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Powell se convierte en pieza clave para forzar a ETA a un desarme real

El ex asesor de Tony Blair trata de salvar un «proceso» que hace agua después del fracaso de la pantomima de Toulouse

Powell se convierte en pieza clave para forzar a ETA a un desarme real
Powell se convierte en pieza clave para forzar a ETA a un desarme reallarazon

Madrid-La reciente visita al País Vasco del ex jefe de Gabinete del que fuera primer ministro británico Tony Blair, Jonathan Powell, después del fracaso protagonizado por la Comisión Internacional de Verificación (CIV), con la «pantomima» del desarme de Toulose (Francia) incluida, supone que quienes patrocinaron el «proceso», entre ellos el propio Powell, que concluyó con el anuncio de «alto el fuego definitivo» de ETA en octubre de 2011, van a hacer llegar a la banda terrorista el error del paso que ha dado, que no ha convencido a nadie, sino todo lo contrario. Según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras del asunto, Powell, que cuenta con el respaldo de importantes sectores de su país, incluso a nivel gubernamental, sería el encargado de establecer contacto con representantes de la banda para hacerles ver que la estrategia del «gota a gota», de la lentitud extrema, por más que quieran controlar el «proceso» en detrimento de la «izquierda abertzale», no conduce a nada y deja en evidencia a los que les apoyaron en octubre del pasado año 2011.

Dada la cerrazón y el fanatismo de los terroristas, los expertos dudan de que tenga éxito en sus gestiones, salvo que pudiera hacerles alguna oferta importante (algo impensable dada la postura de firmeza del Gobierno de Mariano Rajoy), como la de la amnistía encubierta que se concedió a miembros del IRA y que ahora, tiempo después, ha quedado descubierta. Powell, que tuvo un relevante papel en el «proceso» de paz de Irlanda, que, al cabo de los años, ha concluido con un nuevo IRA que comete atentados mortales y que recientemente intentó volar un centro comercial, además del citado escándalo de la amnistía encubierta, se entrevistó con el lendakari, Iñigo Urkullu, y con representantes del PNV, PSE-EE y la «izquierda abertzale».

El político inglés trató de no cerrar las puertas a ETA y justificó que la visita de la Comisión Internacional había creado «demasiadas expectativas» al respecto.

La visita de Powel ha tenido continuación con la que inició ayer al País Vasco el llamado «Grupo Internacional de Contacto» (GIC), dirigido por Brian Currin, (quien patrocinó en su día la formación del CIV).

Protagonismo

La finalidad de esta nueva incursión es la de que no pierdan protagonismo «verificadores», «pacificadores», «conflictólogos» y especies similares, muy mermados y cuestionado tras la «pantomima» de ETA, que obligó a aplazar «sine die» un nuevo «Foro de Ayete» (como el que tuvo lugar en San Sebastián en octubre del año 2011) en el que, entre otros, iba a participar Gerry Adams.

Currin y los suyos tienen previsto celebrar una conferencia en la localidad francesa de Bayona, en la que se debatirán, entre otros asuntos, las recomendaciones que el Foro Social, reunido en Pamplona y Bilbao los días 4 y 15 de marzo de 2013, elaboraron con el objetivo de «avanzar en la consolidación de la paz». Entre ellas figuraba «el desarme y desmantelamiento de las estructuras militares de la banda terrorista ETA, la reintegración de las personas presas y huidas, la garantía de los Derechos Humanos, afrontar todo lo sucedido y establecer las bases necesarias para la convivencia en el futuro».

También, aunque ahora ya haya quedado en entredicho, se planteaba «diseñar, desarrollar y culminar un proceso de desmantelamiento y desarme», de manera «controlada, ordenada y consensuada», bajo la supervisión de verificadores independientes.

Las citadas fuentes subrayaron que el propio Currin no ha tenido más remedio que «aterrizar» por el País Vasco, ya que la suspensión de su visita, después de lo ocurrido en Toulose en relación a los «verificadores», y el aplazamiento del «Foro de Ayete», habría sido una «cantada» y que el plan, tan minuciosamente preparado en estas tres fases (Toulose, Ayete y Currin) se había ido completamente al garete.