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Rajoy gana tiempo para gestionar las autonómicas y municipales de 2015

El resultado avala su política y su estabilidad ante los socios europeos

La Razón La Razón

Los pronósticos se cumplieron y Mariano Rajoy sale de unas elecciones muy difíciles, por la coyuntura en la que se producen, con una pequeña inyección de oxígeno para afrontar la recta final de Legislatura. Pese al toque de atención, el líder popular gana tiempo para gestionar las dificultades que le esperan en el camino hasta las generales.

Los pronósticos se cumplieron y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, sale de unas elecciones muy difíciles, por la coyuntura en la que se producen, con una pequeña inyección de oxígeno para afrontar la recta final de la Legislatura. El toque de atención al bipartidismo, y también al PP, queda ahí, pero el líder popular gana tiempo para gestionar las dificultades que le esperan en el camino hasta las generales. Todo ha ido cuadrando, tanto la mejoría de los indicadores como la agenda de las reformas, para que el Gobierno pudiera presentarse a estos comicios bajo la bandera de la recuperación económica. Y la estrategia de Rajoy de centrar en este mensaje todas las energías de la campaña le ha permitido imponerse al PSOE.

Admiten en Génova que se puede debatir sobre muchos aspectos de «una campaña, por parte de todos, que no ha sido buena y que pasará a la historia por quedar marcada por el supuesto machismo de Miguel Arias». Se puede analizar qué hay detrás de un porcentaje de participación que se mantiene contra pronóstico; las consecuencias del enfado de la ciudadanía con quienes han gestionado y gestionan la crisis; y la situación en la que se encuentran los dos principales partidos. Pero todos estos debates no empañan, según la dirección popular, un resultado que «ampara» la autoridad interna del jefe del Ejecutivo para seguir con su política de reformas, que permite al PP ganar tiempo para intentar que los ciudadanos olviden las duras decisiones que ha tenido que adoptar, y que «amplía» el margen de maniobra de Rajoy para gestionar las complicadas elecciones autonómicas y municipales de 2015.

La victoria da margen por partida doble al PP, porque aguanta y porque debilita aún más a la dirección socialista. La lucha de las primarias se convierte en una batalla sin reglas y muy impredecible. Y aunque desde una visión de Estado a Rajoy no le conviene un PSOE enfangado en sus problemas internos, porque necesita el acuerdo con el jefe de la oposición para ser más fuerte en la gestión del desafío catalán, en clave partidista al PP le suma el lío interno de Rubalcaba ante la próxima batalla por el poder territorial.

No obstante, tanto en Moncloa como en Génova son plenamente conscientes de que el resultado de las urnas no cura ni mucho menos las heridas con las que tendrá que lidiar la dirección popular para salir medianamente bien parada de las autonómicas del año que viene. De hecho, estos comicios han evidenciado las dificultades de movilización del PP en «bastiones» fundamentales para afianzar sus posibilidades en la carrera hacia La Moncloa. Ha habido problemas en Madrid, en Valencia, en Andalucía y, por supuesto, en Cataluña. Y el debate sobre cambios en la dirección del partido e incluso en el Gobierno vuelve a estar ahí. Pero estas europeas dan más fuerza a Rajoy para enfrentarse a estos problemas territoriales y tomar las decisiones que considere oportunas en lo que afecta a los liderazgos regionales y a las candidaturas. En el caso de la Comunidad de Madrid, es un debate que está abierto desde hace meses.

Estas elecciones europeas también tienen una lectura en clave puramente catalana. El resultado permite a Rajoy mantener el pulso a Artur Mas ante el proceso independentista que éste ha puesto en marcha con la ayuda de ERC. Mas sale muy tocado como ya ocurrió en las últimas autonómicas catalanas porque quienes más ganan con la bandera de la independencia vuelven a ser los de Oriol Junqueras. En Cataluña, la participación superior a la del conjunto nacional se interpreta como un símbolo más de la movilización social a favor del referéndum de autodeterminación porque, de hecho, sus defensores (CiU y ERC) han obtenido mejor resultado que los que se han erigido en defensores a ultranza de la Constitución (PP, Ciutadans y PSC, con sus importantes matices).

En Moncloa creen que un resultado más favorable a Mas hubiera servido para quitar presión al proceso, aunque llegase a convocar la consulta para no celebrarla en cuanto interviniese el Constitucional. Pero los resultados de ERC limitan aún más su margen, ya muy pequeño, de actuación. «De poder, el presidente de la Generalitat preferiría irse a unas elecciones plebiscitarias después de las próximas generales, confiando en que Rajoy pierda la mayoría absoluta. Pero la agenda se complica mucho con ERC como primer partido catalán, porque Junqueras puede intentar dirigir hacia las municipales la presión independentista», reflexiona un alto cargo del Gobierno.

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