Orden

Sánchez renuncia a aprobar los Presupuestos de 2024 tras el adelanto electoral en Cataluña

La legislatura queda paralizada y también la hoja de ruta del Gobierno. La amnistía sigue su curso

Moncloa se pone en guardia tras la convocatoria anticipada de elecciones en Cataluña y asume ya las repercusiones a nivel nacional de lo que ocurrió en el Parlament. La pugna independentista vuelve a alterar la hoja de ruta del Gobierno, que se conjura en resistir a pesar de que son varios los frentes abiertos.

Cuando el Gobierno acaba de cumplir sus primeros cien días, su debilidad queda todavía más retratada, al reconocer en Moncloa la dificultad para aprobar unos Presupuestos Generales del Estado en medio de la batalla entre ERC y Junts en Cataluña. El nuevo escenario congela de facto una legislatura que parece solo moverse al compás de los partidos independentistas. Y es que todo el foco político en Madrid está siempre determinado por el voto de ERC y Junts en el Congreso de los Diputados, partidos imprescindibles para que la gobernabilidad de Pedro Sánchez sea estable. El propio presidente del Gobierno ya ha dado la orden a Hacienda para prorrogar los Presupuestos generales de 2023, esto es, descartar aprobar unas cuentas públicas nuevas, según confirman fuentes gubernamentales.

El tablero político en Madrid se pone en pausa a la espera de conocer el ganador en términos independentistas. En el Ejecutivo reconocían este miércoles sin parangones que la legislatura «se complica» y la primera decisión a adoptar es la de poner en cuarentena los Presupuestos. En el Moncloa ya transmiten sin tapujos la idea real de prorrogar las cuentas públicas, porque «presentar unas cuentas en mayo no tiene sentido», según reconocían fuentes al más alto nivel en Moncloa. Hasta ahora, el calendario de Hacienda pasaba por presentar este mes de marzo, o a más tardar en abril el proyecto de Presupuestos Generales de 2024. «Que caigan los Presupuestos de Cataluña, dificulta los Presupuestos Generales», reconocían en el sector socialista del Gobierno. Y es que Hacienda no se lanzará a presentar un proyecto que no supere las enmiendas a la totalidad y menos en medio de la campaña electoral catalana. En el Gobierno reconocen que si así lo hicieran, los Presupuestos se convertirían en una nueva batalla entre ERC y Junts con el objetivo de demostrar cuál de los dos partidos es capaz de ejercer más influencia en Moncloa.

A la vez, también miraban con recelo a la vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, por no haber sido capaz de frenar la amenaza de los comunes –su marca en Cataluña– de tumbar los presupuestos del Govern. «Me sabe mal que los comunes no lo aprueben», reconocía una voz autorizada en el PSOE antes de que los de Ada Colau consumasen su «no».

A pesar de este nuevo contratiempo para el Ejecutivo, en el PSOE trataban de imponer tranquilidad y repetían el mensaje de que la «legislatura será larga», aseguraban. «Es un ciclo electoral, la legislatura será larga en cualquier escenario», zanjaban en Ferraz, donde, sin embargo se enfrentan a tres procesos electorales en tan solo tres meses, donde se medirá definitivamente cuál es la relación de fuerzas entre el PP y el PSOE. El domino de elecciones, además, puede acabar desgastando al Ejecutivo de coalición en su conjunto porque tendrán que hacer campaña electoral para movilizar al electorado en medio de la polémica por el «caso Koldo» y con la aprobación de la ley de amnistía de fondo. Además, en las elecciones vascas y catalanas, los intereses de los socios acabarán influenciando en la capacidad de acción de Pedro Sánchez.

En el PSOE restan importancia a este escenario y se fía todo a su candidato en Cataluña, Salvador Illa, no solo en clave autonómica, sino también como facilitador para frenar la ambición de las formaciones independentistas el próximo 12 de mayo en las urnas. Un retroceso de ERC y Junts puede, a su vez, rebajar las exigencias a la hora de negociar en Madrid, incide una fuente en el Ejecutivo. Lo contrario, el ascenso de los independentistas, condicionará todavía más la capacidad legislativa sin marcaje de Sánchez.

Mientras, la ley de amnistía sigue su curso en el Congreso de los Diputados. Hoy mismo pasará el filtro final en la Cámara Baja antes de que sea enviada al Senado, donde se encontrará con el bloqueo del PP. Es, de momento, la única norma que no correrá peligro, dado el interés de los independentistas de que salga adelante cuanto antes. Si los plazos iniciales se cumplen la ley de amnistía estaría aprobada a finales de mayo o principios de junio como tarde.