País Vasco

Otegi, la llave la investidura

Los grupos vascos ponen precio a su voto. Los abertzales deberán abstenerse para que la investidura prospere. Ayer su líder puso su primera condición: derecho de autodeterminación en Cataluña y País Vasco

Arnaldo Otegi, en una imagen de archivo / Foto: Efe
Arnaldo Otegi, en una imagen de archivo / Foto: Efelarazon

Los grupos vascos ponen precio a su voto. Los abertzales deberán abstenerse para que la investidura prospere. Ayer su líder puso su primera condición: derecho de autodeterminación en Cataluña y País Vasco.

El sudoku para que Pedro Sánchez pueda sacar adelante su investidura se complicó ayer un poco más. El recuento del voto exterior arrebató al PNV un diputado en la provincia de Vizcaya. El PP se hizo con este escaño. Apenas 126 votos permitieron este movimiento que altera los equilibrios entre el bloque de las formaciones proclives a avalar la coalición PSOE-Podemos y el de aquellos que, presumiblemente, votarán en contra.

Con el baile de este escaño, el PP suma 89 y los nacionalistas vascos se quedan con 6. Los partidos que en este momento están en el «no» a Sánchez –PP, Cs, Vox, JxCat, la CUP, Navarra Suma y Coalición Canaria– reúnen a 164 diputados. Por contra, las formaciones que, a tenor de sus primeras declaraciones y del mes largo que resta hasta la investidura para acercar posturas, están más próximos a votar «sí» concentran 168 diputados. Se trata de PSOE, Unidas Podemos, PNV, Más País, Nueva Canarias, BNG, Teruel Existe y el Partido Regionalista de Cantabria. Este escenario, el más factible a día de hoy, permitiría a Sánchez sacar adelante la investidura en la segunda vuelta. Aunque para ello, sería imprescindible que tanto ERC como Bildu se abstengan. Con un añadido: después de que el PNV haya pasado de 7 a 6 escaños, la abstención del partido de Arnaldo Otegi es absolutamente necesaria. Porque en el caso de que los cinco diputados abertzales se pasaran al «no», Sánchez contaría con 168 votos a favor y 169 en contra. Si el PNV hubiera logrado mantener su séptimo asiento en la Cámara Baja, la posición de Bildu –su abstención o su voto en contra– hubiera sido irrelevante para Ferraz. Únicamente otras dos posibilidades, a día de hoy difícilmente realizables, salvarían a Sánchez del chantaje de Otegi: el cambio de posición de alguno de los partidos secesionistas –que JxCat se abstenga o que ERC vote a favor– o el «sí» de la diputada de Coalición Canaria.

Conscientes de su poder, tanto PNV como Bildu pusieron ayer precio a su aval a Sánchez. Otegi aseguró ayer que su decisión en la sesión de investidura dependerá de la «receta» en torno al País Vasco, Cataluña y Galicia, así como de la posición que exprese el candidato socialista sobre el derecho a decidir y los presos: «En Cataluña hay un problema político, como en Euskal Herria, que se resuelve en el ejercicio del derecho de autodeterminación». El portavoz del PNV, Aitor Esteban, se reunió con Adriana Lastra (PSOE) en una primea toma de contacto de cara a la investidura. Los socialistas ya conocen las condiciones de su socio de gobierno en el País Vasco: acelerar el calendario de competencias pendientes y «una solución a los problemas de encaje territorial de la nación vasca y catalana en el Estado».