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Rajoy pide responsabilidad al PP

El ex presidente del Gobierno cierra su carrera política sin tomar partido en público por ninguno de los dos candidatos a sucederle y con un mensaje de reivindicación de su legado para levantar los ánimos de los suyos

Mariano Rajoy recibió ayer la ovación del Plenario del Congreso extraordinario en el que se despidió de la Presidencia Nacional del partido / Foto: Alberto R. Roldan
Mariano Rajoy recibió ayer la ovación del Plenario del Congreso extraordinario en el que se despidió de la Presidencia Nacional del partido / Foto: Alberto R. Roldanlarazon

El ex presidente del Gobierno cierra su carrera política sin tomar partido en público por ninguno de los dos candidatos a sucederle y con un mensaje de reivindicación de su legado para levantar los ánimos de los suyos.

Después de acumular sobresaltos y de que nada fuera saliendo según en el PP pensaban que iban a escribir el relevo de Mariano Rajoy, ayer, por fin, el guión sí se cumplió. Todo estaba preparado para rendirle homenaje en su despedida al frente del partido, y para que nada quitara luz a ese titular: no hubo sorpresas y todo discurrió dentro del marco políticamente correcto para que el protagonista fuera quien decía adiós a su trayectoria política después de 14 años como presidente nacional del PP. Hubo emoción, reivindicaciones de la grandeza del partido, empujones al ánimo de los cargos territoriales frente a la delicada situación que atraviesa el PP, y ninguno de los que tomaron la palabra se acordó del ex presidente José María Aznar, al menos para bien, porque sí hubo alguna alusión entre líneas pero no reivindicativa de esa parte de la historia del partido.

Rajoy sí reivindicó su legado, se reivindicó a sí mismo, el acierto de sus políticas y la fortaleza del PP. «Me voy con la serenidad de que no han sido los españoles quienes nos han retirado del Gobierno y tampoco mis compañeros de partido».

Un discurso en el que subrayó que se aparta, pero no se va, y que su intención es seguir estando a disposición del partido para todo lo que le pida, y ahí llegó la velada alusión a Aznar, o así lo interpretaron mayoritariamente quienes le estaban escuchando. «Y desde luego que seré leal. Y todos sabéis que yo sé lo que es ser leal».

Aznar no ha sido invitado a este Congreso extraordinario y dejó incluso en 2016 la Presidencia de Honor del PP, un cargo que está vacante y que tendría sentido que fuera ocupado por Rajoy. Su despedida en el Comité Ejecutivo del PP llevó a pensar a su entorno que su intención era renunciar incluso a ese puesto puramente estético y sin ninguna responsabilidad ejecutiva, pero la decisión final se conocerá cuando el ganador del Congreso comunique cuál es la nueva dirección del partido. Es lógico que el ofrecimiento se produzca.

El ex presidente del Gobierno se marcha con un alegato en defensa de sus políticas, con especial énfasis en Cataluña, el punto débil. La gestión económica, que se negara al rescate, la creación de empleo durante sus gobiernos..., pero también haber puesto dique al golpe independentista. Precisamente sobre esto último hay debate dentro del PP, y en campaña Pablo Casado ha hecho enmiendas que iban dirigidas como dardos contra su contrincante, la ex vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Pero aunque ella fuera la «cara» de la criticada «operación diálogo», el responsable último fue Rajoy, y por eso se defendió de esos dardos ante el Plenario del Congreso que decidirá el nombre de su sucesor.

Rajoy hizo causa total con su gestión, sin una enmienda, y dejó también críticas contra el Gobierno socialista, al que además de cuestionar su legitimidad por no haber ganado nunca las elecciones también reprochó que no haya perdido tiempo en hacer cesiones que su Ejecutivo se negó a ejecutar para aplacar al independentismo.

En clave interna, demandó a su partido «responsabilidad», sin hacer ninguna alusión a la decisión que hoy tendrán que adoptar los compromisarios populares. En estos días el nombre de Rajoy ha entrado en campaña. Se le acusa de haber presionado a favor de Sáenz de Santamaría, y de participar en la campaña a favor de su ex vicepresidenta. Ni Casado ni otra de las directamente implicadas en esta «guerra», la ex secretaria general María Dolores de Cospedal, han confirmado que Rajoy les haya pedido en ningún momento que cediesen en favor de una lista de integración encabezada por su «mano derecha» en el Gobierno. No obstante, el debate está ahí, e incluso se ha vinculado a Rajoy con una operación para frenar la decisión del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, de confirmar su apoyo expreso a la candidatura de Casado, una vez constatado que la mayoría de los compromisarios gallegos apuntan en esa dirección. Ayer Rajoy fue exquisito y no señaló a nadie. «Vosotros tenéis pasado y tenéis presente, pero, sobre todo, tenéis futuro. Podéis mirar hacia atrás con orgullo mientras que otros no tienen nada que mirar porque son nuevos y están por estrenar porque les falta pasado. Por tanto, sed responsables y preparaos para dar la respuesta adecuada. Los españoles os necesitan y os esperan».

Rajoy agradeció a su partido el apoyo recibido durante todos estos años y clamó por la dignidad de la política. «He tenido el honor de ser político y a mucha honra». En su despedida no se refirió en ningún momento a los casos de corrupción que han dañado la imagen del PP.