La crónica
El PSOE solo ve a la UCO capaz de librarle de Sánchez
La radiografía que hacen los perdedores de las primarias de 2014 y los peones del presidente
El último auto de la UCO, que describe la existencia de una organización criminal en la cúpula del PSOE, ha dejado al partido en estado de shock, pero también ha devuelto a su sitio algunas de las piezas que saltaron por los aires en 2014. Hoy respiran, sienten que se hace justicia, aquellos que perdieron el «proceso amañado» de primarias de 2014, las que convirtieron a Pedro Sánchez en secretario general del PSOE frente a la candidatura de Eduardo Madina.
Quienes entonces ganaron impusieron como esquema, interno y externo, que aquellos que habían sido derrotados eran unos «resentidos» y unos «traidores» al partido, mientras que ellos eran los supuestos grandes salvadores de la izquierda.
La Guardia Civil ha desmontado este primer mantra del «sanchismo». LA RAZÓN ha contactado con aquellos «resentidos», que hoy se felicitan de que la Guardia Civil haya demostrado que «los que perdimos, lo hicimos en un proceso amañado, y los que ganaron han montado una estructura criminal con Santos Cerdán a la cabeza». Así se expresa uno de los que se sienten resarcidos, aunque sea a costa de que su partido atraviese uno de los momentos más delicados de su historia.
Goteo imparable
Frente a los que hoy creen que se les empieza a hacer justicia, aunque carezcan de armas para hacerla valer, está el ecosistema que vive alrededor de Pedro Sánchez, y a quienes la UCO ha dejado en un estado de ansiedad plena porque son conscientes de que el goteo de informaciones y de grabaciones es imparable.
El presidente del Gobierno se enfrenta a su escenario más complicado desde que accedió a la Secretaría General. El PSOE lo encara desde una profunda división, alentada desde el núcleo del poder de Sánchez, y sin capacidad para iniciar una revuelta que ponga fin a esta etapa. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, lleva tiempo viéndose con alcaldes y otros cuadros intermedios para tantear cómo respira la organización, a sabiendas de que las estructuras están controladas por el sanchismo y que los partidos se mueven por unas inercias donde pesa más el miedo que la revolución frente a la cúpula.
La expresidenta de la Junta de Andalucía Susana Díaz clama por elecciones –desde el convencimiento personal de que esta situación no puede aguantar más allá de diciembre de este año–. Y Eduardo Madina no tiene hoy ninguna aspiración de volver a la política, pero pone sentido común cada vez que alguien le pregunta, y, además, es el mesías al que muchos miran a la espera de la salvación del infierno.
"Narcisista"
«Un dirigente normal, después de la semana que hemos vivido, tomaría decisiones de fin de ciclo. Pero este no es un dirigente normal». Tiene su interés, a la hora de hacer la radiografía del estado general del PSOE, que sea internamente donde se abunda más, y sin ningún tipo de decoro, en esa crítica al presidente que tiene mucho que ver con su perfil psicológico. La que apunta a que es un político «narcisista» y que carece de la capacidad de marcar un límite entre lo que está bien y lo que está mal, lo aceptable y lo inaceptable.
La mayoría silenciosa que aboga por un cambio ya de ciclo, que les permita coger algo de aire para las próximas autonómicas y municipales, y quienes están bunkerizados al lado del presidente, comparten la teoría de que a Sánchez solo le puede mover la UCO. Los críticos no tienen poder suficiente como para lanzarse a una revolución que perderían; no habrá moción de censura; y el presidente tampoco tomará conciencia de que están ante un fallo sistémico que exige la convocatoria de elecciones. «Solo la UCO puede alterar su decisión de seguir», reconoce una ministra.
Dicho de otra manera, el PSOE deja en manos de la UCO su destino, con el agravante de que cada vez son más las voces que sospechan de la posibilidad de que esta trama, con sede en Ferraz, no trincase solo para «pagarse putas y vicios», sino también para derivar cantidades a la financiación irregular del partido. Nadie sabe cuál es el alcance real territorial de la trama, pero sí están de acuerdo en que los cambios que anunció el presidente del Gobierno el pasado jueves no son suficientes para superar esta crisis polivalente.
En el equipo de Sánchez no hay estrategia, no hay coordinación ni tampoco una dirección clara. Tienen alguna información sobre lo que queda por saberse, pero han optado por ponerle sordina en lugar de enfrentarse a una realidad en la que, si la legislatura ya era inviable cuando comenzó, ahora ha entrado en una zona de punto muerto en la que, salvo Sánchez y su guardia de corps, nadie ve viable ya políticamente lo que le queda de mandato al presidente. El esperar a que escampe tenía su razón de ser antes de que la UCO presentara un informe que extiende dentro de la estructura territorial el cobro de dinero por amañar contratos de obra pública.
Los cambios no resolverán el problema, y así lo advierten tanto desde el entorno más próximo al presidente como desde esa disidencia socialista que en sus fueros internos desea que la UCO acelere la investigación y dé el golpe final al «sanchismo».