su volumen el interés que han suscitado cuestiones tan delicadas como la maternidad subrogada, la custodia compartida o la posición del PP en el debate de los cuidados paliativos. La regulación de la maternidad subrogada cuenta con el apoyo del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, del líder andaluz, José Manuel Moreno o incluso ha puesto de acuerdo a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, y a Esperanza Aguirre. El vicesecretario de Acción Sectorial, Javier Maroto, también apoya esta posición, pero no incluyó el tema en la ponencia social en respeto a su obligación de neutralidad ante un tema que no genera consenso. La decisión de Génova es dejar las cuestiones que más conflicto interno generan para la negociación final con los compromisarios. Hay muchas enmiendas partidarias de que se actúe, pero también hay compromisarios que se han movilizado en la dirección contraria. Rajoy quiere un Congreso sin polémicas, y por eso Génova intenta encontrar un punto de acuerdo previo, difícil porque el sector más conservador del partido está movilizado para frenar que se avance en esa dirección. Más fácil tienen que prospere la apuesta también de territorios como Valencia, Aragón, Cataluña o País Vasco para que el PP incluya la custodia compartida. El sector más duro está poniendo incluso barreras en materia de cuidados paliativos.