Crisis en el PSOE
Page reúne apoyos como alternativa a Sánchez
El presidente manchego habla con Feijóo y visibilizan una vía de diálogo contra las cesiones al independentismo
En el PSOE hay miedo a hablar. Dentro de las estructuras territoriales son más los dirigentes y cargos públicos que comparten la posición que ayer marcaron Felipe González y Alfonso Guerra, y que, en activo, simboliza el presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Son más, pero el poder lo tiene Pedro Sánchez a través del control absoluto de Ferraz y del grupo parlamentario.
El líder manchego se está consolidando como alternativa a Moncloa y a Ferraz, en una coyuntura política en la que el partido está huérfano de poder autonómico y municipal, y de referentes territoriales después del batacazo de las elecciones de mayo. Que el partido imputó, por cierto, mayoritariamente al presidente del Gobierno en funciones.
El candidato a la investidura, Alberto Núñez Feijóo, telefoneó ayer a Page, y desde el entorno del presidente manchego confirmaron, después de producirse la conversación, que habían «abordado, esencialmente, cuestiones de interés regional, tales como infraestructuras o política del agua, pero también han hecho una reflexión general sobre la situación política actual». La «situación política actual» es la negociación de la investidura de Sánchez, con la amnistía a los procesados y encausados por el «procés» en la agenda de cesiones.
Cada palabra de esta confirmación oficial, por parte del equipo de Page, de la conversación con Feijóo está medida al milímetro porque en el PSOE temen las represalias del secretario general socialista. Page está respondiendo a hechos, desde la posición orgánica que representa. Hay otros dirigentes del entorno del Comité Federal que, de momento, callan lo que dicen en privado, porque entre este sector crítico con la amnistía se tiene claro que el manejo de los tiempos es clave, de la misma manera que son conscientes de que Sánchez puede llegar a utilizar hasta a la militancia, como ya hizo en el pasado, contra ellos. La militancia del PSOE, y de todos los partidos, está mucho más ideologizada que el votante, y también que los cargos que ejercer responsabilidades de partido o institucionales.
Por ahora, es Page el que ha cogido la bandera, pero, si hay amnistía, no hay que descartar, sino al contrario, que haya nuevos movimientos socialistas.
Desde la izquierda se intenta poner sordina a este malestar con el mantra de que el PP busca un «tamayazo» en la investidura de Feijóo o está agitando el transfuguismo, pero los contactos de Génova con la orilla socialista trascienden la investidura y el debate parlamentario de la próxima semana.
Ayer, y tiene un importante valor simbólico, Page y Feijóo decidieron dar el paso de visibilizar su «buena relación personal y política» porque la vía del diálogo ya estaba abierta entre ellos con total discreción. El líder popular no solo habla con Page, pero el presidente manchego es el único, en activo, que ha decidido no ocultarse.
De hecho, sin acuerdo previo, Feijóo no hubiese informado ayer de su intención de mantener una conversación con el barón del PSOE. Las formas y el contenido de lo que se trasladó a la opinión pública estaba también consensuado, dentro de una estrategia que las dos partes revisten de «un sentido institucional y de defensa de la Constitución que trasciende las diferencias de partido y la situación coyuntural».
Según la versión del PP, Feijóo abordó con Page temas de índoles autonómico, como política agraria, infraestructuras y agua, «y asuntos nacionales que afectan a la situación política actual y a la gobernabilidad de España».
La dirección popular enmarcó esta conversación en la ronda de contactos que Feijóo mantiene de cara a su investidura, por lo que, según su versión, el candidato también habló con Page de su Acuerdo por la igualdad con seis pactos de Estado.
Bajo todo este ruido siguen en marcha las negociaciones para la investidura de Sánchez. El PNV no da por hecho todavía nada, aunque parece encarrilado y sigue advirtiendo de que el ex presidente de la Generalitat Carles Puigdemont todavía no ha dicho «sí». El PNV tiene sobre él la presión de Vox y el resultado del PSOE en Euskadi el 23J, pero también sabe que de la investidura de Sánchez no gana nada como partido, y que se mueve en una burbuja de izquierdas que chirría ideológicamente con lo que ellos defienden. Por otra parte, el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero trabaja dentro del PSOE para conciliar posiciones y aplacar a los críticos con Sánchez. De nuevo está en campaña a favor del presidente del Gobierno en funciones.
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