Opinión

Más globos

Las ayudas “bananeras” no solucionan nada, simplemente juegan con la pobreza y la esperanza de los más necesitados

María Jesús Montero Ministra de Hacienda y Función Pública durante la sesión de control del Gobierno celebrada en el Congreso en Madrid.
María Jesús Montero Ministra de Hacienda y Función Pública durante la sesión de control del Gobierno celebrada en el Congreso en Madrid.Alberto R. RoldánLa Razón

En EE UU, tierra de promisión sembrada por la gracia para el pueblo elegido, andan locos mirando al cielo. Caramba que tienen artilugios y chismes, pero no saben si a lo que disparan se trata de globos, ovnis, aparatos espías o vete ya a saber qué cosa. A lo mejor es que lo que pretenden es que de tanto mirar al infinito azul se nos vaya la atención a eso, al techo celeste, olvidando las penas terrenales. Aquí, en nuestro rinconcito cañí, no tenemos la armonía que se cultiva en las lejanas praderas de Oregón, ni mucho menos la desembocadura del Yukón que enamoró a Jack London para derribar los nuestros, que además, no vienen de la China, los lanza Pedro Sánchez cada poco para ver cómo de "apesebrados" tiene a los españoles.

En Pekín quieren averiguar lo que se cuece en el Pentágono, pero cuando María Jesús Montero lanza su globito en forma de ayuda de 200 euros, ya se las sabe todas. “‘Desgraciaito’ aquel que come el pan de mano ajena…”, ay el cortijito, que sigue intacto. Sánchez, siempre en campaña, con esta ayudita recupera la beneficencia, las papeletas para recoger las bolsas de comida pero no evita que el personal pueda llegar a fin de mes. Era éste el Gobierno acabaría con la pobreza energética, pero bate récords colocando las facturas por las nubes y friendo a impuestos a la clase media.

Las ayudas “bananeras” no solucionan nada, simplemente juegan con la pobreza y la esperanza de los más necesitados y colmatan un sistema populista de dar el pez, el pescaíto. El dinero llegará automático, enfatizó ayer la ministra de Hacienda, como si estuviera en una tómbola vendiendo boletos a los “pobresitos” de España. Campaña constante hasta final de año, desguazando las cuentas como el tren de los Hermanos Marx, alargando la agonía de un Gobierno que no gobierna, enfrascado en una lucha interna, frente a una oposición que no logra cogerle la medida a los trileros. A nuestros globos no hay quien los devuelva a la tierra, a veces parece que no hay ni quién los detecte. Quizás porque también está mirando al cielo buscando su globo. Un globo, dos globos, tres globos…