Crisis en el PSOE
Una estrategia para coger impulso
La líder efectúa una retirada con hoja de ruta y el PSOE andaluz respira aliviado
Un paso atrás para coger impulso, una retirada estratégica a los cuarteles de invierno, la adecuación de las actuaciones a la hoja de ruta previamente trazada, un arrebato de responsabilidad, una demostración de escaso apego al poder... Hay mil tópicos aplicables a la justificación de la decisión de Susana Díaz, conocida ayer, de no postularse como secretaria general del PSOE, pero la verdad es que la lideresa ha frenado su ambiciosa carrera, entre otras razones de menor calado, porque con las cosas de comer no se juega. De haberse presentado, el partido que controla con mano de hierro la habría respaldado con el monolitismo que suele, pues los socialistas andaluces están educados en la unanimidad. Pero el sentimiento generalizado en las agrupaciones sureñas, ayer, era de alivio.
La reacción de la Junta a la noticia fue inmediata y no disimulaba un tono exultante. «No ha hecho más que cumplir su palabra de centrarse en gobernar Andalucía». El plan trazado en la Navidad pasada sigue su curso y el próximo paso será la convocatoria de elecciones autonómicas, con toda probabilidad para el otoño. La previsible victoria del PSOE-A, que ya aventajó al PP en nueve puntos en las pasadas europeas, permitirá a Susana Díaz deshacerse de la incómoda compañía de su socio de gobierno, Izquierda Unida, y construirse la imagen de «mujer de estado» que le permitirá asaltar Ferraz «cuando toque».
Los asesores que tutelan su carrera fuera del partido y de la Junta entienden que «en España, pese a la pequeña sacudida de las europeas, sólo hay dos marcas susceptibles de gobernar el país. Tarde o temprano, la alternancia se producirá y será entonces cuando Susana deba estar en la primera línea del PSOE. ¿Será en 2015? Eso nadie lo puede predecir pero no lo parece. Sin embargo, el partido está en una posición delicada y no conviene que siga perdiendo votantes». Ella se encargará pues de paliar el hambre con los excedentes del fértil granero andaluz, como ocurrió el 25-M, cuando el feudo sureño aportó casi un tercio del total de las papeletas socialistas.
Porque nadie en el entorno de la presidenta andaluza interpreta su decisión de ayer como una defección. Díaz mantiene intacta su ambición pero la resistencia de Eduardo Madina a dejarle expedito el camino de la Secretaría General también ha influido en su momentáneo paso al costado. «La presidenta de la Junta no está para pelear nada con un diputado raso ni debe ir pidiendo el voto agrupación por agrupación», admitía ayer un alto cargo del Ejecutivo regional, que es otra manera de explicar que la lideresa tiene una fe limitada en la democracia interna y fía su ascenso, como hizo hasta ahora, en los hechos consumados presentados a la militancia silente tras ser precocinados en reuniones de navaja, enjuague y mucha nicotina. «De todos modos, es imposible mandar en el PSOE sin el respaldo de la federación andaluza, así que el nuevo secretario general tendrá que preguntar siempre la opinión a una Susana legitimada por una victoria electoral».
Lo que decían las encuestas
La presidenta de la Junta de Andalucía era la opción preferida por los votantes del PSOE según una encuesta encargada por LA RAZÓN a NC Report publicada el pasado 2 de junio. El 15,3% de los encuestados se decantó por Susana Díaz. En segundo lugar quedó otra candidata que también ha renunciado a la carrera por el liderazgo del PSOE: Carme Chacón. En tercer lugar, con tan sólo el 8,8% de los ecuestados, se situó Eduardo Madina, candidato ahora mejor situado para hacerse con la Secretaría General de un PSOE que vio ayer cómo su mejor baza se evaporaba.
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