Memoria Histórica

Objetivo: borrar el nombre de Franco de los pantanos, su legado más emblemático

Se han eliminado, trasladado o modificado menciones en las principales cuencas hidrográficas

Franco, durante la inauguración, el 24 de septiembre de 1956, del pantano de Barrios de Luna (León). Le acompaña su mujer, Carmen Polo
Franco, durante la inauguración, el 24 de septiembre de 1956, del pantano de Barrios de Luna (León). Le acompaña su mujer, Carmen PoloAgencia EFE

El Plan Nacional de Obras Hidráulicas que acometió el régimen de Franco data de 1933 y era responsabilidad original del ingeniero Manuel Lorenzo Pardo, impulsor de la solidaridad entre las cuencas hidrográficas. Pudo ser llevado a término por la República, pero no fue aprobado por las Cortes, así que, recuperado por el «Caudillo» en el Plan de Transformación y Colonización, su desarrollo abarcó hasta 615 embalses, dejando la imagen de una España de pantanos como uno de los grandes logros del franquismo. El impulsor técnico del proyecto fue el ingeniero Eduardo Torroja –abuelo, por cierto, de la cantante Ana Torroja–, junto con Victoriano Muñoz Oms.

Desde que arrancara la Ley de Memoria Histórica de 2007 –renovada el pasado octubre con la Ley de Memoria Democrática–, uno de los objetivos basados en su articulado –la «exaltación franquista»– ha sido erradicar cualquier recuerdo con reminiscencias del pasado reciente. Así, el nombre de Franco ha sido borrado de muchas de las placas que evocaban inauguraciones en su nombre como jefe del Estado, incluyendo escudos. Porque no hay que olvidar que era el propio Franco el que asistía a la puesta de largo de estas «modernas catedrales», como recordaba de forma recurrente el NO-DO.

Según una consulta a través del Portal de Transparencia del abogado Guillermo Rocafort al Ministerio de Transición Ecológica, la mención a Franco ha sido eliminada de los pantanos de Cubillas, Bermejales, Pintado, Iznájar y Hornachuelos, pertenecientes a la Cuenca Hidrográfica del Guadalquivir. Del resto de las cuencas españolas destacan las retiradas de placas o símbolos franquistas de Miño-Sil; en el embalse de Benagéber en la Confederación del Júcar; en las presas de Borbollón y Árrago en la Confederación del Tajo, y en los embalses de Cenajo y de Camarillas, en la Confederación Hidrográfica del Segura. El resto de confederaciones hidrográficas (Cantábrico, Duero y Guadiana) no reportan «ningún elemento retirado».

Solo resiste como símbolo de la época el Monumento a la Batalla del Ebro, en la Confederación Hidrográfica del Ebro, que autorizó su retirada con condiciones pues el conjunto tortosino se encuentra en el dominio público hidráulico, si bien el desmantelamiento previsto por el Gobierno catalán está suspendido por la Justicia.

Los datos aportados a través de Transparencia detallan las actuaciones en Benagéber, donde se demolieron «contrafuerte, escudo labrado y letras existentes en la cubierta del edificio de la presa (antes Embalse del Generalísimo)», con un coste de 6.369,44 euros; la eliminación de un escudo en la fachada de la oficina de la Confederación del Miño-Sil en Lugo, por importe de 2.671,24 euros; la mudanza de las placas de las presas de Borbollón y Árrago, que implicó el alquiler de un camión con cesta elevadora, con un coste total de 450 euros, para ser depositadas con vehículos de la CHT en el Archivo Histórico de la Presa de Rosarito, y la intervención en las placas de inauguración de los embalses del Cenajo y Camarillas, que siguen en la misma ubicación, pero «se optó por cubrirlas con otras» dando cuenta de la fecha de la puesta en servicio.

La placa que había en el embalse del Cenajo, entre las provincias españolas de Albacete y Murcia
La placa que había en el embalse del Cenajo, entre las provincias españolas de Albacete y MurciaLR

La inscripción del Cenajo rezaba: «Este embalse lo mandó construir Franco, caudillo de España. Dominó las aguas turbulentas del río Segura para que fecundizaran apaciblemente unas tierras ubérrimas. Redimió a los hombres que las trabajan del milenario temor a las inundaciones y a la sequía. Con su presencia se inauguró el día 6 de junio de 1963».

Las imágenes del NO-DO explicaban que 1.500 personas trabajaban en aquella infraestructura y que se habían invertido «un millón setenta y cinco mil jornales», para una obra de defensa de las 46.500 hectáreas de regadío intensivo.

Aquel mismo día, Franco inauguró otro pantano, el de Camarillas, donde también se instaló un letrero conmemorativo con la leyenda: «El caudillo de España Francisco Franco inauguró este embalse de Camarillas construido durante la paz fecunda de su gobierno».

El PSOE había presentado en el Congreso de los Diputados una proposición de ley relativa a la aplicación de la Ley de Memoria Histórica en lo relativo a la construcción del pantano.

A juicio de Rocafort, es «injusto borrar el nombre de quien desarrolló los recursos hidráulicos de España, pues su nombre no es exaltación de alzamiento, guerra o represión, sino de la obra social que llevó a cabo el franquismo».