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El gobierno con Page divide a Podemos

La entrada en el Ejecutivo de Castilla-La Mancha deja en evidencia las dos almas del partido: Echenique lo ve «extrapolable» al resto de España y Teresa Rodríguez cree que es un error

Pablo Echenique, que asistió a la toma de posesión de José García Molina e Inmaculada Herranz
Pablo Echenique, que asistió a la toma de posesión de José García Molina e Inmaculada Herranzlarazon

La entrada en el Ejecutivo de Castilla-La Mancha deja en evidencia las dos almas del partido: Echenique lo ve «extrapolable» al resto de España y Teresa Rodríguez cree que es un error.

Queda consumado el primer Gobierno autonómico entre PSOE y Podemos a pesar de las continuas críticas en el seno del partido de Iglesias. Ayer, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page y el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, vieron cómo el secretario regional de la formación morada, José García Molina, prometía su cargo como vicepresidente segundo del Gobierno de Castilla-La Mancha e Inmaculada Herranz hacía lo propio para coordinar el plan de Garantías Ciudadano.

Una primera entrada que se produce tres días después de que dimitiera en bloque el Consejo Ciudadano de Podemos Ciudad Real por su oposición a entrar en un gobierno con el PSOE. La reacción de la dirección morada a esta fuga vino de la mano de Molina, que impuso la directriz a seguir a partir de ahora: «Cuando la gente habla y habla tan claramente –en referencia al respaldo de las bases autonómicas al pacto con el PSOE– creo que los demás deberíamos callar y aceptar», aseveró. Podemos y PSOE sí que habían unido sus votos tras las elecciones de 2015, pero sólo para acuerdos de investidura en Baleares, Aragón, Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha, con el objetivo de imposibilitar el gobierno al PP, pero no se habían dado más pasos. Que ahora pueda abrirse la posibilidad a más pactos en otras comunidades podrá desatar otra brecha en el seno del partido morado, por la oposición en bloque de la corriente anticapitalista.

La presidenta de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, y el eurodiputado Miguel Urbán enarbolan el no a cualquier posibilidad de entrar en gobiernos con el PSOE. Así se lo hicieron saber a Pablo Iglesias en los días previos a la consulta. La líder andaluza se declaró ayer «contraria a entrar en gobiernos con el PSOE», porque desde su corriente «no olvidan» decisiones como la reforma laboral, los GAL, la OTAN o los casos de corrupción. Por su parte Urbán ya advirtió de que sí se repetía el pacto autonómico debería abrirse un debate interno en la formación. Mientras, en Toledo no hubo que esperar demasiado para asistir al primer desencuentro entre ambos partidos tras estrenar gobierno. Las diferencias se hicieron evidentes cuando Page –que fue uno de los primeros barones en decirle «no» al líder del PSOE a la hora de consensuar un gobierno alternativo con los de Iglesias– remarcó que este ejemplo de gobierno no tenía por qué ser «extrapolable a otras comunidades autónomas ni al conjunto del país». Acto seguido, Echenique anunció el deseo de la dirección de su partido de «extrapolar» esta coalición a otros ámbitos. La estrategia de Podemos pasa por repetir su moción de censura –que resultó fallida en un primer intento– para llegar a La Moncloa, pero para ello necesita sumar más pactos de gobierno para culminar articulando uno estatal entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez. Sin embargo, en el PSOE, aunque están satisfechos con el acuerdo porque desbloquea la ardua situación económica regional, no buscan, de momento, sumar pactos.