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Mas y Urkullu hacen frente común ante la debilidad del Estado

Mas y Urkullu hacen frente común ante la debilidad del Estado
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El president y el lendakari analizan el resultado del 20-D tras el Cataluña-Euskadi.

¿Quieren tener los nacionalismos periféricos un papel en la política española? La respuesta del PNV es muy clara: sí. La de Convergència no lo es tanto, puesto que las alianzas que ha urdido en Cataluña (con ERC primero y quizá –hoy se sabrá– con la CUP) invalidan prácticamente la vía de los pactos en Madrid. En todo caso, Artur Mas consideró, tras conocer el resultado de las elecciones generales, que «se abrían puertas» en Madrid y mostró su disposición a examinarlas. Ayer las estudió con el lendakari, Íñigo Urkullu, con quien coincidió en el palco del Camp Nou en el partido Cataluña-Euskadi y con quien compartió, posteriormente, una cena.

Los nacionalistas vascos obtuvieron seis escaños en las recientes elecciones generales en un contexto de alta participación (71,45 por ciento) en su comunidad. No vencieron en votos (en el País Vasco ganó Podemos), pero sí en diputados. La conclusión del PNV fue la siguiente: «Nuestros diputados van a dar mucho juego político en el Congreso».

El PNV, a diferencia de Convergència, no plantea la vía de la secesión sino la de mejoras en el autogobierno vasco. «Vamos a trabajar por favorecer un cambio de 180 grados en lo que respecta a Euskadi; un cambio de estatus debe estar en la agenda también de las autoridades españolas», dijo el presidente del PNV, Andoni Ortuzar.

Los nacionalistas vascos opinan que un Congreso fragmentado es un escenario ideal para que sus seis diputados valgan su peso en oro. Gobierne quien gobierne, alguien tocará el timbre del PNV, que está completamente determinado a hacer política en Madrid «basada en el diálogo, en el acuerdo y en la transparencia».

La estrategia de CDC es diferente, ya que, por el momento, no ha corregido su rumbo independentista y es impensable que sus reinvindicaciones se atiendan porque desbordan por completo el marco de la Constitución.

Sea como fuere, en un Congreso sin mayoría absoluta y en el que el PSOE trata de construir una alianza multicolor, los partidos nacionalistas se sienten llamados a obtener contrapartidas a cambio de proporcionar estabilidad. Cabe recordar que Mas y Urkullu acordaron hace un año «trabajar juntos» para revertir lo que denominaron «la recentralización» del Gobierno del PP pese a admitir que sus modelos eran diferentes.

Convergència lo tiene muy complicado para modificar su estrategia y regresar al pactismo en Madrid, ya que de inmediato hallará la denuncia de ERC, una formación que se está comiendo el electorado soberanista progresivamente para desesperación de CDC, cada día más débil (en las generales fue la cuarta fuerza más votada por detrás de Podemos, ERC y PSC).

La mayor diferencia, en todo caso, entre PNV y CDC es que Urkullu es lendakari y Mas es presidente en funciones.