
Pediatría
Las 5 claves de una pediatra para manejar las rabietas de los niños
Los niños suelen mostrar actitudes desafiantes, que van desde gritos y llantos hasta comportamientos más agresivos, como lanzar objetos o tirarse al suelo pataleando

Las rabietas infantiles son comportamientos comunes en niños de entre dos y tres años, una etapa en la que la Asociación Española de Pediatría (AEP) asegura que los pequeños experimentan un desarrollo vinculado a un fuerte deseo de independencia. Durante este periodo, los niños suelen mostrar actitudes desafiantes, que van desde gritos y llantos hasta comportamientos más agresivos, como lanzar objetos o tirarse al suelo pataleando.
Según la pediatra Pilar Díaz Pernas, una de las causas fundamentales de las rabietas es la limitación del lenguaje. Los niños, al tener dificultades para expresar sus emociones y necesidades, recurren a este tipo de reacciones. Además, este comportamiento suele ser una fase normal del desarrollo, ya que los pequeños experimentan frustración al no poder comunicar lo que sienten o desean.
Es esencial que los padres aprendan a manejar estas situaciones de manera efectiva, estableciendo límites y ofreciendo un ambiente de calma. No obstante, también deben saber identificar señales que indiquen un posible problema en el desarrollo del niño y diferenciar cuándo las rabietas están dentro de lo que se considera normal.
¿Cómo manejar las rabietas de tu hijo?
Algunas creencias populares, como “le falta disciplina” o “está consentido”, son erróneas y no ayudan a comprender las rabietas. La pediatra Laura Álvarez aclara que las rabietas son un comportamiento natural, ya que la corteza prefrontal, responsable del control de emociones, aún está en desarrollo durante esta etapa. Las rabietas suelen ser desencadenadas por factores como el hambre, el cansancio, la frustración por no poder seguir jugando o las dificultades para comunicarse.
Es común que los padres no sepan cómo reaccionar ante una rabieta. Un error frecuente es intentar ignorarla, lo cual no suele funcionar. La pediatra enfatiza que no se debe dejar solo al niño, ni recurrir a tácticas como el chantaje, la humillación o las amenazas. Tampoco son efectivas las largas explicaciones en momentos de gran excitación.
Para lidiar con una rabieta de manera adecuada, Álvarez recomienda seguir cinco reglas fundamentales:
Mantén la calma: Es crucial que los padres se mantengan tranquilos para transmitir esa serenidad al niño. Recuerda que los niños se regulan emocionalmente a través de los adultos.
Escucha y valida sus emociones: Reconocer y comprender lo que siente el niño es esencial para manejar la situación de forma positiva.
Acompáñalo sin forzar contacto: En lugar de imponer el contacto físico, es preferible respetar el espacio del niño, ofreciéndole apoyo solo si lo desea.
Evita perder la paciencia: Aunque puede resultar complicado, mantener la calma y ser coherente en la reacción ayudará al niño a gestionar mejor la rabieta.
Sé empático y acompáñalo en el proceso: Ayuda al niño a superar la rabieta acompañándolo, hablándole suavemente y mostrándole que sus emociones son entendidas.
En resumen, gestionar las rabietas no se trata de castigar o ignorar, sino de acompañar al niño con comprensión y paciencia, creando un entorno emocionalmente seguro para su desarrollo.
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