Choque

Sumar no cumple su amenaza para actuar contra Podemos por "transfuguismo"

El partido prioriza "otras preocupaciones", aunque Díaz consigue que su ejecutiva «constate» que los morados han abandonado la coalición y puede reservarse medidas posteriores

La vicepresidenta tercera del Gobierno, Yolanda Díaz, y la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra
La vicepresidenta Yolanda Díaz, y la líder de Podemos, Ione BelarraCézaro De LucaEuropa Press

Este lunes, Sumar amenazó a Podemos con denunciar ante el pacto antitransfuguismo a los cinco diputados de Podemos que el 5 de diciembre rompieron y se fueron al Grupo Mixto a menos de un mes de que el Gobierno echara a andar. Sin embargo, cuatro días después, el partido de Yolanda Díaz toma distancia y se inclina por evitar, por ahora, iniciar un procedimiento administrativo y político contra Podemos.

Sumar reunió ayer a su Ejecutiva con el objetivo de tomar una decisión clave: si denunciar o no al partido ante el pacto y si reclamar o no la parte de subvenciones que recibieron del Ministerio del Interior por los resultados del 23J. De momento, esa batalla no se va a dar de inmediato, según reconocen fuentes de la coalición, aunque la puerta está abierta para ello, pues su ejecutiva ha «constatado» que Podemos «ha abandonado la coalición cuando el Gobierno progresista está dando aún sus primeros pasos». De esta manera, la líder de Sumar, Yolanda Díaz, tiene las manos libres para poder actuar en el futuro si ve el camino legal para expedientar a los morados, más despejado, puesto que su dirección lo ha avalado. Sin embargo, la formación de Díaz no abrirá de manera inmediata una guerra administrativa con Sumar que pasaría por reclamar al Ministerio del Interior las subvenciones que Podemos recibirá al año por parte del Ministerio del Interior por su representación en las elecciones generales. No se cierra la vía pero de momento queda en la recamara.

El partido trata de momento pasar página del frente abierto con Podemos y busca priorizar su acción en el Gobierno de coalición. «Ahora es más importante que nunca que Sumar sea ejemplo de responsabilidad», recalcan en el partido donde sacan pecho de que fueron «decisivos para que haya gobierno progresista». «Nacimos siendo una fuerza útil y por eso esas y sólo esas son nuestras preocupaciones», analizan en la ejecutiva de Sumar. De esta manera dejan claro que, de momento, lo prioritario no es enredarse ahora en las cuestiones internas por la ruptura con Podemos. En el partido insisten en que van a trabajar con lealtad dentro del Gobierno, con compromiso y a la vez serán «exigentes y vanguardistas» en términos sociales, feministas, democráticos y ecológicos, subrayando que son «la fuerza motriz del empuje del Gobierno».

En el plano de partido, se encuentran ahora centrados en las inminentes elecciones gallegas, que se entiende como una prueba de fuego para la propia Yolanda Díaz, debido a su cuna. «Sumar se va a volcar en estas elecciones», aseguran. Además, la dirección de Sumar le ha otorgado la máxima importancia a la elaboración de una propuesta completa para el próximo Decreto de medidas para hacer frente a la consecuencias de la guerra de Ucrania. El objetivo de Sumar es ultimar propuestas en política económica y social.

El paso de Díaz puede interpretarse como una marcha atrás preventiva, un impase al proceso administrativo que puede, aun así, abrirse en cualquier momento. Todo en un momento muy reciente donde otras fuentes del grupo de Sumar admiten que ha sido «un proceso doloroso» y que las heridas «no están cerradas». De hecho, hay consenso en el grupo parlamentario en que la decisión de «los cinco de Podemos» de romper con Sumar es transfuguismo e incluso hay ánimo para tomar medidas al respecto. En el partido hay cargos que sí consideran que los morados sí han incurrido en transfuguismo aunque abogan por no ahondar en la guerra. El líder de Más País y diputado de Sumar, Íñigo Errejón, ya manifestó que es «evidente» que la actitud de Podemos se ajusta a la definición de transfuguismo al escindirse de la candidatura por la que se presentaron a las elecciones generales. Algo que en Podemos niegan de facto, al entender que ellos no han abandonado el partido por el que militan.