
Ecuador de la legislatura
La soledad de Sánchez anima al PP a la moción de censura
Crecen las voces populares que se muestran partidarias de que Feijóo dé un paso al frente a la vuelta del verano

Escrito el último capítulo del diario de sesiones en el Congreso de los Diputados, la política española entra en su fase de letargo con las miras puestas en septiembre. Pasado el ecuador de la legislatura, otoño será un tiempo decisivo, en el que se despejará el futuro del gobierno de Pedro Sánchez, que ayer recibió un serio aviso de sus socios. El “somos más” proclamado aquella noche del 23-J, de la que hoy se cumplen dos años, se ha esfumado. El mal llamado bloque progresista mantiene con respiración asistida al presidente. Y nada más.
En un arpón continúan, sin ir más lejos, los Presupuestos Generales del Estado, el pilar que sostiene a cualquier Ejecutivo. A día de hoy, nada hace pensar que habrá fumata blanca para las cuentas. Y el PP, en este contexto de debilidad parlamentaria y ante la cascada de escándalos de corrupción que azotan a las filas socialistas, ya piensa en una moción de censura, aunque resulte fallida.
La idea de que Alberto Núñez Feijóo dé un paso al frente, incluso sin contar los apoyos necesarios, cada vez gana más adeptos dentro de la formación. “Se puede ganar una moción perdiéndola”, admite un miembro de la dirección nacional. El mayor ejemplo, añade, es la propia investidura del líder popular tras su victoria pírrica en las últimas generales. Se presentó a la sesión aun sabiendo que no saldría adelante, y la estrategia acabó en éxito. Entonces logró el respaldo de todos los suyos para continuar en la oposición.
Hace semanas, la imagen de Santos Cerdán, antaño hombre fuerte del PSOE, entrando en prisión, disparó la presión sobre Feijóo, que moduló su discurso y dijo: “Yo no presento una moción de censura en este momento para perderla en el mes de julio, no es el momento. Veremos cuál es el momento oportuno y si puede prosperar o no, en eso estoy trabajando”. Un cambio sustancial sobre el discurso mantenido hasta entonces: “No voy a dar un balón de oxígeno a Sánchez”.
El PP lleva tiempo al ataque con los socios independentistas y nacionalistas, especialmente con Junts y PNV. En balde. A estas alturas, el politburó gallego asume que no serán ellos los que faciliten la llegada de Feijóo al gobierno en una moción de censura. Y menos cuando Vox es imprescindible. Ecuación imposible. Aun así, la idea de tomar la iniciativa para retratar la situación terminal del Gobierno convence a un buen puñado de dirigentes en la bancada popular.
Toda vez que se constata que los socios no apoyan a Sánchez, ni tampoco a Feijóo, un pleno monográfico sobre la corrupción del “sanchismo” y la soledad del presidente, que sirva también para denunciar el balance de atropellos, desde la amnistía hasta el cupo catalán, seduce a la parroquia pepera. Según explican distintos cargos consultados por LA RAZÓN, serviría para marcar terreno en la derecha, con un Vox que atraviesa una primavera demoscópica, y para relanzar la marca PP como alternativa en la antesala de un nuevo ciclo electoral. Ayer, finalizada la última sesión del año, muchos diputados populares veían plausible la maniobra.
Si el reciente congreso nacional sirvió para “electoralizar” al PP, con las elecciones en Castilla y León y Andalucía oteando en el horizonte, la moción de censura haría de revulsivo para una carrera que se prevé larga. Feijóo no ha dado pistas, pero sus alfiles le animan a atreverse.
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