
Caza
Tres años de prisión a un hombre de Badajoz por cazar a una de las aves en mayor riesgo de extinción del mundo
Un juzgado pacense impone pena de cárcel e inhabilitación para cazar al autor de los disparos que acabaron con la vida de cuatro ibis eremitas en Montemolín

El Juzgado de lo Penal número 2 de Badajoz ha condenado a un residente en Montemolín por la muerte de cuatro ibis eremitas, ave incluida entre las especies más amenazadas del planeta.
Los hechos ocurrieron en agosto de 2019 cuando, tras un vuelo de dispersión desde el único núcleo reproductor español de la especie, ubicado en Vejer de la Frontera (Cádiz), un grupo de cinco ejemplares juveniles llegó a la finca del ahora condenado. Allí fueron alcanzados por disparos de carabina de aire comprimido; cuatro murieron y el quinto desapareció sin que se pueda acreditar su muerte por esa causa.
La investigación conjunta del Seprona de la Guardia Civil y agentes de Medio Ambiente localizó los cadáveres con impactos compatibles con el arma intervenida. El propietario de la parcela fue identificado como autor material de los disparos y, tras el juicio, ha sido sentenciado a un año de prisión, 35 meses de inhabilitación especial para cazar o pescar y al pago de 20.000 euros en concepto de indemnización a la Junta de Andalucía, además de las costas procesales.
Una población que se cuenta por decenas
El ibis eremita sobrevive gracias a un proyecto de reintroducción liderado por la Junta de Andalucía y el Zoobotánico de Jerez, ya que la única población silvestre viable habita en Marruecos con escasas doscientas parejas y algo más de setecientos ejemplares. Cada pérdida supone un contratiempo para los censos y un golpe a los años de cría en cautividad y suelta adaptada. La sentencia subraya que la protección penal de la especie responde a su situación crítica y al valor ecológico de cada individuo liberado.
La muerte de los cuatro animales trunca el esfuerzo de seguimiento y el trabajo de conservación que se prolonga desde hace dos décadas. Con la condena se pretende enviar un mensaje disuasorio a quienes puedan ver en el ave un blanco fácil, pese a su escasa talla y su plumaje que muchos describen como poco vistoso. El fallo puede recurrirse ante la Audiencia Provincial, pero la pena queda firme si no se interpone recurso en el plazo legal.
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