CiU
Puigdemont quiere recuperar a Mas
El Supremo tendría que levantar la inhabilitación que pesa sobre él en la sentencia por el 9-N.
El Supremo tendría que levantar la inhabilitación que pesa sobre él en la sentencia por el 9-N.
El caso de Artur Mas «no es el mismo que el de –Francesc– Homs». Así se pronunció el abogado defensor del que fuera presidente de la Generalitat ante el Tribunal Supremo en la revisión de la sentencia sobre el caso del 9-N, por la que Mas fue inhabilitado por dos años. La estrategia de su abogado intenta conseguir que el Supremo modifique la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña –que sea ecuánime, dijo– para levantar, o reducir, la inhabilitación del ex presidente catalán. Objetivo: que Artur Mas pueda presentarse a las elecciones de 2019, porque la actual situación de inhabilitación lo impide.
Para alcanzar este objetivo, el abogado de Mas destacó que Homs «hizo actos ejecutivos» y que se implicó «de propia mano en el no acatamiento de la providencia del Tribunal Constitucional». Es decir, Mas no realizó actos ilegales y a lo máximo a que llegó es «en el peor de los casos que dudaba y no dudaba solo. La duda de Mas iba acompañada de las dudas de toda una serie de operadores de la máxima cualificación jurídica en Cataluña». Traducido, Mas no delinquió y las culpas las carga sobre el que fue su mano derecha, Francesc Homs. Todo por conseguir que decaiga la inhabilitación.
Artur Mas parecía ya desahuciado de la política catalana. Sin embargo, las malas perspectivas del PDeCAT y la Crida ante los próximos comicios, sus diferencias, y con la perspectiva «real» de elecciones en Cataluña una vez se produzca la sentencia del Supremo sobre el «procés», parecen revitalizarlo. Mas sigue manteniendo relaciones con Puigdemont, aunque su incidencia en la toma de decisiones es escasa, pero puede convertirse en el «último cartucho para evitar un revés electoral», afirman fuentes conocedoras de estas deliberaciones. «Puigdemont antes reventará el balón que perder la Generalitat», remachan.
Las perspectivas sobre las próximas contiendas electorales no son nada buenas para el mundo de Puigdemont. Las encuestas no son favorables, sobre todo en las áreas más pobladas. En Barcelona no son capaces de encontrar un candidato que haga frente a Ernest Maragall, candidato de ERC, y ha fracasado el intento de confeccionar listas unitarias, porque republicanos y anticapitalistas les han dado con la puerta en las narices. En Barcelona, de hecho, Joaquim Forn, el ex consejero de Interior que durante años fue concejal en la capital catalana, empieza a descartarse. «Forn dijo ante el tribunal que dejaba la política y su familia no es partidaria de qué vuelva», afirman fuentes independentistas. Después de diversos fracasos para lograr un candidato, el paso atrás de Forn vuelve a poner en marcha todas las alarmas. La situación todavía es más grave si se tiene en cuenta que el PDeCAT se resiste a diluirse en la Crida de Puigdemont que trata de engullirlo en un nuevo partido.
Además, los estrategas de Puigdemont son conscientes de que la Crida puede no absorber los votos del PDeCAT, y menos en unas municipales, lo que les debilita ante su adversario más directo: ERC. ¿Cómo evitarlo? Dando un papel al PDeCAT al margen de la Crida, o sea, presentar dos listas que agrupen votos y puedan coaligarse para gobernar municipios tras los comicios. El problema es que el PDeCAT no tiene un líder que pueda agrupar en su entorno al voto convergente de toda la vida, al centro derecha moderado, que no ve con buenos ojos a «los frikis» de la Crida. Es en este punto donde Artur Mas vuelve a renacer, a volver a primera línea de la mano de Puigdemont. El entorno del ex presidente catalán autoexiliado en Bélgica valora la posibilidad de presentar dos listas. Una de la Crida, que agrupe a los sectores más radicalmente independentistas que coma el terreno a CUP y a ERC, y otra del PDeCAT que evite una fuga de voto por este sector. Artur Mas podría ser este líder, pero es condición necesaria que se levante su inhabilitación.
Esta opción tiene el respaldo de Jordi Sánchez y también de David Madí, otrora mano derecha de Mas y cordón umbilical de Mas con el líder preso de la ANC. El PDeCAT mantiene, de momento, su pulso. No quiero diluirse en la Crida y esgrime los derechos electorales para presentarse con sus propias listas en las municipales «porque su principal capital político, el único que le queda, es el poder municipal». Artur Mas no ha rechazado esta opción, aunque tampoco se ha pronunciado, según cuentan los conocedores de estos movimientos, que apuntan que «Mas siempre ha querido volver». Puigdemont, de momento, se lo está pensando, porque una derrota en municipales puede ser un hándicap del que no se recupere.
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