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Psiquiatría

Cuando permanentemente te mueres de ansiedad

La ansiedad constante no es una sensación lógica. Si esto sucede es mejor ir a la especialista

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La ansiedad es una sensación normal que experimentamos alguna vez en momentos de peligro o preocupación. Nos sirve para poder reaccionar mejor en momentos difíciles. Desde luego es una reacción absolutamente necesaria para sobrevivir y lógica tenerla en momentos puntuales, es decir, en aquellos que la amígdala cerebral considera que estamos en peligro

Silvia tiene 42 años y 3 hijos con edades comprendidas entre los 5 y 12 años. La semana pasada su marido se llevó a los niños a casa de los abuelos a pasar el día y ella se quedó en casa organizando armarios y preparando asuntos del trabajo. A las cuatro de la tarde decidió llamar a su marido para ver qué tal iba todo y este no cogió el teléfono. Silvia siguió trabajando pero poco a poco su estado de ansiedad comenzó a rumiar pensamientos que no son, en principio, normales. Volvió a llamar a su marido y este, de nuevo, no cogió el móvil. Silvia volvió a la tarea y, aunque aparentemente siguió a lo suyo, comenzó a sentir pensamientos como: ¿y si les ha pasado algo? ¿y si a la vuelta tienen un accidente y nunca más vuelvo a verlos? Enseguida ella misma rechazó esos pensamientos y trató de relajarse pensando en cosas buenas y poniendo música pero no lo logró del todo. Hasta que Silvia escuchó a los niños llegar, no se relajó por completo. El problema de Silvia es una ansiedad generalizada y lo que a ella le pasa no tiene nada que ver con un peligro real pero que ella sí percibe como tal y que, por lo tanto, le hace sufrir.

La ansiedad es una sensación normal que experimentamos alguna vez en momentos de peligro o preocupación. Nos sirve para poder reaccionar mejor en momentos difíciles. Desde luego es una reacción absolutamente necesaria para sobrevivir y lógica tenerla en momentos puntuales, es decir, en aquellos que la amígdala cerebral considera que estamos en peligro. Lo que ya no es normal ni bueno es vivir inmersos en un estado de ansiedad y los españoles la sufrimos ya como primera enfermedad mental por delante incluso de la depresión. Cuando la ansiedad nos acompaña de manera natural sin que medie una existencia real de amenaza, es entonces cuando debemos ponernos manos a la obra porque padecerla hace sufrir lo indecible alterando incluso la convivencia con los demás. Silvia González Parra, psiquiatra, nos lo cuenta.

Cuándo acudir al especialista por la ansiedad

La ansiedad puede llegar a convertirse en un problema si la sentimos con cierta frecuencia sin que parezca haber razón para ello, los síntomas son prolongados y graves o nos impiden hacer lo que queremos. Es entonces cuando debemos acudir a un especialista. Como la ansiedad es una reacción normal, el objetivo no es hacer que desaparezca, sino aprender a controlarla y reducirla a niveles manejables.

Cuando hay dificultades para controlar la ansiedad esta tiende a mantenerse, incluso si no hay causa aparente para ello. Las personas se habitúan a preocuparse en exceso de sus problemas, a esperar dificultades o a evitar situaciones difíciles. En ocasiones hacen cosas que sólo les tranquiliza inicialmente, como extremar el orden o repetir comprobaciones. El cuerpo se acostumbra a estar tenso y se crea un círculo vicioso: como los síntomas son desagradables, la persona se vuelve más sensible a cualquier alteración física, se preocupa continuamente de que le pueda pasar algo, hecho que le hace estar más ansioso.

¿Hay personas predispuestas a tener ansiedad?

Existen algunas personas más vulnerables a padecer ansiedad como aquellas con tendencia a una preocupación excesiva, a reaccionar exageradamente ante las dificultades o que han sufrido experiencias difíciles. A veces, la acumulación de pequeños problemas causa ansiedad.

¿Es cierto que la ansiedad aumenta en primavera y otoño? ¿Por qué?

La ansiedad es el trastorno más sensible a los cambios de tiempo. En primavera y otoño aumentan los casos de ataques de pánico, angustia, pero también de depresión e incluso los suicidios.

Tipos de ansiedad

Existen diferentes tipos de ansiedad patológica:

-Trastorno de ansiedad generalizada: sensación general y constante de preocupación.

-Trastorno de pánico: ataques súbitos de sentimientos de pánico con ansiedad intensa.

-Agorafobia: sentimientos de pánico en los lugares en los que la persona tiene la sensación de no poder salir, escapar o de sentirse desprotegida.

-Trastorno de estrés post traumático: ansiedad intensa tras haber vivido una experiencia aterrorizante que implica amenaza o daño físico.

-Fobia social: ante las situaciones sociales.

-Fobias específicas: ante situaciones muy específicas como la proximidad a determinados animales o la altura.

¿Qué debemos evitar si tenemos ansiedad?

Algunas personas, para tratar de reducir la tensión desagradable de la ansiedad, suelen comer, fumar o beber en exceso. Otras personas evitan las situaciones que le producen ansiedad. De momento, esa estrategia funciona pero a largo plazo el miedo se potencia, la persona pierde la confianza en sí misma y los problemas van en aumento.

¿Cómo podemos controlar la ansiedad?

Para reducir la ansiedad podemos trabajar en diferentes áreas como: Entender lo que nos está pasando, descubrir la causa que ha podido producir la ansiedad y actuar sobre ella. Es fundamental buscar soluciones. El exceso de trabajo o los problemas sin resolver desgastan emocionalmente.

Reducir el estrés. Para ello es importante gestionar el tiempo y realizar descansos regularmente. Hacer ejercicio, aprender a relajarnos, a distraernos o dormir lo suficiente. Revisar las prioridades en la vida, las responsabilidades y ponernos objetivos realistas. No exigirnos demasiado. Ayuda confiar en alguien y no mantener emociones reprimidas.

Llevar una dieta equilibrada, que incluya todos los nutrientes con frutas, vegetales y nueces. Las dietas basadas en alimentos procesados favorecen los déficits de algunos nutrientes que pueden incrementar estos síntomas, como algunas vitaminas, minerales, ácidos grasos poliinsaturados, omega-3 o determinados aminoácidos. Conviene evitar bebidas que tengan cafeína u otros estimulantes. A veces algunos medicamentos como los del resfriado pueden agravar los síntomas.

Aprender a calmarse y pensar más claramente. Reducir las preocupaciones irracionales. Intentar no huir o evitar situaciones difíciles, esperar a que el miedo ceda. El miedo se vence atravesándolo. Practicar ejercicios de relajación. Meditación. Respirar despacio. Uno de los principales trucos para superar la ansiedad es la perseverancia. No podemos dejarnos desanimar por los normales altibajos de la recuperación.

Sobre la autora:

Silvia González Parra ha trabajado durante más de veinte años como especialista en Hospitales y Centros de Salud Mental de la Sanidad pública y privada (trabajo asistencial, investigador y docente). Compagina su labor asistencial con la docencia, siendo profesora Asociada de la Facultad de Medicina de la Universidad Francisco de Vitoria y colaboradora docente de la Facultad de Psicología de la Fundación Universitaria San Pablo CEU y la Universidad Cardenal Cisneros. Es autora y coautora de varios proyectos de investigación, comunicaciones y publicaciones, y ha participado en varios proyectos de investigación, algunos de ellos se reflejan en varias publicaciones de revistas médicas, así como capítulos especializados en libros y comunicaciones (tanto orales como escritas) a diferentes congresos nacionales e internacionales.