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La columna de Carla de la Lá

¿Por qué nos gusta tanto Máxima?

Máxima transmite salud mental, felicidad, naturalidad; Máxima disfruta de la vida y sonríe como una jaca.

¿Por qué nos gusta tanto Máxima?
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Máxima disfruta de una grandísima popularidad en Holanda. Le costó obtener el beneplácito de su suegra pero hoy día es más querida todavía que ella. Ha logrado, entre otras cosas, mejorar la imagen de su marido.

Hoy hablaba con mi mejor amiga de lo que nos gusta Máxima de Holanda. Ella dice que es caballona y yo le digo que lo que está claro es que Máxima come, lo cual habla muy bien de ella. También se cuida y hace sus dietitas de vez en cuando ¿eh?... pero lo diferencial, lo que va definitivamente impreso en su cara, es que es una persona equilibrada.

Máxima transmite salud mental, felicidad, naturalidad; Máxima disfruta de la vida y sonríe como una jaca, abiertamente, admitiendo cierto descontrol, como si la vida fuera una fiesta permanente donde se lo piensa pasar bien. Máxima proyecta alegría de vivir y estará encantada lo mismo de inaugurar un trasatlántico holandés que de irse a Río de Janeiro a aplaudir al equipo de Argentina porque a ella, todo le viene bien.

A su lado, el resto de Royals parecen seres torturados por los medios de comunicación, el peso, la salud, el qué dirán, el ser o no ser, como si pasearan por sus palacios dolientes con una calavera en la palma de la mano... En materia de estética y cirugía, yo supongo que Máxima se habrá hecho sus cosillas, pero no se nota. Ella parece una señora de su edad que ¡chica! le da igual una arruga para arriba que un kilo para abajo. ¡Apuesto a que Máxima es absolutamente desdramatizadora!

Y mira que es regia, porque lo es. Aunque quizá lo mejor y más determinante de Máxima sea ese nombre como de Ridley Scott, ese nombre donde no cabe la escasez, ni física ni psicológica. A mí me fascina la gente majestuosa, la gente máxima, sobre todo si por los azares de la vida deviene en reina. Lo que no me gusta es la gente mínima y desde luego, no queda bien reinar si uno es mínimo.

En materia de moda, sin ser perfecta, no es criticable el vestuario de Máxima de Holanda. Siempre con guantes 3/4 a lo Grace kelly o de sombrerito como Jackie Kennedy, mezclando texturas, pieles, plumas, piedras, estampados, cintas... aunque aún podría satisfacerme mucho más. Y tiene mucha gracia y es muy bonito que haya decidido ser reina de corona de los Reyes Magos, Trono y cetro, miren, yo, que siempre fui republicana, haciendo uso de mi legítimo derecho a llevarme la contraria, creo que más que nunca necesitamos monarcas que nos hechicen a todos desde la superstición de su capa de armiño y que nos den un baño de misticismos y fascinación que nos dejen rubios