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Méritos e infamias

Mis 15GW

Con la sede vacante estoy abierto a cualquier milagrería, pero me gustaría saber dónde se esfumó esa enorme cantidad de energía que provocó el apagón que nadie ha sabido explicar hasta ahora

Una calle de Extremadura sin luz por el apagón del lunes EUROPAPRESS

Cada español encuentra un método para enfrentarse al reto de la vida cotidiana, que en el tiempo que nos ha tocado incluye epidemias mundiales, guerras europeas, volcanes sulfurosos y apagones mágicos. Estaba bien eso del fin de la historia y la calma chicha del triunfo del capitalismo. ¡Ja! Lo primero que hicimos fue llenar las terrazas bajo la lógica del sentido común que dicta que cerquita de un bar y con un botellín en la mano nada malo puede sucederte. Y el personal se entregó sin esperar las explicaciones del Gobierno una vez que descartamos que las bombas rusas comenzaban a caer sobre nuestras cabecitas. Confiamos en la generosidad de nuestros vecinos franchutes del norte, que contaban con las plantas nucleares, y del “biberón” marroquí por el Estrecho. “¿Qué podía fallar?”, pensaba malévolamente mientras jugaba con el dial del transistor. En esas, habló Pedro Sánchez con la voz de sus grandes interpretaciones para alentarnos valor, para felicitarnos por nuestro civismo, al tiempo que rompía con las leyes de la conservación de la energía. Tiembla en tu tumba, Benjamin Franklin. Nos soltó el buen hombre que se habían “perdido” 15GW del sistema eléctrico ibérico, pero que aún se desconocía la causa. Con la sede vacante estoy abierto a cualquier milagrería, pero me pregunto cómo se puede escapar tal cantidad de electricidad y dónde acabaron esos 15GW. Mis estudios de física dan únicamente para hacerme estas dos estúpidas preguntas, seguir respirando y beber otro sorbo de cerveza. Sólo alcanzo a asumir la equivocación de Sánchez a toro pasado, cuando un ex presidente de Red Eléctrica Española asegura que eso es imposible físicamente porque el propio sistema se autorregula en función de la demanda y la producción. Hace ya varios días del lunes negro y nadie tiene ni idea de qué nos desconectó, ni la propia Beatriz Corredor, de hecho. Por eso creo que todo fue una ensoñación general para arrancar la revolución de las terrazas, el único espacio de libertad que no nos pueden quitar aún.