
Negociación
El pacto fiscal vuelve a dejar la legislatura al límite
El Gobierno negocia contra reloj para armonizar los intereses de sus socios y demostrar que los Presupuestos son posibles

El Gobierno se enfrenta esta tarde a otra votación decisiva. La Comisión de Hacienda vuelve a reunirse por tercera vez en una semana para tratar de dar luz verde al paquete fiscal pactado entre PSOE y Sumar. En juego hay mucho más que 8.000 millones de euros de recaudación y 7.200 millones de fondos Next Generation, en el horizonte está la solvencia de la mayoría de la investidura y, por extensión, de la viabilidad de una legislatura que no acaba de arrancar. La sensación de parálisis se extiende y el pacto fiscal es solo un síntoma, la primera de una serie de fases que culminan en la aprobación o no de los Presupuestos para 2025. La gran asignatura pendiente y el salvoconducto para que Pedro Sánchez llegue a culminar el mandato.
Las negociaciones se han sucedido durante todo el fin de semana y se apurarán contra reloj hasta las 17:00 horas de la reunión. En el Gobierno ya se han acostumbrado a esta forma de trabajar. Política de «foto finish». Buscan la fórmula para lograr la «cuadratura del círculo» para armonizar y hacer compatibles las exigencias de unos aliados parlamentarios que se ubican en un espectro ideológico antagónico en lo económico y en lo fiscal. El cálculo político lo invade todo. Tanto que el Ejecutivo prefirió el pasado jueves exhibir de nuevo su debilidad, viéndose obligado a posponer por segunda vez la votación ante la falta de apoyo de sus socios, para salvaguardar un interés mayor: la negociación presupuestaria de fondo. De haber querido una victoria parcial y momentánea, el Ejecutivo contaba con los votos que le ofrecía el PP para ello, pero son conscientes de que eso hubiera supuesto una condena para el futuro.
El malestar de los aliados por la forma de negociar del Ejecutivo ha enrarecido el ambiente. En esta ocasión, Hacienda comenzó la negociación por el flanco derecho, con PNV y Junts, pensando que las suyas serían las resistencias más difíciles de vencer y que tras acercarles a posiciones «más progresistas» sería sencillo sumar a ERC, EH Bildu y Podemos. Nada más lejos de la realidad. El acuerdo para dejar caer el impuesto a las energéticas a cambio de mantener el de la banca ha soliviantado a los socios a la izquierda que amenazan con tumbar el paquete en su conjunto si no se mantiene esta histórica reivindicación. También decaería lo pactado entre PSOE y Sumar, cuando los de Yolanda Díaz necesitan más que nunca, tras el «caso Errejón», levantar cabeza marcando perfil político.
Abonados a los pactos de último minuto en el Gobierno confían en alcanzar un punto intermedio, que permita salvar este primer «match ball» y mantener viva la expectativa de que es posible un pacto más global para los Presupuestos. Si no es posible acordar el paquete fiscal, será inviable hacer lo propio con la senda de déficit o las cuentas públicas. Lo que se dirime esta tarde en la Comisión de Hacienda va más allá de unos miles de millones, es la viabilidad del proyecto político de Sánchez, un año después de revalidar el poder con el mantra de «somos más».
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