
Cisma
Los otros dos eurodiputados de Se Acabó la Fiesta rompen con Alvise: "Acepta dinero negro"
Diego Solier y Nora Junco aclaran que no comparten sus métodos, que califican de "matonismo", ni participan ya "de su entorno"

Alvise suma más problemas en su actividad política. Tras trascender ayer que el líder de Se Acabó la Fiesta (Salf) suma una tercera causa ante el Tribunal Supremo, esta por acoso a una fiscal, este martes se ha conocido que los otros dos eurodiputados elegidos en su candidatura rompen definitivamente con él.
Los parlamentarios europeos Nora Junco y Diego Solier se declaran víctimas de una campaña de "difamación, coacción o chantaje" puesta en marcha por Alvise. Hay que recordar que recientemente este último deslizó públicamente la posibilidad de que ambos hubiesen recibido dinero del "lobby armamentístico" por votar a favor del rearme en el Parlamento Europeo.
Para las dos personas que le acompañaron en su desembarco en las instituciones estos "ataques personales" y "amenazas públicas y privadas" revelan que el polémico político tiene "un estilo profundamente antidemocrático e incompatible con una labor institucional seria" a desarrollar en la Eurocámara.
Del comunicado que han difundido este martes se desprende que ya no se consideran parte de Salf, la candidatura bajo la que fueron elegidos, pero que ya no nombran. Se presentan únicamente como eurodiputados del Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), al que se impidió entrar a Alvise por las investigaciones judiciales que acumula en su contra.
Junco y Solier se refieren también a estas imputaciones y aseguran por primera vez de manera pública que el reconocimiento que hizo Alvise de haber recibido 100.000 euros en efectivo de un 'crypto' influencer les "obliga a marcar una frontera ética y política".
Un límite que no es otro que el dejar claro que "no comparten sus métodos" ni "participan" ya "de su entorno", mientras el Supremo avanza en su investigación contra Alvise por las presunta financiación ilegal de su campaña para las últimas europeas.
"Su entrada en el Parlamento Europeo no puede normalizar prácticas ajenas a la legalidad y al juego limpio democrático", defienden en su pronunciamiento con el que se desmarcan del líder de Salf.
En definitiva, critican la hipocresía que supone hablar de "regeneración", cuando, a la vez, "se acepta el matonismo o el dinero negro", en una velada, pero clara, alusión a Alvise, y enmarca esta declaración en su deber de "no callar" y "proteger la dignidad de las instituciones europeas" en las que ambos mantienen un escaño.
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